1 CORINTIOS 12:31 Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.
Estamos por celebrar el día del amor y de la amistad y seguramente muchas parejas recordarán el camino que han recorrido en la historia de su relación, y eso les recuerda el amor que los ha ayudado a caminar por todo ese camino.
Seguramente cuando una pareja recuerda el camino que han recorrido juntos lo dividirán en momentos importantes que marcaron su camino, que marcaron su historia, posiblemente esos momentos importantes serían: El día que se conocieron, el día que se hicieron novios, el día que se comprometieron y el día de su matrimonio y quizas podran recordar algunas otras fechas especiales.
Pero tenemos que saber que, en el camino del amor, es decir ese camino del amor de Dios manifestado a nuestra vida, solamente encontraremos TRES MOMENTOS HISTÓRICOS que nos permiten comprender el gran amor de Dios para con nosotros.
Esos momentos históricos están definidos por tres cosas: EL PESEBRE, LA CRUZ Y LA TUMBA VACÍA.
Veamos cada uno de ellos y comprendamos porque representan verdaderamente el amor de Dios por cada uno de nosotros:
EL PESEBRE (2 CORINTIOS 8:9) Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
El pesebre nos recuerda que nuestro Señor Jesucristo estuvo dispuesto a dejarlo todo por amor a nosotros, a dejar su trono, su gloria, su majestad, y se hizo hombre, y siendo rico, rey de Reyes, se hizo pobre, naciendo en un pesebre, en humildad y en pobreza.
El pesebre nos habla de todo aquello de lo cual nuestro Señor Jesucristo se despojó por amor a cada uno de nosotros (Filipenses 2:5-7) Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
LA CRUZ (ROMANOS 5:8) Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Posiblemente alguien puede decir ¿Por qué la muerte de Jesús es una muestra de amor para mi vida? Y es que no es la muerte de Jesús en sí misma lo que nos muestra el gran amor de Dios por nosotros, sino lo que esa muerte hizo por nosotros, es decir, lo que por medio de su muerte Jesús hizo por nuestra vida.
ILUSTRACIÓN: Si yo estoy en un malecón muy alto sobre el mar y alguien se lanza al vacío y mientras va cayendo grita “voy a morir por amor a ti” seguramente NO me parecerá un acto de amor, sino simplemente me parecerá algo extraño, algo que no tiene sentido. Pero si me estoy ahogando en el mar y alguien se lanza desde el malecón y muere para salvarme, entonces comprenderé perfectamente que si alguien está dispuesto a sacrificarse y a morir para salvarme es verdaderamente un acto de amor hacia mi vida.
La cruz es un ACTO DE AMOR, pero no solamente por la muerte de Jesús en sí misma, sino por todo lo que su muerte representa para nosotros: La salvación, el perdón de nuestros pecados, y el pago por nuestra redención. Porque estando nosotros muertos en delitos y pecados, con su muerte nos dio vida (Colosenses 2:13)
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
LA TUMBA VACÍA (1 CORINTIOS 15:55) ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Toda la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo está basada en su amor para nosotros, y la resurrección es la muestra más grande de la victoria del amor por sobre la muerte, por sobre la tumba, y por sobre satanás.
Nuestro Señor Jesucristo fue llevado a la muerte primeramente por nuestros pecados, pero también por el odio de satanás, y de todos aquellos que fueron confrontados con su predicación. Fue castigado con odio, fue menospreciado con odio, fue crucificado con odio, y murió experimentando el odio de todos aquellos que lo rechazaron.
Pero la tumba vacía, su resurrección es la victoria del amor por sobre el odio, por sobre la maldad, y por sobre todos aquellos que quieren dañarnos.
Es por eso que la palabra de Dios nos enseña que no hay poder más grande que el amor (1 Corintios 13:13) Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
PERO TAMBIÉN TENEMOS QUE SABER QUE LA PALABRA DE DIOS NOS HACE UN LLAMADO A CADA UNO DE NOSOTROS (1 JUAN 3:13) En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
La palabra de Dios nos llama a caminar por el camino del amor, y estar dispuestos a poner nuestra vida por los hermanos, a poner nuestra vida en servicio a nuestros hermanos, a poner nuestra vida para ayudar a nuestros hermanos, porque ¿Si no estamos dispuestos a poner nuestra vida por los hermanos, como vamos a estar dispuestos a poner nuestra vida por aquellos que no son hijos de Dios?
Para poder hacer esto nosotros necesitamos también esos tres momentos de la vida de nuestro Señor Jesucristo:
EL PESEBRE: Nos recuerda que necesitamos NACER DE NUEVO, si no hemos nacido de nuevo el amor de Dios no puede manifestarse por medio de nuestra vida (Juan 3:6-7) Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, [a] espíritu es. 7 no te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
LA CRUZ: Nos recuerda que necesitamos estar dispuestos a morir a nosotros mismos, a nuestra soberbia, a nuestro ego, a nuestra vanidad, para poder amar y servir a los demás (Gálatas 2:20) Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
LA TUMBA VACÍA: Nos recuerda que hemos muerto y resucitado en Cristo para vivir en vida nueva, haciendo su voluntad, para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Romanos 6:4) Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.