Voz del Tabernáculo

El Discernimiento Espiritual. Un Don que No Todos Comprenden

«Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.» (1 Corintios 2-14)

Dios tiene formas únicas de hablarnos, y uno de los dones más poderosos que otorga a sus hijos es el discernimiento espiritual. A través de sueños, visiones y la sensibilidad del Espíritu Santo, podemos percibir cosas que otros no pueden ver. Sin embargo, este conocimiento no siempre es bien recibido, pues el mundo natural está limitado a lo que se puede razonar y comprobar.

El hombre natural, aquel que no ha sido renovado por el Espíritu, vive según su propia lógica y sus sentidos humanos. No puede comprender las verdades espirituales porque estas se revelan únicamente a quienes tienen una conexión con Dios. Aquí radica nuestra lucha: sabemos cosas que otros no pueden entender, pero también aprendemos que no siempre podemos hablar. Hay momentos en los que Dios nos muestra algo y nos pide silencio, no por miedo, sino por amor, para no herir a quienes aún no están preparados para recibirlo.

Jesús mismo dijo: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.» (Mateo 7:6). No todo lo que Dios nos revela es para ser compartido con cualquiera, sino con aquellos que el Espíritu Santo nos indique.

Tener discernimiento es una gran responsabilidad. Nos permite ver más allá de lo evidente, comprender intenciones ocultas y percibir los tiempos espirituales. Pero también nos enseña la importancia del silencio. A veces, la sabiduría no está en hablar, sino en callar y orar, esperando el momento correcto para que Dios haga Su obra.

Si hoy sientes que Dios te ha mostrado cosas profundas y no encuentras con quién compartirlas, no te angusties. El Señor no te ha dado discernimiento para condenar ni para desesperarte, sino para interceder, esperar y actuar con sabiduría. Descansa en Él, porque al final, todo lo que es del Espíritu será entendido por aquellos que caminan en el Espíritu Santo.

Oremos de corazón.
Señor, dame sabiduría para discernir lo que vienes revelando a mi vida. Ayúdame a entender cuándo debo hablar y cuándo debo callar. Que mi corazón no se llene de angustia al ver que otros no comprenden, sino que pueda confiar en Tu tiempo y en Tu propósito. Gracias por el don del discernimiento, que me acerca más a Ti y me permite ver con Tus ojos. Misericordia, Gracia y Paz.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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