Desde muy pequeños escuchamos hablar de la historia fascinante de Sansón, aquel hombre con una fuerza sobrenatural que era capaz de matar con sus propias manos a un león o de derrotar a muchos soldados con una quijada de burro.
Por alguna razón la mayoría de nosotros al escuchar la historia de Sansón, la primera imagen que se nos viene de él es la de un hombre alto, fuerte y con músculos enormes. Pero me llama la atención de que la Biblia no describe a Sansón como un gigante, ni mucho menos se refiere a él como un hombre con muchos músculos o como un guerrero pura sangre. ¡No!, la Biblia no describe a ese hombre como nosotros lo imaginamos.
¿Qué tal si Sansón era como uno de nosotros?, de estatura promedio, sin demasiados músculos que mostrar y no era un hombre de guerra, porque no había pertenecido a ningún ejercito.
Lo que hacía diferente a Sansón era que el Espíritu de Dios venia sobre Él y de esa forma Dios actuaba usando a Sansón para determinado propósito.
La Biblia habla sobre el nacimiento y los primeros años de Sansón: “Y la mujer tuvo un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció, y Dios lo bendijo. Un día, cuando estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu de Dios comenzó a actuar en él.” Jueces 13:24-25 (Traducción en lenguaje actual).
Cada vez que Dios quería utilizar a Sansón para una misión especial, la Biblia cita:
“Pero el espíritu de Dios actuó sobre Sansón y le dio una gran fuerza. Entonces Sansón tomó al león entre sus manos y lo despedazó como si fuera un cabrito. Pero no les dijo a sus padres lo que había sucedido.” Jueces 14:6 (Traducción en lenguaje actual).
“Enseguida el espíritu de Dios le dio mucha fuerza a Sansón. Entonces él se fue a Ascalón, y allí mató a treinta hombres. Les quitó sus ropas y se las dio a los que habían averiguado la respuesta. Después, regresó a la casa de sus padres, pues estaba muy furioso por lo que había sucedido” Jueces 14:19 (Traducción en lenguaje actual).
“Cuando se acercaron a Lejí, los filisteos, muy alborotados, salieron a su encuentro. En ese momento el espíritu de Dios llenó a Sansón de fuerza, y éste reventó las sogas que le sujetaban los brazos y las manos como si fueran hilos viejos” Jueces 15:14 (Traducción en lenguaje actual).
Si somos cuidadosos notaremos que el secreto de Sansón no estaba en su altura, no estaba en su musculatura o su capacidad de guerrear, su secreto era el ESPÍRITU DE DIOS sobre él.
Quizá hoy te encuentres sin fuerzas, quizá hoy te sientas cansado o sin ganas de seguir luchando con eso que tanto te ha robado la paz.
Quizá crees que no eres capaz de hacer lo que Dios te ha mandado hacer, porque al analizar tus capacidades humanas notas que no eres tan bueno como lo son otros.
Quizá tú mismo te menosprecies creyendo que alguien como tú no puede ser usado por Dios.
El secreto no está en tú fuerza, no está en tú altura, no está ni en tu buena capacidad para hacer las cosas, tú secreto no está en lo bueno que seas para resolver los problemas, ni en cuanta experiencias tú tengas, el secreto está en que el ESPÍRITU DE DIOS este sobre ti.
Tú puedes tener muy buenas capacidades para hacer las cosas, puedes ser muy inteligente, puedes tener muchos recursos, pero aun y con todo eso si no tienes al ESPÍRITU DE DIOS sobre ti, de balde esta todo lo demás.
Hoy quiero que comprendas que el ESPÍRITU DE DIOS hoy en día está disponible para todos nosotros, Él no se moverá en tu vida por lo bueno que seas o por lo “espiritual” que aparentes, pues a través de la historia hemos leído de hombres que no eran perfectos, pero que aun en su imperfección fueron usados por Dios porque el ESPÍRITU DE DIOS estaba en ellos.
Hombres como Jacob, como José, como Moisés, como Sansón, como David, como Pedro o como muchos otros que a pesar de no ser perfectos fueron hombres que hicieron historia. No por lo bueno que fueron para hacer algo en especifico, sino porque comprendieron que a pesar de sus defectos al permitir que el ESPÍRITU DE DIOS actuara en ellos podían hacer cualquier cosa, porque el secreto no era su buena capacidad, sino el ESPÍRITU DE DIOS sobre ellos.
El Espíritu de Dios viene a morar en ti el día en que le abres tu corazón y recibes a Jesús como Señor y Salvador.
¿Qué es lo que te preocupa?, ¿Qué es lo que crees que no puedes hacer?, ¿Qué es lo que crees que es imposible?, ¿Qué es lo que te hace pensar que no lo puedes lograr?, si el ESPIRTU DE DIOS está sobre ti, entonces serás capaz de hacer cualquier cosa porque Él te capacita y te respalda.