
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Romanos 13-11-12
Vivimos tiempos en los que el ruido del mundo adormece el espíritu. Sin embargo, la Palabra nos sacude con amor y autoridad: «Ya es hora de levantarnos del sueño.» No se trata solo de estar despiertos físicamente, sino espiritualmente atentos, sensibles a lo que Dios está haciendo y lo que el enemigo está intentando distraer.
La noche —símbolo de ignorancia, pecado y apatía— está avanzada. Pero lo glorioso es que “el día se acerca”. Se acerca Cristo, se acerca la redención, se acerca el cumplimiento de promesas que hemos creído. Por eso, es tiempo de desechar las obras de las tinieblas: la duda, la indiferencia, el temor, la pasividad.
Es tiempo de vestirnos con las armas de la luz: la fe, la esperanza, la verdad, la justicia, el evangelio de la paz. Estas son nuestras vestiduras y también nuestras armas para este tiempo final.
El regreso de Cristo es una verdad ineludible que no puede ser ignorada. Los creyentes deben despertar del letargo espiritual y vivir con la certeza de que nuestro Señor Jesucristo volverá pronto. Esta certeza nos impulsa a estar preparados, a vivir en santidad, a acumular tesoros en los cielos y a asegurar la salvación de nuestras familias. Que esta verdad ineludible sea una motivación para vivir cada día con propósito, obediencia y esperanza, mientras aguardamos con gozo la venida de nuestro Salvador.