Estuvimos hablando acerca del rey Saúl y cómo el profeta Samuel le dió una serie de instrucciones acerca de lo que iba a pasar en su vida una vez que el Espíritu Santo comenzara a moverse dentro de él, y después de ese momento de unción que el profeta Samuel tuvo con Saúl.
Vimos que Samuel le dijo a Saúl que iban a haber una serie de encuentros que él iba a tener con gente llena del Espíritu Santo, esa compañía de profetas que vendrían y se encontrarían con él, él se uniría a ellos, el Espíritu Santo iba a descender sobre Saúl y como consecuencia de esa caída del Espíritu Santo sobre Saúl, él profetizaría, en otras palabras expresaría el Poder de Dios que iba a manifestarse dentro de él, y que él sería cambiado en otro hombre, que es lo que pasa, hemos dicho, cuando una persona recibe la infusión del Espíritu Santo.
Cuando recibimos el Poder del Espíritu Santo en nuestra vida es como que Dios nos cambia, Dios nos transforma y nos capacita para hacer cosas que normalmente, en nuestras capacidades normales, nosotros haríamos, y según una persona va siendo llenada más y más del Poder del Espíritu Santo, su vida va siendo cambiada en una forma positiva, y esta persona adquiere capacidades y dotaciones que no tenía en lo natural que lo hacen un instrumento útil en las Manos de Dios.
Y es interesante, vimos el consejo de Samuel que le dice a Saúl que cuando esto haya sucedido, que haga lo que le venga a la mano porque Jehová está con él. Y aludimos a esa confianza que tenemos que tener cuando hemos recibido el Poder del Espíritu Santo, entonces tenemos que obrar con toda confianza aún cuando en lo natural nosotros no sintamos esa confianza, pero por fe tenemos que comenzar a procesar y a poner en movimiento ese Espíritu de Dios que estará en nosotros como un embrión, como una potencialidad que se irá desarrollando a medida que la vamos usando.
Los dones del Espíritu Santo se desarrollan a través del uso en la medida en que los ponemos en práctica según Dios nos va dando oportunidades, y eso es una cosa muy importante. Decíamos que hay que aprovechar las oportunidades que vengan a la mano, las cosas que Dios va a poner en nuestro camino; pequeñas oportunidades a veces de testificarle a alguien, de invitar a alguien a la Iglesia, de dar una ofrenda especial para algún proyecto que tiene nuestra Congregación, de orar por nuestros Pastores y por el progreso de la Iglesia en el mundo.
Cosas pequeñas pero que a medida que las vamos usando, ese principio tan importante del Reino de Dios que nos dice: «Ven buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré» ese principio entonces comienza a obrar en nuestras vidas y Dios va anchando los dones, y mientras más fruto damos más fruto podremos dar, y Dios a medida que nosotros usamos Su Poder lo irá ensanchando, pero tiene que ser por fe.
Si tú esperas a sentir la unción y a sentirte ungido, o a ver manifestaciones grandes del Poder de Dios en tu vida antes de comenzar a moverte por fe, estás poniendo el carro antes del caballo. Primero viene el moverse en fe, primero viene el creerle a Dios, primero viene el moverse en la unción absolutamente porque Dios ha dicho que está dentro de nosotros y después viene la manifestación creciente de esa unción, y obras mayores en las cuales Dios nos estará poniendo para hacer Su Voluntad.
Recordemos lo que le dijo el apóstol Pablo a Timoteo: «Te aconsejo que avives el fuego de Dios que ya está en ti por medio de la imposición de mis manos.» Recordamos que el apóstol Pablo también le dijo a Timoteo: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, es decir de timidez, de pequeñez, de ser conservadores, de no creer que Dios está con nosotros, sino nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio» es decir de una mente sana, esa es la traducción que se usa en las Biblias en inglés, una mente sana en vez de dominio propio, quiere decir una mente lógica, una mente que razona bien, una mente que ve las cosas exactamente como Dios quiere que las veamos.
Y por lo tanto esa capacidad, esa dotación tan generosa y tan balanceada: amor, poder y una mente sana, esos dones están en balance dentro de nosotros por medio de la Presencia del Espíritu de Dios y por lo tanto tenemos que emprender grandes cosas, atrevidas cosas en el Nombre del Señor y confiando que el Espíritu que Él ha puesto en nosotros nos ha de sacar adelante.
Por eso ese consejo de Samuel: «Emprende todo lo que te venga a la mano» porque Dios está contigo. Qué bueno cuando nosotros nos movemos en la vida cristiana y en todos los eventos de nuestra vida natural, sea la familia, sean las finanzas, sea nuestro trabajo, sean las cosas nuevas que emprendemos en la vida, con esa confianza de que Dios está conmigo y por lo tanto yo puedo emprender cosas que normalmente yo no emprendería, porque Él me sacará adelante.
La Palabra dice: «Confía a Jehová tu camino y Él hará.» Cuando amamos al Señor y lo ponemos en el primer lugar de nuestras vidas Él nos respalda, nos bendice y por eso es que debemos vivir vidas atrevidas, vidas osadas, vidas emprendedoras, porque cuando nosotros tenemos el Espíritu de Dios es la bendición más grande; Dios nos prospera, nos bendice, nos saca adelante, sobre todo cuando emprendemos cosas que son de provecho para Su Reino.
Dios nos cambia en otra persona por medio de la infusión de Su Espíritu y entonces nos dice: Ahora entra en acción y confía que Mi Espíritu está contigo, y que Yo te respaldaré, como le dijo a Josué: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, porque Yo estoy contigo donde quiera que tú vayas.» Emprende las cosas y todo lo que pise la planta de tus pies Yo lo he entregado en tu mano, pero recuerda que tienes que ser esforzado y valiente. Esa es la parte que nos toca a nosotros como le tocaba a Saúl también entonces emprender cosas nuevas y osadas, porque Dios ahora lo respaldaba en todo lo que él emprendiera.
Dios les bendiga mis hermanos, les habla el Pastor Roberto Miranda, es un privilegio siempre para mí siempre estar con ustedes y continuaremos con este estudio acerca de la vida llena del Espíritu Santo en nuestra próxima meditación.