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El balance entre los instrumentos que usamos

En esta meditación quiero tomar un momento para regresar al tema que originalmente nos llevó a esta serie de mensajes sobre el balance de la misericordia y la gracia, y la santidad y la verdad por otra.

Ustedes recordarán que hace unas semanas escribimos y hablamos acerca de el problema de la homosexualidad y el avance de este mal tan dañino que está creando tanto desorden en la cultura moderna y que yo creo que es una de las grandes, grandes amenazas contra la salud de la humanidad en este tiempo, contra la Iglesia de Jesucristo y nuestros hijos, y las futuras generaciones.

Y por eso, las iglesias, los líderes cristianos tenemos que estar muy alertas y muy bien informados acerca de este fenómeno de la homosexualidad y del matrimonio homosexual, porque si Dios no cambia las cosas yo estoy convencido de que en el futuro la homosexualidad irá creciendo, haciéndose más y más dañina, atrincherándose más y más en las estructuras de la cultura y veremos una cantidad creciente de personas practicando este pecado tan destructivo y tan dañino, y por eso es que debemos saber cómo tratar con él.

Y debido a esto yo he querido explicar ese balance que debemos tener en este siglo XXI que con el tiempo manifestará más pecados horribles y destructivos, y que producirá gente tan atada a estos comportamientos pecaminosos que se requerirá mucho trabajo para poder sanarlos y sacarlos de esta trinchera en la que se han metido, y que requerirá una Iglesia Madre, una Iglesia maternal, una Iglesia consejera, discipuladora, maestra y pastora que pueda pastorear estas vidas destruidas cuando lleguen a nuestros templos buscando liberación, y si encuentran una Iglesia farisáica, legalista y exigente con el azote en la mano nunca vamos a poder sanar estas vidas, y se requiere por lo tanto una actitud como la de Cristo para poder lidiar con esto.

La homosexualidad es un mal que cuando se practica y se mete en las estructuras del cerebro y de las emociones, y que muchas veces ya de por sí es producto de unas deformaciones que vienen desde la niñez, y aún de maldiciones generacionales, de abusos sexuales que sufren estas personas y de distorsiones en la vida familiar, por esto la homosexualidad resulta tan difícil de romper una vez que se ha arraigado en la mentalidad del individuo.

Y si tratamos de tomar a esta gente y someterlos a un régimen de inmediata liberación, y de romper estas prácticas vamos a descubrir que vamos a fracasar una y otra, y otra vez. No tengo tiempo para probar esto pero, después de haber estudiado este fenómeno largas veces, después de tratar con gente en mi propia Iglesia que padecen de esta enfermedad digamos, después de observar tantos diferentes ministerios, de leer literatura sobre psicología y consejería cristiana, y de observar otros ministerios que tratan con este tema, puedo decirles con toda confianza y espero que ustedes me crean, que este es un asunto que debemos tratar con mucha, mucha sutileza y con una sabiduría de parte de Dios muy grande.

Los machetes en estos casos no sirven para mucho, se requieren unos bisturíes bien delicados y unas herramientas quirúrgicas muy sutiles que vengan de la Palabra del Señor para poder tratar con estos males efectivamente, y por eso es que hemos hablado del balance que se requiere entre una cosa y la otra.

Los asuntos de la pornografía, las adicciones sexuales, la homosexualidad, los matrimonios homosexuales, los cambios hoy en día que se opera la gente inclusive físicamente con operaciones para convertirse de hombre a mujer o de mujer a hombre y que produce unas terribles transformaciones en la estructura misma del cerebro humano y de la cablería nerviosa del individuo, requieren que surjan ministerios muy entendidos en esto, que por una parte hagan uso de la guerra espiritual y la reprensión de los demonios, y de los instrumentos de la liberación, pero que por otra parte también sepan que se requiere también los instrumentos de la consejería, de la paciencia, del amor, de entender que esta gente va a pasar por tiempos de caer y recaer, y volver a levantarse y recaer hasta que finalmente la imagen de Cristo sea afirmada en ellos.

Si no estamos dispuestos a hacer esto y si en vez de esto preferimos los esquemas primitivos de tanta iglesia legalista hoy en día y falsamente santa, en vez de tener los instrumentos y las actitudes que vemos en Cristo Jesús vamos a producir gente más neurótica y más endiablada por así decirlo de lo que eran cuando entraron a nuestras iglesias.

Y por eso, muchas veces, si no combinamos ese balance produciremos gente como decía Jesucristo de los fariseos, haremos a la gente doblemente hijos del infierno de lo que eran antes que entraran a nuestras iglesias.

Quiera el Señor mostrarnos a través de Su Palabra cómo ayudar al homosexual, a la persona que está adicta a la pornografía, al alcohólico, a la persona atrincherada en los patrones del resentimiento, la depresión, la ansiedad y el abuso sexual, y las memorias que vienen asociadas con todo esto, para tratar con estos males tan típicos del siglo XXI; personas que han usado drogas por ejemplo, alucinogénicas, personas que han estado metidos en el ocultismo y en la brujería por ejemplo, bien metidos en esto, para tratar con todos estos géneros se necesitará ayuno y oración pero también mucho entendimiento sobre las dinámicas de la psicología y del alma humana y de las emociones.

Quiera Dios ayudarnos a entender estas cosas y producir ministerios que tengan estos dos instrumentos en sus manos. Dios les bendiga y hasta nuestra próxima meditación.

Fuente:
predicas

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