Introducción
(Alimento Corporal)
Los hebreos se alimentaban principalmente de pan y de los productos de su ganado, como leche fresca o agria y carnes en ocasiones (Gn. 18:7-8 y Ju. 5:35). En su estado nómada también comían miel silvestre (Ju. 14:8-9). Después de la conquista de Canaán completaron su alimentación con los productos de huertos, viñas y campos: lentejas, calabacines, habas, garbanzos, grano tostado (2Sam. 17:28). Grandes higos, uvas, pasas, aceitunas, etc. (Núm. 13:23 y Mt. 7:16). Usaban mosto y el vinagre, también comían pescado, langostas y huevos, ya esto en los días del Nuevo Testamento. Las comidas mas simples eran pan y lentejas, pan y vino, grano tostado y vinagre (Gn. 23:34, 14:18 y Rut 2:14). En la antigüedad Abraham ofreció a sus huéspedes; mantequilla, leche, tortas de flor de harina, y carne de becerro (Gn. 18:3-8). En los días de Cristo el pan era una dieta muy común, los pobres comían carne a veces. El hecho que el Señor le diera a comer del pan y el pescado multiplicado al pueblo, comprendía un banquete para los pobres, que comieron hasta saciarse (Mt. 14:13-21 y 15:32-39).
ALIMENTO ESPIRITUAL
La base del alimento espiritual en el Israel histórico comprendió la ley de Moisés, los escritos, profetas anteriores, y profetas posteriores. La educación Bíblica se llevó a cabo en el hogar y en el 1er. Y 2do. Templo. En las tres fiestas de peregrinaciones: Panes sin levadura y pascua, pentecostés, y tabernáculos. Desde los días de Esdras las sinagogas cumplieron un rol de formación y nutrición espiritual importantísimo en las comunidades. Jesús mismo y sus apóstoles incluyendo a Pablo tuvieron una formación fundamental en las sinagogas donde se criaron, ya que aun fuera de Israel los judíos de la diáspora tenían sus sinagogas, lo que permanece hasta hoy con casi 20 siglos sin templo.
Alimento Espiritual de Los Cristianos
El Nuevo Testamento enseña 3 clases de alimento espiritual para el creyente.
La Leche Espiritual: Pablo dice a los Corintios: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aun no erais capaces; ni sois capaces todavía. (1Co. 3:1-2). Desead como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación (1P. 2:2). Habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche. (Heb. 5:12b). Y todo el que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia porque es niño (Heb. 5:13).
Vianda (Víveres). Pablo dice a los Corintios: Os di a beber leche y no vianda; porque aun no erais capaces; ni sois capaces todavía (1Co. 3:2). El Escritor a los Hebreos dice de la vianda de malas enseñanzas: No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas (Heb. 13:9).
Alimento Solido. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Hch. 5:12 y14).
El alimento espiritual es demandado de acuerdo a la estatura espiritual del creyente. Los niños espirituales consumen leche, que comprende la revelación más básica de la palabra de Dios. Los que tienen más crecimiento consumen vianda, palabras de ciencia escritural de mayor profundidad. Y creyentes maduros demandan alimento sólido, un nivel de revelación de la palabra de Dios de gran desarrollo.
En este sentido, habla el apóstol Juan cuando alude a los hijitos refiriéndose a los niños espirituales (1Jn. 2:1,12,13,18 y 28). En este contexto se refiere a los jóvenes, no de edad, sino en estatura espiritual, son aquellos que no son niños, ni creyentes maduros. (1Jn. 2:13 y 14). Y por último el apóstol del amor hace alusión a los padres para referirse a creyentes maduros con desarrollo espiritual (1Jn. 2:13-14). Tanto los hijitos, como los jóvenes y los padres necesitan ser alimentados espiritualmente para su provecho y edificación.
A Propósito de Crecimiento Espiritual
El apóstol Pedro declara: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amen (1P. 3:18).
En tanto que Pablo dice a los Corintios: Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento (1Co. 3:6-7). Dios es el Dios del crecimiento en volumen y amplitud, así como en estatura espiritual.
Y en su impresivo a los Efesios dice: Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquier de todo viento de doctrina, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo. De quien todo el cuerpo… recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef. 4:13-16).
El cristiano está llamado a crecer, pero se crece con un buen y equilibrado alimento de la palabra de Dios. Una palabra de ciencia y de sabiduría, llena de frescura, belleza y hermosura, y un corazón abierto para recibir y obedecer.
Creyentes de diferentes estaturas, necesitan alimento espiritual de acuerdo a su crecimiento. Jesús dijo: Escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt. 4:4), citando a Dt. 8:3.
En el desierto donde caía el Maná, cada familia lo recogía conforme al número de personas en la familia. Si eran pocos (así lo recogía), si era una familia promedio (de forma racional), pero si era una familia numerosa recogía mucho Maná. (Ex. 16:4-5 y 14-18). (Un gomer por cabeza cada día), hoy necesitamos alimento espiritual, y ese alimento de nuestro espíritu es la palabra de Dios, se nutre el alma de esa bendita palabra.
De los que nutren.
En Job dice: Ciertamente el oído distingue las palabras, y el paladar gusta las viandas (Jo. 12:11), porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta lo que come (Job 34:3). El oído espiritual (no es tener oreja), es oído horadado, circuncidado por el Espíritu Santo y entrenado por el uso, para probar, distinguir y discernir las palabras del que predica o enseña.
Pablo dice a los Efesios: Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. (Ef. 4:7-8). Los dones son para la iglesia, aún para los creyentes con poco crecimiento en función de la ascensión a los cielos del Señor Jesús, triunfante y victorioso. Ahora bien para nutrir a su pueblo el Señor ha dado dones ministeriales a creyentes con llamados destacados, a los cuales ha procesado, equipado, entrenado y preparado, para el oficio ministerial a fin de ser instrumentos de bendición a su iglesia.
En su impresivo a los Efesios, el apóstol de los gentiles dice: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12). Significa que el Señor mismo en base a su ascensión constituye a hombres y mujeres dones, con gracias y capacidades destacadas para servir en el sagrado oficio ministerial, a fin de perfeccionar a los santos, mediante la impartición de palabras de ciencia, de revelación, consejo y sabiduría espiritual. De manera que estas vasijas idóneas son usadas por el Espíritu Santo para alimentar, nutrir y edificar a los creyentes, son hombres y mujeres que Dios usa para darle crecimiento y desarrollo espiritual a su pueblo. Los cuales tienen un sano y profundo fundamento de la palabra de Dios en sus corazones.
Atesorando lo Nuevo y Lo Viejo
Dice en Cantares: Me llevó, a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor. Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas (Cant. 2:4-5).
El Señor llevó a su amada a la casa del banquete con la bandera insignia de su Reino que es el amor. Ella es sustentada con pasas y confortada con la frescura de las manzanas. Trata de escrituras más antiguas y recientes (las pasas, son uvas secas y simboliza las palabras proféticas del Antiguo Testamento. En tanto que las manzanas comprenden las enseñanzas del Señor Jesús las cuales aún se mantienen llenas de frescura, hermosura y belleza.
En la parábola de tesoros nuevos y viejos el Señor le dijo a sus discípulos: Todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padres de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. (Mt. 13:2). Jesús le había explicado las parábolas del sembrador y del trigo y la cizaña. Además, le había referido las parábolas de la semilla de mostaza, de la levadura, tesoro escondido, perla de gran precio y la red. Cuando el Señor le pregunta que si entendieron, responde, sí, Señor (Mt. 13:31). Lo que significa que debían compartirlo con otros. Debían ser canales de bendición para muchos. Los doce eran ahora escribas instruidos en el reino de los cielos. Maestros e intérpretes de la verdad. Cada uno de ellos era semejante a un amo de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
En el Antiguo Testamento tenían un rico depósito de lo que podríamos llamar viejas verdades. En tanto, que en las enseñanzas parabólicas de Jesús, acababan de recibir lo que era totalmente nuevo. Y ellos ahora debían impartir a otros las profundas verdades extraídas de esta inmensa tesorería de conocimiento. Que las añejas y frescas verdades del conocimiento de Jesucristo sea el alimento espiritual preferido por el pueblo de Dios de esta generación.
Reflexión Final
Es preocupante que muchos altares de templos de ésta generación hayan sido tomados para emociones desbordadas, caprichos y palabras proféticas falsas. También para comedias seculares, cuentos y show mundanos, para exaltar a mammón el dios del dinero, culto a la personalidad, palabras del mal agüero y servir malas enseñanzas. En fin cuestiones meramente humanas y venerosas que destruyen la obra de Dios, tales cosas no producen edificación ni crecimiento espiritual.
El profeta Jeremías dice por voz de Dios: El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. (Jer. 23:28). La paja no alimenta ni sostiene, no nutre ni da crecimiento. La paja es la palabra de los hombres que producen confusión, ceguera y muerte, con ellas estamos perdidos.
En tanto, que el trigo simboliza el pan espiritual verdadero. Volvamos al alimento espiritual auténtico que es la voz de Dios en su palabra, para que seamos creyentes de espiritualidad verdadera. Nutridos con la palabra de verdad a fin de que crezcamos en dirección a la estatura de varón perfecto. ¡Es el tiempo! Gracia y Paz.