
Vivimos tiempos en los que el corazón humano se siente más cargado que nunca. Hay descuido espiritual, ataduras emocionales y una peligrosa distancia del Espíritu Santo. Pero aun en medio de este escenario, Dios nos recuerda que Su Palabra sigue siendo guía, fortaleza y dirección.
El llamado es claro y urgente:
“Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41).
Despertar espiritualmente es vital. Cristo viene pronto, y Su venida será repentina,
“como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:2).
Dios no se ha olvidado de nosotros. El Espíritu Santo nos está llamando a volver, a encender nuevamente la llama que la tibieza apagó, a vivir con entrega, convicción y obediencia.
Que nuestras lámparas permanezcan llenas del aceite de la fe, la intimidad con Dios y la búsqueda sincera de Su voluntad.
Que nada nos distraiga del propósito eterno.
Señor, despierta en nosotros un corazón vigilante.
Renuévame con Tu Espíritu Santo.
Que estemos listos para Tu venida gloriosa.
Cristo viene.
La alerta ya fue dada.
¿Estamos listos?