¿Sabía usted que la Biblia nos da licencia para enojarnos? Pues Pablo lo dice así: “Airaos, pero no pequéis” (Efesios 4:26-27). Mucho tiempo atrás, ya Nehemías había experimentado esta verdad cuando en el capítulo 5:6 dice: “me enojé en gran manera”.
Hagamos un resumen de lo visto hasta acá para entender la reacción de Nehemías. Veámoslo de esta manera. Siempre que el pueblo de Dios tenga un deseo para trabajar, ¡Satanás tendrá una mente para destruir! En el capítulo 2 los enemigos de esta obra, dirigidos por el enemigo mayor, se rieron de ellos para que no hicieran el trabajo.
Se burlaron, los ridiculizaron, los menospreciaron. La respuesta de Nehemías fue ignorarlos. Cuando las personas te ridiculicen y te menosprecien por lo que estás haciendo para el Señor, simplemente ignóralos. La segunda táctica que intentaron fue el desánimo. Vinieron y dijeron: Estás cansado, nunca vas a poder terminar, es inútil, hay demasiada basura.
¿Cuál Fue La Respuesta De Nehemías Ante Esta Otra Táctica?
Pues simplemente remitir al Señor estas amenazas, pero a su vez puso a las personas por familias, diciéndoles seguramente: “Recuerden que el Señor está con nosotros y no nos dejemos llevar por el desánimo”. Pero todavía falta algo más. Lo próximo que hicieron fue amenazarlos con su vida. Los enemigos habían dicho: “Vamos a venir y matarlos cuando no estén mirando”.
Los amenazaron y trataron de asustarlos para que renunciaran. Pero ante esto, la respuesta de Nehemías fue resistirlos. Para eso hizo que la mitad construyera el muro, y la mitad llevará espadas. Así pues, ellos probaron la burla, el desánimo y el peligro. Pero ahora van a enfrentar una situación mayor como fue la división y la discordia interna.
Quiero que observemos este detalle. Hasta ahora no habíamos visto a Nehemías enojado, sin embargo, esta es la nota distintiva de este capítulo 5. Existe un enojo justificado. Veamos por qué nos enojamos y cuáles son los resultados de un enojo que no debe conducirnos a pecar.
EL ENOJO SE ORIGINA CUANDO VEMOS LA INJUSTICIA
EL CLAMOR INDIGNANTE (VERS. 1-2)
EL CLAMOR DE ESTA INJUSTICIA LLEGÓ PRONTO A LOS OÍDOS DE NEHEMÍAS, Y ESO PRODUJO LA REACCIÓN DE SU ENOJO. LO DE ÉL FUE UNA INDIGNACIÓN JUSTIFICABLE. NADA PRODUCE MÁS CORAJE COMO EL HECHO DE LIDIAR CON LA INJUSTICIA QUE, POR LA AVARICIA DE ALGUNOS, MUCHOS VIVEN PASANDO TRABAJO Y EN UNA CONDICIÓN MÍSERA, INCLUYENDO LA FALTA DE COMIDA.
Y en esta visión apreciamos que este clamor no era por alguna actuación de usureros externos, sino los de la propia casa.
Las madres, las que siempre sufren más en estas condiciones porque son las administradoras de las necesidades del hogar, clamaban por “nuestros hijos” y “nuestras hijas”.
El cuadro revelaba que ellos habían pedido prestado grano “para poder comer y vivir”. Pero ¿quiénes eran estos que clamaban? Pues los mismos trabajadores del muro. Los mismos constructores. Como si las burlas y el maltrato sufrido y enfrentado hasta acá de sus enemigos no fueran suficientes, aquellos en posiciones de poder y con más recursos, habían aumentado las cargas de su propia gente.
Esto despertó el enojo necesario en Nehemías. Esto no podía ser tolerado. Esta injusticia debía ser enfrentada. La ironía de esta injusticia es por cuanto los de la misma casa son los responsables.
La Usura Extrema (Verss. 3-4)
Toda explotación contra el hombre debe ser causa de enojo, pero el saber que tu propia gente son los instrumentos para ese aprovechamiento, eso no tiene parangón a la hora de comparar las injusticias que vienen por la usura y la codicia del dinero. Nehemías estaba enojado por el egoísmo de esta gente rica.
Estaba profundamente perturbado por el trato hecho a los pobres. Se estaba a punto de detener todo el proyecto solo por su propio egoísmo y codicia. Qué pudo haber pensado Nehemías frente a todo lo escuchado. Esta podría ser su pregunta: “¿De qué sirve un muro si las personas adentro se están estafando unos a otros? ¿De qué sirve un muro si nos estamos explotando entre nosotros mismos?”. Nehemías no ignoró el problema, lo tomó en serio.
Una aplicación de esto nos lleva a decir, por ejemplo, que, si la armonía de la iglesia o de mi familia está amenazada, debemos enojarnos. ¿Por qué razón? Porque nuestro más grande deber como creyente es proteger la armonía de nuestro hogar, y la de nuestra iglesia, la familia extendida. Es importante recordar que la reconstrucción del muro no creó estos problemas; los reveló. Pero es frente a esto cuando el enojo es necesario. Toda injusticia debiera ser causa de enojo.
Sin Posibilidades De Rescatar Nada (Vers. 5)
La situación de la gente que estaba reconstruyendo el muro no podía ser peor. La manera cómo fueron ultrajados por sus mismos hermanos fue digna de la mayor condenación e indignación de parte de Nehemías. Su enojo fue justificado y necesario. ¿Cuál era la situación?
Por un lado, que tenían que hipotecar sus tierras y sus casas. Después los prestamistas se quedaban con esas propiedades por la falta de pagos. Toda esa situación los había llevado a un estado de esclavitud, pues además de pedir prestado para pagar, muchos habían dado a sus hijos como esclavos para poder solventar la insoportable deuda (vers. 5).
He aquí una ironía ante la que debemos reaccionar. La compasión por los oprimidos, aquellos por los cuales gimen muchos en el mundo, deben poner nuestras almas en el lugar de las suyas y recordarlos en nuestras oraciones, así como nuestro socorro por las cargas que ahora llevan. Pero dejemos a los que no tienen misericordia, esperar su juicio sin misericordia (Santiago 2:13).
EL ENOJO DEBE SER CONTROLADO ANTES DE ACTUAR
El Dominio Propio Del Enojo (Vers. 7)
La primera reacción de Nehemías fue enojarse. Pero antes de hacer cualquier otra cosa se quedó a solas con Dios, oró al respecto, pensó en ello para obtener la perspectiva correcta. He aquí la postura adecuada al momento de enojarnos. Con esta actitud Nehemías nos muestra el valor del dominio propio antes de soltar los “caballos” de nuestro carácter.
Nehemías era un hombre lo suficientemente apasionado como para enojarse; pero lo suficientemente sabio como para meditar en el asunto cuidadosamente y después actuar.
Seguramente en la quietud de su espíritu, le dijo a Dios: “Dios, ¿qué quieres que haga?” Hay momentos en los que no es necesario ir a hablar con nadie más.
Si ejercemos el dominio propio, podemos quedarnos a solas y en la quietud del momento podemos pensar, controlar la rabia antes de actuar. ¿Cuál es el primer riesgo cuando nos enojamos?
Que cuando te enojas, tu primera reacción suele ser incorrecta. Es verdad que el enfado nos afecta, y ese enfado es correcto cuando vemos que el egoísmo está dañando la obra de Dios. Esa fue la experiencia de Nehemías. Así, pues, antes de hacer algo al respecto, haga el paso dos: tómese su tiempo para pensar y orar.
Que El Enojo No Nos Haga Pecar
Santiago nos dice que nosotros debemos ser prontos para oír, tardos para hablar y tardos para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios (Santiago 1:19). Hay una diferencia entre la ira del hombre y la ira de Dios. La ira del hombre es cuando actuamos con venganza, mientras que la ira de Dios es cuando actuamos en justicia.
Esa fue la ira de Nehemías frente a lo oído en medio de su pueblo. Él no pecó al hacer esto. ¿Cuándo el enojo nos hace pecar? Cuando dejo que eso produzca una raíz de amargura. En este caso mi enojo es por mi propio egoísmo, porque alguien no estuvo a la altura de mis expectativas. Muchos líderes que fueron efectivos para el Señor, en un momento de impulso lo arruinaron todo. Perdieron su credibilidad sólo porque eran impulsivos.
Pero el enojo sin pecado es aquel que me lleva a confrontar al pecado mismo. Mire lo que pasó con Nehemías. Ciertamente él no reaccionó de inmediato, pero luego fue y reprendió a los nobles y a los oficiales. Es un hecho que el enojo justificado debe ser contra los que hacen mal. ¿Y acaso no es así cómo actúa la ira de Dios? La ira santa de Dios sacrificó a su propio Hijo para cumplir con su propia justicia contra el pecado.
PENSAMIENTOS ACERCA DEL ENOJO:
“Un desliz del pie puede recuperarse pronto, pero un desliz de la lengua puede que nunca lo supere.”—Franklin, Benjamin
“La ira habita solo en el seno de los necios.”—Albert Einstein
“Si una cosa pequeña tiene el poder de hacerte enojar, ¿no indica eso algo sobre tu tamaño?”—Sydney J. Harris
“Quien te enoja te conquista.”—Elizabeth Kenny
“Habla cuando estés enojado y darás el mejor discurso del que siempre te arrepentirás.”—Ambrose Bierce
“Todo lo que comienza con ira termina en vergüenza.”—Benjamin Franklin
Observemos otra vez la actitud de Nehemías: “Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. Entonces lo medité…” (verss. 6-7). Esta debe ser la actitud correcta ante el enojo.
EL ENOJO SE CANALIZA CON DECISIONES SABIAS
A Través Del Buen Ejemplo (Verss. 8-10)
En estas palabras hay algo muy notorio. Mientras los ricos avaros, los que están siendo confrontados, vendían a los jóvenes que recibían por la deuda, aquí está Nehemías con su ejemplo, hablando de lo que había hecho de rescatar a su gente “conforme a nuestras posibilidades”.
Esto implicaba un fuerte sacrificio económico, en contraste con la avaricia de los judíos al convertirse en propietarios de sus propios hermanos. Aquella coyuntura social no podía ser peor. La continuidad de la reconstrucción del muro está pasando una prueba muy dura, porque se trata de enfrentar una anormalidad generada, no por Sambalat y Tobias, sino por los mismos hermanos judíos y su avaricia.
Nehemías ha apaciguado su enojo y ahora se apresta para vencer esta batalla que implicaba una paralización de la obra. Un buen líder se conoce cuando a la hora de enfrentar una situación, que puede escapársele de las manos, la afronta con su propio ejemplo de una buena administración. En la vida no podemos exigirles a los demás lo que nosotros mismos no damos.
Hay un llamado a obrar de acuerdo con un estilo de vida donde prediquemos con nuestros hechos. No podemos exigir lo que no damos. Cuando esto hacemos, el resultado será lo que vio Nehemías, porque ante su ejemplo: “callaron, pues no tuvieron qué responder”.
Enfrentando La Verdad En Amor (Vers. 11)
En este texto nos encontramos con una confrontación necesaria, producto de un enojo necesario. Nehemías nos muestra los dos lados para enfrentar una situación que demandaba sabiduría. Por un lado, está la firmeza de exigir y demandar a los violadores de la ley de Moisés respecto a la usura, pero también por el mal testimonio que estaban dando ante los demás.
De allí esta reprensión: “No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?” (vers. 9). Pero una vez hecho esto, apela al sentido del deber y a la necesidad de cambiar frente a lo malo que han estado haciendo. ¿Cómo lo hace?
Lo primero es apelando al ruego: “Os ruego que les devolváis hoy sus tierras…”. Otra versión dice: “Devuélvanles hoy mismo sus campos y viñedos…”. No hay en estas palabras un atropello emocional. El enojo no está presente, sino el amor al decir las cosas. Nehemías sabía que la “blanda respuesta quita la ira” (Proverbios 15:1-2), y también “diciendo la verdad en amor” (Efesios 4:15). Cuando esto hacemos logramos que la obra no se detenga.
Los Resultados Visibles De Una Buena Decisión (Vers. 12)
Las palabras “haremos como tú dices” son un reflejo de la manera cómo estos nobles y principales recibieron las palabras de Nehemías. Esto era bueno. Nehemías sabiamente les habló en amor, apelando al sentido del momento histórico que estaban viviendo con respecto a la reconstrucción del muro.
Y la respuesta fue, en efecto, que ellos hicieron lo correcto, admitiendo que habían estado mal. Cuando ya no hay enojo en nuestras palabras al confrontar a un hermano en la situación que sea los resultados pueden sorprendernos. Note cómo esta gente decidió cambiar su actitud.
Actuaron bajo un espíritu enseñable y corregible. La verdad es que muy pocos están dispuestos a admitir que están mal y a hacer lo correcto – especialmente cuando el dinero está involucrado. Nehemías logró un notable cambio de actitud entre los funcionarios y con esto estaba logrando que la obra del Señor no sufriera por causa del mismo pueblo.
Nehemías les hizo jurar para cumplir esa promesa, poniendo a los sacerdotes como testigos, dando como resultado que toda la asamblea dijera: “¡Amén! Todos alabaron al Señor y cumplieron con lo prometido” (vers. 13).
Cada problema, es una oportunidad para que el Señor obre. Eso es lo que vemos en esta historia. En esta historia vemos a un hombre enojado frente a las injusticias hechas a los mismos judíos por sus propios hermanos.
Pero de igual manera el enojo controlado logra resultados impensables. Nehemías nos recuerda que la “blanda respuesta quita la ira”. Y que es cuando nuestro espíritu está controlado que llegamos a tomar sabias decisiones.
Este enojo de Nehemías tuvo que ver con las deudas impagables a las que el pueblo fue sometido por la usura y la avaricia de otros. Y es que la vida parece estar llena de deudas, muchas de ellas impagables, sino vea por qué muchos llegan hasta la bancarrota; pero hay una deuda mayor que todas las demás; hablamos de la deuda por nuestros pecados que ni Nehemías o los demás reyes podían cancelarla, nos referirnos a la deuda de nuestros pecados.
Esa deuda queda cancelada cuando venimos a Cristo en total arrepentimiento, porque irónicamente Dios derramó su ira sobre su Hijo para cancelarla.