ISAÍAS 35:1-4 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. 2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Hace muchos años atrás el ex primer ministro de Israel, David Ben Gurion, expresó cuál era uno de sus sueños: HACER FLORECER EL DESIERTO.
Ese sueño tenía una base Bíblica, pues ya nuestro Dios había declarado que el desierto iba a florecer como la rosa, pero para un país como Israel en el cual el 60% de su territorio es desierto, parecía algo casi imposible, pero EN LA ACTUALIDAD ISRAEL ES UNO DE LOS PRINCIPALES PRODUCTORES EN EL MUNDO DE FLORES Y FRUTAS CULTIVADOS DIRECTAMENTE EN EL DESIERTO.
Pero tenemos que saber que esa profecía no es solamente para los desiertos de Israel, sino también para nuestra vida, y para nuestra familia para los tiempos de desierto que cada uno de nosotros enfrentamos, hoy al igual que David Ben Gurion nosotros también debemos anhelar HACER FLORECER A NUESTRA FAMILIA EN EL DESIERTO, es decir, que aun en los tiempos de escasez, de enfermedad, de soledad, de crisis, nosotros podamos florecer y fructificar para la gloria de nuestro Dios y para bendición de nuestra vida.
Respondamos entonces por medio de la palabra de nuestro Dios: ¿Que necesitamos para hacer florecer nuestro desierto?
I) NECESITAMOS CAMBIAR PRIMERAMENTE NUESTRA ACTITUD
(VS 3-4) Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Necesitamos comprender que para poder transformar nuestro exterior, lo primero que tenemos que transformar es nuestro interior, nuestro corazón, y para eso tenemos que creer y confiar que nuestro Dios traerá tiempos mejores para nuestra vida, independientemente de lo que hoy estemos viviendo.
En lugar de tener una actitud de derrota tenemos que tener claro dos verdades muy importantes:
Job 19:25 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
Salmos 56:9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
II) NECESITAMOS ATREVERNOS A SEMBRAR AÚN EN EL DESIERTO
(JEREMÍAS 2:2) Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
Tal como lo dice el texto, los desiertos son tierras no sembradas, ¿Como Israel pudo hacer florecer y fructificar su desierto? ¡¡porque se atrevió a sembrar ahí donde nadie siembra!! Por lo tanto nosotros, ¿Cómo vamos a hacer florecer nuestro desierto? ¡SEMBRANDO!.
Sembrando con fe nuestras oraciones, sembrando con fe nuestra adoración, sembrando con fe nuestras lágrimas delante del Señor (Salmos 126:5) Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Sembrando con fe en el Reino de Dios con nuestras finanzas aún en tiempos de escasez (2 Corintios 9:6) Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
Sembrar sin cansarnos de hacer lo bueno por nuestra familia aunque no parezca que esté dando los resultados esperados (Gálatas 6:9) No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Pero tenemos que tener claro que de nada sirve sembrar junto al camino porque es terreno esteril, tenemos que caminar y permanecer EN EL CAMINO DE DIOS (Marcos 4:4) y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.
III) NECESITAMOS APROVECHAR AL MÁXIMO LOS RECURSOS LIMITADOS
(EFESIOS 5:15-16) Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Uno de los mayores secretos del éxito de Israel para hacer florecer su desierto es que han sabido aprovechar al máximo sus recursos limitados, han aprovechado al máximo la poca cantidad de agua que tienen y han sabido aprovechar al máximo su territorio.
En nuestra vida, ¿Cuál es el recurso más limitado que tenemos que aprovechar? ¡NUESTRO TIEMPO! No desperdiciemos nuestro tiempo quejándonos ni murmurando. Tenemos que ser sabios y aprovechar nuestro tiempo buscando al Señor, orando, congregandonos, y dedicando tiempo de calidad a nuestra familia, a nuestro matrimonio y a nuestros hijos e hijas.
CONCLUSIÓN: Para que nuestras familias florezcan en tiempos de desierto, debemos cambiar nuestra actitud, atrevernos a sembrar en fe y aprovechar al máximo los recursos limitados que Dios nos ha dado. Al confiar en el Señor y actuar con diligencia, podemos transformar cualquier desierto en un jardín fértil, lleno de bendición y gozo.