JOB 14:8-9 Es triste darnos cuenta de que hay personas que parecieran que están muertos en vida, y en realidad, aunque están vivos en su interior están muriendo, en su interior se están secando, son esas personas que viven amargadas, deprimidas, que dicen que su vida no tiene sentido, que muchas veces aparentan alegría en el exterior, pero su interior está lleno de tristeza.
Son personas como lo dice el versículo 8, que tienen su raíz envejecida, es decir su interior, está seco, y por eso su exterior es como un tronco muerto, sin frutos.
Lastimosamente muchas personas tienen el nombre de cristiano, pero están muertos en su interior o están muriendo en su interior (Apocalipsis 3:1)
Son personas que las vemos en las iglesias, que posiblemente pueden servir en una iglesia, tienen nombre de ser cristianos, pero su interior está seco, su vida es árida, sin frutos, sin gozo, sin paz, sin poder disfrutar las bendiciones espirituales de nuestro Dios.
Pero ¿Por qué pasa eso en la vida de muchas personas?
Principalmente pasa por dos razones:
PORQUE NUESTRO CORAZÓN SE HA ALEJADO DE DIOS (JEREMIAS 2:13)
Un cristiano puede congregarse en una iglesia y su corazón estar lejos de Dios, y tenemos que comprender que nuestro corazón es como una planta que para vivir necesita del sol y del agua.
¿Qué pasa con una planta que no recibe sol ni agua? Seguramente tarde o temprano se secará y morirá.
Lo mismo pasa con nuestra vida, si poco a poco nuestro corazón se aleja de Dios, es decir se aleja de la luz y de la vida verdadera, tarde o temprano nuestra vida se secará, no habrá gozo, no habrá paz, lo único que tendremos sera una vida llena de ansiedad y angustia que nada la podrá saciar (Salmo 63:1)
Y tenemos que comprender que no es Dios quien se aparta de nosotros, sino que somos nosotros los que nos alejamos de Él, nosotros somos los que dejamos de buscarlo en oración, nosotros somos los que no apartamos tiempo para escudriñar su palabra, nosotros somos los que nos dejamos de congregar en nuestra iglesia. (2 Crónicas 12:5)
PORQUE ESTAMOS BEBIENDO DE LAS AGUAS QUE NO DAN VIDA (2 REYES 2:19)
La vida pecaminosa es como esa ciudad, que aparentemente es buena, pero las aguas que produce son malas y hacen que nuestra vida se vuelva estéril.
El pecado y la mundanalidad son atrayentes, y poco a poco nos va llevando lejos de nuestro Dios, dejamos el agua de vida, y comenzamos a beber del agua del materialismo y la avaricia, del agua de los placeres, del agua del adulterio, del agua de los vicios, etc.
Pero al beber de esa agua que el mundo ofrece jamás podremos calmar nuestra sed interior, siempre habrá en nuestro interior esa sensación de que “algo esta mal” y por eso nunca hay paz en el corazón, TODO lo que se hace lejos de Dios no sacia el alma (Eclesiastés 6:7)
Esas aguas del mundo vuelven nuestra vida estéril de los frutos del Espíritu, bebiendo del agua que el pecado y el mundo ofrecen se puede tener diversión, placer, éxito, prosperidad, fama, pero nunca paz verdadera, gozo, humildad, y bendiciones.
¿QUE DEBEMOS HACER SI NUESTRA VIDA ESTA LEJOS DE DIOS Y ESTAMOS LLENANDO NUESTRA VIDA DE LAS AGUAS EQUIVOCADAS?
Tenemos que reconocer que la única forma de saciar nuestra vida, la única forma de ya no tener sed en nuestro interior es por medio de Cristo (Juan 4:13-14)
Tenemos que aceptar la invitación que a cada uno nos hace nuestro Señor Jesucristo (Juan 7:37-38) o que tan
Cuando el agua del Señor llene tu vida no importa que tan seco este tu interior, no importa que tan árida este tu vida, con las aguas del Señor volverás a vivir, con las aguas de la presencia del Señor y de su palabra volverás a fructificar (Job 14:8-9)