Una de las connotaciones que tiene la expresión puertas de sus enemigos, expresión que Dios le hace a Abraham, en Génesis 22, diciéndole que su descendencia poseería las puertas de sus enemigos, es en referencia a las puertas de las ciudades. Estas puertas eran, entre otras cosas, el lugar en el que se ubicaba el rey, cuando el pueblo iba a salir a pelear. Desde allí, declaraba palabra de bendición e instrucción sobre el pueblo.
En una ocasión, David se encontraba sentado en aquel lugar, a la puerta de la ciudad. Usualmente, David salía junto al pueblo a las batallas; pero, en esta ocasión, el pueblo mismo le pidió que se quedara, y así lo hizo. Y, en esta ocasión, hubo una instrucción muy particular de parte de David: Que no mataran a Absalón, su hijo, a quien salían a enfrentar.
A pesar de que Absalón lo había traicionado, seguía siendo su hijo, y David lo amaba, y pensaba que, de alguna manera, podría cambiar su corazón. Pero, en la batalla, Absalón muere.
El pueblo completo oyó cuando David dio instrucción clara y precisa de que no mataran a Absalón. El pueblo completo sabía cuál era el deseo de David. Ahora, cuando llega la noticia de que hubo una grande victoria, lamentablemente, también llega la noticia de la muerte de Absalón; y ahora todo el pueblo teme porque David había recibido aquella noticia.
En 2 Samuel 19, dice que David lloró la muerte de Absalón, y aquella victoria se tornó en luto. ¿Cuántas veces Dios te da una grande victoria, pero hay algo, en medio de la victoria, que trae luto a tu vida? En muchas ocasiones, Dios nos da una grande victoria, y nosotros la convertimos en luto porque, en medio de ella, sucedió algo que sabíamos que era inevitable.
En ocasiones, los triunfos tendrán ciertos daños colaterales indeseados, pero que son inevitables. Lo importante es que tu corazón no se dañe.
David no quería que Absalón muriera. David dio orden para que Absalón no muriera, pero ¿quién cambia el corazón de un joven rebelde como Absalón?
Cuando Dios quiere prosperarte y llevarte a nuevos niveles, a nuevos lugares de bendición, hay gente que no lo va a entender. Hay supuestas amistades tuyas que, cuando Dios te prospere, no van a estar contigo, sino que serán ellos mismos los que van a estar hablando mal de ti; y van a querer cambiar tu victoria en luto. Son personas que, cuando Dios te da una victoria, lo que quieren es resaltar lo que tuviste que perder en el camino; pero tú no puedes cancelar una victoria de Dios en tu vida, por una persona rebelde.
Tienes que escoger: O sigues huyendo toda tu vida, y no alcanzas la victoria de Dios para ti, y vives bajo la amenaza de Absalón; o tienes la victoria, sabiendo que Dios será quien trabaje con Absalón, y Absalón tiene dos opciones: O se rinde y cambia y disfruta contigo de la victoria, o se convertirá un daño colateral; pero la victoria que Dios te va a dar, te la va a dar y nadie te la va a convertir en luto.