Articulos

Dones otorgados por Dios y la importancia de la humildad

En 1 Reyes 7-14 encontramos la historia de Hiram de Tiro, un hombre lleno de sabiduría, inteligencia y pericia para trabajar el bronce. Este talento no era fruto del azar ni de su propia capacidad, sino un don otorgado por Dios. Hiram no solo poseía estas habilidades, sino que las utilizó para cumplir un propósito mayor: colaborar en la construcción del templo de Salomón, una obra destinada a honrar a Dios.

Este relato nos enseña que nuestros dones, sean artísticos, técnicos, espirituales o de cualquier otra índole, tienen un origen divino. Dios nos equipa con habilidades específicas no para nuestra exaltación, sino para que Su nombre sea glorificado a través de nuestro servicio. Así como Hiram ofreció lo mejor de sí mismo para una causa sagrada, nosotros también debemos emplear nuestros talentos para el bien común y para la edificación del reino de Dios.

Romanos 12-6 nos exhorta: «Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usemoslos, si el de profecía, úsese en proporción a la fe». Esto nos recuerda que la diversidad de dones es parte del diseño divino. No todos tenemos el mismo llamado ni las mismas capacidades, pero todos somos responsables de usar lo que hemos recibido con sabiduría, fe y humildad.

La humildad es esencial al administrar los dones que Dios nos da. No debemos permitir que el orgullo, el deseo de reconocimiento o la comparación con otros nos desvíen del propósito para el cual fuimos capacitados. En palabras sencillas, poner atención a las cosas humildes significa no despreciar las oportunidades sencillas o pequeñas de servir, porque en ellas también se manifiesta la grandeza de Dios.

La verdadera humildad no consiste en pensar menos de nosotros mismos, sino en pensar menos en nosotros mismos y más en los demás. Cada obra que realizamos con un corazón sincero y obediente a Dios, sin importar cuán grande o pequeño parezca, tiene un valor eterno. Al reconocer que todo don proviene de Dios, nos llenamos de gratitud y encontramos gozo al servir a otros, sabiendo que cumplimos Su propósito.

Reflexionemos hoy: ¿Cómo estamos usando los dones que Dios nos ha dado? ¿Estamos siendo buenos administradores, reconociendo Su gracia en nuestra vida? ¿Nos acercamos a nuestras tareas con humildad, agradeciendo a Dios por la oportunidad de servirle?

Señor, gracias por los dones y habilidades que has depositado en mi vida. Ayúdame a usarlos con sabiduría, fe y humildad, recordando siempre que son para Tu gloria y no para la mía. Enséñame a poner atención a las cosas humildes, a valorar cada oportunidad de servir y a edificar a otros con lo que me has dado. Que mi vida sea un reflejo de Tu gracia y un instrumento para Tu reino. En el nombre de Jesús, amén.

Recordemos siempre que, al igual que Hiram de Tiro, nuestras manos y habilidades pueden ser herramientas para glorificar a Dios cuando nos rendimos a Su voluntad y caminamos en humildad.

Fuente:
TPD

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba