JONAS 1:1-7 En la historia de Jonás podemos encontrar muchas lecciones muy importantes para nuestra vida, y una de ellas es lo que alguien puede estar dispuesto a enfrentar por tomar una mala decisión.
En realidad, hoy en día muchas personas tienen exactamente las mismas actitudes de Jonás, pero esta mañana el Señor nos llama a hacer una reflexión en nuestra vida, si en verdad estamos dispuesto a todo para llevar a cabo la decisión que hemos tomado, aunque esta decisión este equivocada.
Reflexionemos en la vida de Jonás y veamos a todo lo que él estuvo dispuesto a hacer el con tal de llevar a cabo su propia decisión y reflexiona si tu estarías dispuesto a todo eso:
JONAS ESTUVO DISPUESTO A IR TOTALMENTE EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE DIOS (VS 1-3)
Tenemos que saber que conocer la voluntad de Dios y rebelarnos abiertamente contra su voluntad es pecado, y significa ir en oposición contra Dios, lo cual trae siempre consecuencias dolorosas a nuestra vida (Levítico 26:21-22 / Lucas 12:47)
Siempre nuestra rebeldía nos lleva a vivir vidas estériles, es decir, podemos hacer lo que nosotros queremos, pero sin la bendición de Dios en nuestra vida (Salmo 68:6)
JONAS ESTUVO DISPUESTO A PAGAR UN PRECIO POR SU MALA DECISIÓN (VS 3b)
Hacer lo que hizo Jonás significaba muchos días de viaje, pues para llegar al puerto de Jope tuvo que hacer un viaje de más de tres mil kilómetros, lo cual era un viaje que era muy cansado y que no era nada barato realizar, pero Jonás estuvo dispuesto a hacer ese viaje para huir de Dios.
Luego Jonás pago el precio de su pasaje desde Jope hacia Tarsis, que era un viaje también de más de tres mil quinientos kilómetros, y que seguramente el pasaje que compro era caro, pero estuvo dispuesto a pagarlo.
Tenemos que comprender una cosa: Dios había enviado a Jonás desde Israel a Nínive una distancia de casi tres mil kilómetros, también tenía que pagar un precio, también tenía que invertir para ir a donde Dios lo había enviado.
PERO TENGAMOS CLARO UNA COSA MUY IMPORTANTE: Es mejor pagar el precio para hacer la voluntad de Dios que pagar el precio de rebelarnos contra Dios (Jeremías 2:19) ¿Qué precio estamos pagando ahora nosotros en nuestra vida?
JONAS ESTUVO DISPUESTO A HACER QUE TAMBIEN OTROS SUFRIERAN LAS CONSECUENCIAS DE SU MALA DECISION (JONAS 1:4-7)
Jonás subió a un barco para huir de la presencia del Señor, y en ese barco iban muchas personas, y Dios hizo que se levantara una tempestad tan grande que pensaron que el barco donde iba Jonás y otras muchas personas se partiría.
Muchos en el barco estaban angustiados, atemorizados, sufriendo ellos también las consecuencias de la mala decisión de Jonás, pero él estaba durmiendo, tratando de ser indiferente a lo que estaba pasando, tratando de no aceptar que por su culpa todos estaban siendo afectados. (vs 5)
Vemos que aun el patrón de la nave le pidió a Jonás que orara a Dios para que la tempestad se calmara y que no murieran, pero no vemos a Jonás orando, no vemos a Jonás pidiendo misericordia, ¿Por qué? Porque muchas veces cuando sabemos que lo que está ocurriendo es a causa de nuestra rebeldía, a causa de nuestro pecado, no sentimos paz en el corazón ni para orar pidiendo ayuda al Señor, pues sabemos que la solución a todo lo que está pasando depende únicamente de nuestro pronto arrepentimiento.
Este día el Señor nos llama a cada uno de nosotros a reflexionar en nuestro corazón ¿Estaré siendo yo un Jonás en mi familia? ¿Será que el barco de mi familia está pasando por una gran tempestad llamada enfermedad, llamada escases a causa de mi rebeldía?
Este día el Señor nos llama a cada uno de nosotros a reconocer que nuestras malas decisiones NO NOS AFECTA SOLAMENTE A NOSOTROS MISMOS, sino también a otros, a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros padres.
Si este día por medio de este mensaje hemos reconocido que por nuestras malas decisiones, por nuestra rebeldía en contra de Dios estamos pagando un precio muy alto, no solo nosotros sino que también otros están siendo afectados ¿Qué tenemos que hacer?
TOMEMOS HOY MISMO LA INVITACION QUE EL SEÑOR NOS HACE POR MEDIO DEL PROFETA (ISAIAS 1:18)
