Tenemos que estar dispuestos a soportar ciertos tiempos de espera, ciertos tiempos de pruebas para que Dios pueda efectuar a través de los dramas que Él está ejecutando, la influencia y la salvación que Él quiere tener sobre otras personas alrededor de nosotros.
Tenemos que estar dispuestos a ponernos como instrumentos en las Manos de Dios y eso quiere decir que a veces vamos a sufir, y a padecer algún tipo de prueba como hizo con Su propio Hijo Jesucristo, a través de nuestra crucifixión personal y llevarnos a ser utilizados por Él.
Y otra cosa que vemos aquí es que Naamán, a pesar de su gran gloria como general y como militar, y de gozar de la estima de su rey, otra cosa que había en su vida es que era leproso y esto era una gran vergüenza para un gran general tan logrado como él y de tanta distinción. Era casi irónico que este hombre que gozaba de tanta fama y tanta distinción a nivel nacional sufriera de una enfermedad tan penosa, tan vergonzosa como lo era la lepra en su tiempo. Un leproso era una persona consignada totalmente al olvido y al aislamiento porque nadie quería tener contacto con una enfermedad que se consideraba contagiosa.
[pull_quote_center]Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un guerrero valiente, pero leproso.2 Reyes 5:1[/pull_quote_center]
Entonces vemos aquí esta contradicción tan grande. Evidentemente Dios estaba obrando en la vida de Naamán y lo estaba preparando para un encuentro con Dios. De nuevo, muchas veces nuestros presentes sufrimientos y las pruebas que estamos pasando Dios las puede estar usando para preparar un gran momento de gloria, de bendición, de liberación en nuestras vidas y ese momento de prueba y de dificultad, esos tiempos de sequía y de desierto pueden ser los momentos de preludio y el trasfondo oscuro para mostrar esa olla, como un diamante sobre una tela de terciopelo negro que la hace resaltar más su belleza, y así los negros trasfondos de la vida pueden ser simplemente la forma en que Dios quiere desplegar Su Gloria.
Dios estaba sometiendo a Naamán a un trato con Él. Naamán era un hombre de integridad, era un hombre serio, honesto, de gran valor y Dios lo amaba, y quería llevarlo a conocer al Dios verdadero de Israel. Y quién sabe si después habría de usar a Naamán después de su conversión como un hombre tan poderoso y tan estratégico para regresar a Siria y compartir la Palabra del Dios verdadero, del Dios de Israel y para que su vida fuera de gran testimonio a las naciones, como lo ha sido a través de siglos y siglos, miles de años literalmente, seguimos leyendo la historia de Naamán y beneficiándonos en diferentes maneras como lo estamos haciendo en este momento de cómo Dios obró en su vida.
Yo me imagino que cuando Naamán conoció al Dios de Israel y experimentó el poder de Dios en ese milagro tan grande que Dios habría de hacer en su vida, habría considerado todos sus años de padecimiento como que valió la pena porque sirvieron para exponerlo y llevarlo al conocimiento de ese gran y poderoso Dios y ser él el beneficiario de un milagro tan grande como el que él habría de experimentar.
Así que para nuestros hermanos que padecen y sufren, que estamos pasando por diferentes tiempos de pruebas en esta época de nuestra vida, si estás pasando por una situación difícil, si estás pasando por una situación de enfermedad a largo plazo, si estás en un desierto espiritual en tu vida, si estás sufriendo de algún tipo de depresión o de dificultad financiera, yo te animo en el Nombre del Señor a no perder la esperanza y a ver en todos tus padecimientos la posible Mano de Dios, y ciertamente la Mano de Dios que está obrando y preparando algo grandioso para ti si tú le crees a Él y si tu fe no flaquea.
La Palabra del Señor dice: «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.» Dios usa las tribulaciones y las dificultades de la vida, como la lepra de Naamán, para preparar escenarios de gran belleza y de gran gloria para nosotros. Nuestra fe hace la diferencia.
La Palabra del Señor también dice que: «A los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.» Dios es capaz de redimir tus tiempos de dificultad, tu lepra, y tornarla en un punto de apoyo para Su gran visitación en tu vida. Tu fe hará la diferencia como lo hizo en la vida de Naamán. Dios te bendiga y hasta nuestra próxima meditación.
Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación.
2 Corintios 4:17