Voz del Tabernáculo

El Espíritu de Inseguridad y la Viudez de la Fe en la Iglesia

Tabernáculo Prensa de Dios invita a reflexionar sobre cómo el falso espíritu de inseguridad amenaza la fe de la iglesia. Este espíritu, al plantar dudas y miedos, disminuye la plenitud que encontramos en el amor, la fe y la esperanza, fundamentos de nuestras almas. La Biblia nos enseña que el crecimiento espiritual es un camino de luchas constantes, un proceso de transformación para alcanzar la medida de la plenitud en Cristo. Sin embargo, hoy, muchos enfrentan un deterioro en sus relaciones y en su paz espiritual, causado por emociones como la culpa, la soledad y el miedo.

La “viudez” no es solo la pérdida de un ser querido; es también la ausencia de paz, esperanza y amor en nuestros corazones. Dentro de la familia, la armonía se construye sobre el amor y el respeto que se fortalecen con la madurez y la experiencia. Cuando no logramos nutrir estas bases, nos encontramos en un estado de “viudez” emocional y espiritual, alejándonos de la comunión con Dios y de la verdadera paz.

Un claro ejemplo bíblico de cómo enfrentar la adversidad con fe es la historia de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8-16). Esta mujer, a pesar de sus escasos recursos, obedeció la voz de Dios al atender al profeta Elías, y Dios proveyó para ella y su hijo abundantemente. Así, vemos que la obediencia y confianza en Dios siempre abren el camino para su provisión.

Hoy día, la iglesia también puede “enviudar” cuando falta obediencia, respeto y amor entre sus miembros. La falta de moral, compasión y sensibilidad espiritual provoca una separación de Dios, y en el cuerpo de Cristo, cuando nos apartamos de los principios bíblicos. Esta viudez espiritual afecta nuestras relaciones, el respeto entre padres e hijos, y hasta el amor entre esposos. Cuando el enfoque se desvía hacia el dinero, la vanidad y los intereses egoístas, la iglesia pierde su verdadera misión.

Es tiempo de retomar el camino de Cristo, de vivir en verdad y en obediencia. Debemos rechazar los ídolos que nos apartan de Dios y evitar el espíritu de división que nos lleva a ver a otros como rivales en lugar de hermanos en la fe.

¡Cristo viene pronto! La iglesia debe vestirse de autoridad y poder, fortaleciéndose en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, con unidad y propósito. Volvamos al corazón del evangelio y recordemos que somos llamados a ser luz y sal para el mundo. Que nuestro enfoque sea siempre Cristo, nuestro Señor y Salvador del Mundo. Gracia y Paz.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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