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Donde está tu Fe

LUCAS 8:23-26 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. 24 y vinieron a él y le despertaron, diciendo: !!Maestro, ¡Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 25 y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

Podemos ver en el texto que hemos leído que, en esos momentos de aflicción, en ese momento de crisis que estaban viviendo los discípulos del Señor él no les pregunto a donde estaba su experiencia, o donde estaba su conocimiento como pescadores, o donde estaba su valentía, sino que les pregunto ¿dónde está vuestra fe?

Eso significa que lo único que verdaderamente puede sostenernos y ayudarnos en los momentos de crisis y de aflicción que enfrentamos en la vida es nuestra fe en Dios, eso es lo que nos permite esperar algo bueno aun en circunstancias muy malas, es lo que nos permite estar confiados aun en tiempos de temor, es lo que nos hace tener paz aun en medio de la tempestad.

Pero si este día alguien nos hace esa misma pregunta ¿Dónde está tu fe? ¿Qué responderemos? Seguramente nuestra respuesta sería: MI FE ESTÁ EN DIOS. Pero lastimosamente para muchos de nosotros esa respuesta es una realidad solamente de palabras, no en nuestras acciones, no es una realidad en nuestra vida cristiana.

Entonces ¿QUÉ SIGNIFICA QUE NUESTRA FE ESTÁ EN DIOS? Veamos lo que nos enseña la palabra de Dios.

I) SI MI FE ESTÁ EN DIOS, TRAERÉ MI DOLOR Y LAS HERIDAS DE MI CORAZÓN A ÉL PORQUE CREO QUE SOLAMENTE ÉL ME PUEDE DAR VERDADERA SANIDAD (JEREMÍAS 30:17) Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.

Muchas veces pensamos que tener fe en Dios es solamente para conseguir un buen trabajo, para tener un mejor salario, para comprar una casa propia, para sanarme de una enfermedad de mi cuerpo.

Y por eso cuando nuestro corazón está herido, cuando la vida ha causado dolor en nuestro interior, muchos cristianos en lugar de buscar al Señor buscan los vicios, tratan de aliviar su dolor por medio del licor, y al final terminan peor, terminan heridos y enredados en más problemas.

Otros buscan el consuelo y el alivio de su dolor en relaciones con personas que al final terminan destruyéndolos aún más, que terminan lastimando su corazón aún más de lo que ya estaba.

Pero nosotros si nuestra fe está verdaderamente está en Dios vamos a traer nuestro dolor, nuestro corazón herido o destruido al Señor, porque creemos que solamente él puede darnos verdadera sanidad y medicina para nuestra vida (Jeremías 33:6) He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

II) SI MI FE ESTÁ EN DIOS, TRAERÉ MI TEMOR Y LA ANGUSTIA DE MI CORAZÓN A ÉL PORQUE SOLAMENTE ÉL PUEDE LLENARME DE VERDADERA PAZ (FILIPENSES 4:6-7) Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Verdaderamente que en estos meses de pandemia que hemos estado viviendo muchísimas personas, incluyendo personas cristianas, están viviendo presas del temor y de la angustia por causa de lo que está ocurriendo en todo el mundo en la actualidad a causa de la enfermedad.

Pero ¿qué están haciendo con su temor? Lo están aprendiendo a sobrellevar, las personas están aprendiendo a vivir con temor y se están acostumbrando a vivir con angustia en su corazón, pero Dios no quiere eso para sus hijos e hijas.

Lo que están haciendo muchas de esas personas y también muchos cristianos es aislarse, no ver noticias, no leer nada que tenga que ver con la pandemia, no ir a la iglesia para evitar contagiarse, es decir, están tratando de superar su temor y su angustia por ellos mismos.

Pero si mi fe verdaderamente está en Dios yo voy a creer en las promesas del Señor, voy a creer y confiar en el poder de nuestro Dios, voy a creer y confiar en la protección de nuestro Padre Celestial y esa fe me hará venir al Señor con mis temores, con mis angustias, con mis preocupaciones, para ponerlas en sus manos, y poder experimentar en mi corazón esa paz que sobrepasa todo entendimiento, esa paz que me permite seguir firme aun en tiempos de crisis, de enfermedad y de muerte.

Si verdaderamente tengo fe en Dios yo voy a creer que él no me ha dado un espíritu de cobardía, que él no quiere que yo viva lleno de temor y de angustia, sino que él nos ha dado poder, amor y dominio propio para levantarnos y vivir confiado aún en los tiempos que estamos viviendo (2 Timoteo 1:7) Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

III) SI MI FE ESTÁ EN DIOS, VOY A ESPERAR SU RESPUESTA SIN VOLVER ATRÁS, SIN MURMURAR, Y SIN TOMAR DECISIONES DESESPERADAS, PORQUE PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE (JEREMÍAS 33:27) He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?

Muchas veces decimos que confiamos en el Señor, pero no queremos esperar su respuesta a nuestro clamor, tratamos de resolver nuestros problemas a nuestra manera sin tomar en cuenta al Señor, tomamos decisiones desesperadas, hacemos locuras, y en lugar de resolver el problema o de salir de la crisis, nos enredamos más, y después terminamos enojados con Dios y murmurando contra él (Proverbios 19:3) La insensatez del hombre tuerce su camino, Y luego contra Jehová se irrita su corazón.

Si verdaderamente tenemos fe, vamos a esperar en Dios, vamos a esperar su respuesta, sin desesperarnos, sin apartarnos, sin murmurar contra Dios.

Vamos a confiar verdaderamente que para nuestro Dios nos hay nada difícil ni tampoco imposible, y por eso vamos a dejar nuestra petición, nuestro clamor en sus manos y vamos a esperar, y mientras la respuesta llega seguiremos orando, seguiremos congregándonos, seguiremos sirviendo, con la confianza de que, aunque los problemas sean difíciles de resolver, nuestro Dios es EXPERTO EN IMPOSIBLES (Salmo 37:5) Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.

CONCLUSIÓN: Después de lo que la palabra de Dios nos ha enseñado por medio de este mensaje preguntémonos nuevamente ¿Dónde está mi fe? Y si nuestra fe verdaderamente está en Dios, solo tenemos que confiar, porque si creemos veremos la gloria de Dios en nuestra vida y en nuestra familia (Juan 11:40) Jesús le dijo: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?

Fuente:
Pastor Oscar Flores | El Salvador

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