En la vida de Jesús podemos ver algunos momentos específicos donde la obra del Espíritu Santo jugó un papel fundamental. Sin duda, Dios permitió que esto quedara plasmado en las Sagradas Escrituras para enseñarnos la obra poderosa que el Espíritu Santo puede hacer también en, y a través de nosotros…
“…Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo”, Heb. 9:14.
El Espíritu Santo fortaleció al Señor para ir a la cruz, el texto nos dice: “mediante el Espíritu eterno se ofreció”, el término “ofreció” del gr. prosféro, significa demás: presentarse ante, llevar a cabo. Entonces el Espíritu Santo lo fortaleció para ir a la cruz. Los discípulos tenían temor de ir a Jerusalén, pero de Jesús la Escritura dice: “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén”, Lc. 9:51, porque está escrito: “no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio”.
Es la fuerza del Espíritu Santo la que te sostiene en las pruebas y momentos difíciles que están en la voluntad de Dios (porque ir a la cruz era parte del camino de Jesús). Ante momentos difíciles y dolorosos de la vida debemos acudir a nuestra comunión con el Espíritu Santo para ser fortalecidos y seguir adelante en el plan divino. Es muy importante tener presente la obra del Espíritu Santo (El Paracletos) en el cristiano.
En la resurrección también vemos la manifestación poderosa del Espíritu: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”, (Rom. 8:11).
El Espíritu Santo levantó a Jesús de entre los muertos, y de la misma manera nos vivifica para caminar en vida nueva (así como un día el Espíritu vino sobre María y engendró a Jesús, también al tercer día, vino sobre Jesús y lo levantó de los muertos). La palabra resurrección (del término griego “anastasis”) significa: levantarse, ponerse de pie, así pues por el Espíritu podemos estar de pie y avanzar, y si tropiezas, por el Espíritu, levántate y avanza, él está contigo.
Reflexión final: Dios es fiel y no desamparó a su Hijo Jesús en el momento más crítico de su vida, sino que lo fortaleció ante la cruz y lo levantó de los muertos por el poder del Espíritu Santo; así mismo podemos estar confiados en el Señor, él nos fortalece por su Espíritu para superar los obstáculos del camino, y levantarnos ante la adversidad. Fortalezcamos nuestra comunión con el Espíritu Santo, y caminaremos en victoria siendo testigos de su obra sobrenatural.