En nuestra última meditación iniciamos un pequeño estudio de la vida del rey David y específicamente enfocamos el episodio de su adulterio y luego de su asesinato de Urías, el esposo de Betsabé con el cual el rey David había tenido una relación adúltera que había resultado en el embarazo de esta mujer y hablamos acerca del Dios de justicia, el Dios de santidad.
Examinamos el costo terrible que tiene el pecado en la vida del ser humano, vimos que el pecado afecta nuestra conciencia, afecta nuestra relación con el Padre Celestial y le da lugar al diablo también para hacer estragos en nuestra vida y para acusarnos delante de Dios, por lo tanto el pecado siempre es costoso.
Yo creo que una de las razones por las cuales nosotros debemos siempre estar concientes de la santidad y una de las razones por las cuales nosotros tenemos que hablarle a la gente acerca del llamado de Dios para la santidad y creo que también una de las maneras inteligentes de presentar el llamado a la santidad es explicándoles a las personas el costo terrible que tiene el pecado.
Muchas veces simplemente llamamos a la gente a portarse bien y a hacer las cosas bien y a no pecar pero no les damos razones por las cuales es importante esto y no les hacemos lógico y necesario el conducirnos en una forma correcta y santa delante de Dios y delante de los hombres, y por lo tanto perdemos una buena oportunidad de hacer esto sino que simplemente le metemos a la gente el miedo del infierno, el miedo de la condenación, fuego y azufre pero hoy en día en el siglo XXI la gente ya está inoculada contra ese tipo de predicación primitiva.
Lo que hace es que se empecinan más y se endurecen más y más resienten la predicación de la Iglesia y menos los alcanzamos para los caminos del Evangelio. Una de las cosas que tenemos que hacer nosotros los cristianos cuando le hablamos a la gente es llamarlos a la santidad pero llamarlos a la santidad porque la santidad es bella, es buena, porque es positiva, porque conduce a una vida de paz, de limpieza personal, de prosperidad y de buena relación con Dios y con los demás.
Como dice la Biblia ¿no? que: «Tenemos que alabar a Jehová en la hermosura de la santidad.» Muchas veces no le dejamos claro a la gente que la santidad es hermosa y que por eso debemos perseguirla, que la santidad conduce a la bendición mientras que el pecado conduce al sufrimiento, y entonces vemos en la vida de David ejemplificado esto.
Recuerden lo que dice el pasaje acerca del fruto del espíritu ¿no? dice que las obras de la carne producen entre otras cosas: «Contiendas, pleitos, celos, disensiones, homicidios, envidias y cosas semejantes a estas» entre otras cosas ¿no? «Pero el fruto del Espíritu produce amor, gozo, paz, paciencia, benignidad y contra tales cosas no hay condenación» no hay ley, no hay acusación de parte del diablo.
Y por eso es que nosotros tenemos que llamar a la gente a la santidad porque produce familias bendecidas, produce padres amorosos, produce hijos saludables, produce matrimonios agradables, hogares que son refugio para la gente cuando llega de la calle con todas sus luchas y amenazas y demandas. La santidad es hermosa, el pecado es horrible y en la vida de David se ve eso.
Pero lo que me toca es que cuando Dios denuncia a David a través del profeta Natán, usted lo puede leer después cuando David se arrepiente, reconoce que ha pecado y sabe que Dios ha sacado a la luz su pecado y que ha visto todo, David enseguida se humilla y reconoce que ha pecado y de ahí tenemos ese hermoso Salmo: «Ten piedad de mí oh Dios conforme a Tu misericordia. Conforme a la multitud de Tus piedades borra mis rebeliones. Lava más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado está siempre delante de mí.
David escribió este hermoso Salmo como consecuencia de su pecado y David se humilla de una manera profunda. Lo interesante es que David en ese momento se humilla y en ese momento Dios le dice: no te preocupes no morirás, Yo te he perdonado. Si vemos aquí Dios habría podido enjuiciar a David en una forma terrible; este hombre había abusado de su autoridad gubernamental, probablemente había violado a esta mujer o por lo menos la había intimidado a tener relaciones sexuales con él, había mandado a matar a uno de sus generales más leales, se había involucrado en un complot gubernamental y había metido a otros hombres en un complot para matar a un hombre.
Y por último Dios le dice que había desprestigiado la reputación de Dios porque otros, sus enemigos habían visto lo que había pasado y de alguna manera se habían enterado y había traído esto deshonra al prestigio de la fe hebrea y del Dios de los hebreos. Algo terrible que ameritaba la muerte, ameritaba la cárcel por lo menos, ameritaba que David fuera quitado de su trono y sin embargo Dios en Su misericordia no hace ninguna de estas cosas, le dice: Te voy a perdonar, voy a tener misericordia de ti.
El Dios de la bondad, el Dios de la misericordia, el Dios de la gracia. Interesantemente Dios sí le dice a David que como consecuencia de este pecado que había sido hecho en una forma tan pública y que había traído tanta pérdida y que había sido tan profundo y tan terrible iban a haber unas consecuencias. El niño que había surgido de esa relación adúltera, ilícita y que había sido como expresión de algo tan ilegítimo y tan pecaminoso iba a morir y sabemos que ese niño se fue directamente al seno de la Gracia de Dios y un día lo veremos allá arriba probablemente, lo conoceremos. Dios lo retiró soberanamente porque Él tiene poder para hacer eso y también le dijo a David que iban a haber unas consecuencias a lo largo de su linaje y que la espada iba a estar allí presente por mucho tiempo en sus generaciones.
Y vemos después en el caso de Absalón y todas las cosas que luego suceden, lo que David hizo en privado desgraciadamente luego le sucedió en público porque él también fue objeto del abuso de sus mujeres por medio de Absalón su hijo, una terrible situación y David sufrió mucho como consecuencia de esto.
Lo maravilloso es que Dios nunca lo destruyó y David mantuvo su reinado y David siempre gozó de la bondad, del amor y de la misericordia de Dios pero también hubo juicio y hubo pérdida. Pero me conmueve ese balance que yo veo en la manera que Dios trata, la manera tan sutil, tan matizada, tan paternal donde Dios mezcla Su justicia y Su misericordia también, Su bondad, Su perdón.
Vemos las dos cosas en juego aquí, en función en este triste episodio en la vida de David y nuestras iglesias tienen que ser ejemplo y expresión de ese trato complejo de Dios también. Dios les bendiga.