Orando unos días antes que finalizara el año 2024 sentí que el Espíritu Santo me instruía a ver el significado del número 2025. La concordancia Strong afirma que la palabra griega para 2025 es “epichriō”, y significa UNGIR, ESPARCIR. El aceite simboliza esa unción del Espíritu Santo que mora en nosotros por medio de Cristo, como lo declara 1 Juan 2:27. Sabía que había un significado especial para este año en lo que el Señor me estaba mostrando. Fue entonces que esta palabra profética de Anita Alexander me trajo una mayor revelación.
“Recientemente tuve un encuentro con el Señor con respecto a esta nueva temporada en la que estamos. Vi al Señor ungiendo a Sus amados con aceite fresco y lo escuché decir: “El Aceite de Favor”. Mientras me acercaba al Señor en este encuentro, escuché claramente Su voz decir: “El pasado es pasado, y el ayer termina hoy”. En esta frase, vi una visión de una puerta cerrándose sobre el ayer y todo lo anterior. Sin embargo, en esta visión, entendí que el poder estaba en manos del pueblo de Dios para cerrar esa puerta. Era una elección dejarlo ir de una vez por todas y no volver al pasado.
En la visión, podía escuchar y ver arrepentimientos y fracasos repitiéndose, momentos perdidos y robados, y podía ver dolor, pérdidas, años y relaciones. Mucho de lo que destellaba ante mis ojos estaba relacionado con heridas, ofensas, problemas no resueltos que requerían justicia y que estaban impidiendo a las personas abrazar el aceite de la nueva temporada. En el Salmo 23:5, vemos que después de que el Señor unge nuestra cabeza con aceite, en el verso 6 dice que la bondad y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida. Este aceite de favor es la bondad y la misericordia del Señor. (Lamentaciones 3:19-26)
Él dijo: “Estoy ungiendo a mi pueblo con aceite fresco, una nueva gracia para esta nueva temporada”. Comprendí que desde este pasado Rosh Hashaná 5785 (año nuevo Judío) entramos en una nueva temporada. Incluso sentí como si se hubiera dado un nuevo nacimiento. El Señor me reveló el escenario de los hijos de Israel cruzando el Jordán hacia la tierra prometida. Creo que este pasado Rosh Hashaná fue un “cruce” para muchos que están entrando en la posesión de las promesas. Sin embargo, en el encuentro reciente que tuve con el Señor, donde escuché «El ayer termina hoy», entendí que esto hablaba del primer campamento al que llegaron los hijos de Israel después de cruzar el Jordán, antes de tomar Jericó. Este lugar se llamaba GILGAL, que significa “rodar”.
En Josué 5, se narra la historia donde el Señor le dijo a Josué que circuncidara a toda la generación joven no circuncidada. La circuncisión es una representación simbólica del pacto: un pueblo que pertenece a Yahvé, que no es guiado por la carne sino por el Espíritu de Dios. En otras palabras, un pueblo de pacto camina por fe. Esto simboliza para nosotros la circuncisión del corazón para caminar por fe hacia las promesas. Cortamos, nos arrepentimos de los ojos de la carne, de la incredulidad, y elegimos vivir por lo invisible y agradar a Dios. ¡Entramos por fe! En GILGAL, Josué recibió nuevas instrucciones para la nueva temporada. Sin remover lo viejo, no se puede recibir o creer en la nueva revelación.
En este lugar llamado GILGAL, el Señor dijo: “Hoy quito de ustedes el oprobio de Egipto”. ¿Cómo? ¿No habían salido de Egipto hacía más de 40 años? ¿Acaso no habían estado vagando en el desierto para deshacerse de eso? Claramente, el Señor nos está mostrando que podemos cruzar y entrar, pero aún llevar dentro o sobre vosotros el oprobio del pasado.
Creo que, como pueblo, hemos llegado a GILGAL, y el Señor está quitando el oprobio de Egipto. No habían vivido en Egipto por más de 40 años, pero la vergüenza y el oprobio de Egipto permanecían. Esto habla de una posición de cola. La Palabra dice que, como pueblo de Dios, estamos llamados a ser cabeza y no cola (Deuteronomio 28:13). El oprobio es una vergüenza y deshonra que te coloca por debajo o en desventaja, en lugar de favorecido y posicionado arriba, como se nos promete como hijos de Dios. ¡Esto es emocionante! El Señor está trayendo un reinicio para Su pueblo: aquellos que han soportado la humillación del desierto, han aprendido a rendirse y han cruzado el Jordán siguiendo al Señor de una manera en la que nunca lo habían hecho antes en esta última temporada. Ahora están en el lugar de GILGAL, donde Él quita el oprobio y nos unge con aceite fresco.
El oprobio debe irse para que venga el favor. El favor es la estima del Señor; no es el favor o la buena reputación con el hombre, sino el favor de Dios, que es lo necesario para entrar. El favor de Dios te dará favor con los hombres, algo que no podrías conseguir por tu propio mérito. Es soberano, inmerecido y no ganado. Es para que Sus propósitos sean establecidos en esta tierra, para Su gloria y la expansión de Su Reino. (Una palabra de Anita Alexander)
DIA 5 EN SU PRESENCIA
LECTURAS BÍBLICAS: Josué 5:1-10, 1 Juan 2:18-28, Salmo 5:11-12 – El favor de Dios es un regalo gratuito para cada persona que proclama a Jesús como su Señor y Salvador. El favor de Dios es GRACIA. De hecho, la Biblia utiliza a menudo las palabras «favor» y «gracia» indistintamente. (2 Corintios 9:8, Lucas 1:30) La palabra «gracia» en griego es charis y significa la influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida, beneficio, favor, don, alegría liberalidad, placer. En hebreo, gracia es la palabra «chen» y significa «gracia, bondad, favor, precioso, bien favorecido. Por lo tanto, podemos esperar que cuando la gracia de Dios está sobre nosotros, Su influencia divina actúa en nuestros corazones, y se refleja en nuestras vidas. Entonces experimentamos Sus beneficios, Su favor, Su gozo, Su liberación, y Su placer sobre nosotros mientras Él obra en todas las cosas para nuestro bien. La gracia trae el aceite, la unción que rompe yugos, que transforma las situaciones imposibles. Pídele hoy que derrame Su ACEITE DE FAVOR sobre ti y los tuyos (Hebreos 4:16).
Con amor y oraciones,
