Filipenses es la carta preferida de muchos cristianos porque uno de sus temas principales es el gozo en la vida del creyente. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a estudiar en profundidad la naturaleza de las palabras del apóstol Pablo, quien escribió esta carta desde la prisión, pero tenía la convicción de animar a los filipenses a propagar el evangelio con valor. ¡Nadie imaginaría cuán contagiosa llegaría a ser la valentía con la que Dios dotó a Pablo!
Sobre este tema reflexiona el pastor y profesor de teología Joe Rigney en su libro Valentía: Cómo el evangelio crea fortaleza cristiana (Proyecto Nehemías, 2024). Él presenta a Pablo como un ejemplo vivo de valentía cristiana, junto a otros personajes de la Biblia que con sus vidas nos invitan a adoptar un corazón intrépidamente sabio en medio de las pruebas. Rigney explica:
Este es un pequeño libro sobre la valentía. Mi objetivo al escribirlo no es simplemente describir una virtud sino fomentarla. Y no una valentía cualquiera, sino una cristiana. Mi objetivo es que, al leer este libro, tu corazón sea fortalecido por la gracia para superar tus miedos y enfrentar los peligros que tienes ante ti con alegría y gozo (p. 9).
El pastor y profesor de teología Joe Rigney en su libro Valentía: Cómo el evangelio crea fortaleza cristiana (Proyecto Nehemías, 2024) presenta a Pablo como un ejemplo vivo de valentía cristiana, junto a otros personajes de la Biblia que con sus vidas nos invitan a adoptar un corazón intrépidamente sabio en medio de las pruebas.
Proyecto Nehemías. 94 páginas.
Un llamado a la intrepidez
La valentía bíblica, como la presenta el autor, es una virtud que se enfrenta directamente al temor humano. Esta valentía no se da de manera natural en nosotros, sino que se trata de un fruto de nuestra relación con Cristo (p. ej., 1 Jn 2:28).
El autor de Valentía nos invita a considerar cómo la valentía cristiana se basa en vivir con confianza plena en la obra de Cristo ante los desafíos de la vida, la cual nos equipa para no temer al hombre. El sacrificio de Jesús es el ejemplo máximo de obediencia y coraje, una obra que requería no solo fortaleza física, sino una profunda confianza en hacer la voluntad del Padre.
Esta perspectiva busca resonar profundamente en el lector, pues al apuntar hacia la cruz, presenta un inapelable llamado a imitar la valentía que Cristo mostró.
Sombras que oscurecen la valentía
A pesar de tener estos ejemplos de valentía, la Biblia también habla de nuestras falencias. El autor señala con acierto que la valentía no siempre ha sido el sello característico de la humanidad. De hecho, algunos de los momentos más sombríos en la narrativa bíblica nos muestran cómo el temor puede paralizar incluso a aquellos que han caminado con Dios.
Adán, por ejemplo, eligió esconderse tras su pecado en lugar de enfrentarse a Dios con arrepentimiento y humildad. Aarón, en el monte Sinaí, cedió al miedo de los hombres al construir el becerro de oro, demostrando cómo la presión externa puede socavar la obediencia a Dios. Con estos y otros ejemplos, Rigney nos invita a reflexionar sobre el peligro de dejar que el temor domine nuestras decisiones.
El miedo y la cobardía no son pecados menores. La cobardía es una especie de rebelión, arraigada en la incredulidad y la dureza de corazón. Es contagiosa y, si no se controla, se propaga por toda una comunidad y derrite los corazones de todos sus miembros. Pero la valentía se propaga de la misma manera. Es contagiosa (p. 55).
Estas historias nos sirven como advertencia y recordatorio de que la valentía es una virtud que debemos cultivar. Como bien enseña Rigney, las fallas de la valentía subrayan la necesidad de depender plenamente de Dios (p. 46).
No obstante, el autor no se limita a los ejemplos de hombres y mujeres en la Biblia, sino que también recurre a narrativas literarias y cinematográficas populares, como la literatura de Las Crónicas de Narnia y películas como Gladiador. Estos relatos, usados a modo de ilustración, enriquecen el mensaje de Valentía, ya que nos permiten ver cómo la valentía y el coraje también se presentan en diferentes contextos culturales. Esto también nos ayuda a conectar con la cultura para mostrar que en Cristo vemos la verdadera valentía que debemos imitar.
No temeré: mi confianza está en el Señor.
Rigney nos muestra de manera convincente que «cualquiera que sea la forma que adopte, la verdadera valentía, cimentada en la esperanza en Dios, sometiendo los miedos internos y enfrentando los peligros externos, es algo extraordinario y hermoso» (p. 88).
De hecho, él culmina este libro evocando el cántico de David en el Salmo 27 y traza una correlación entre David y Pablo. David pregunta: «¿A quién temeré?» (v. 1) y Pablo responde: «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Ro 8:31). Esto nos recuerda que no debemos temer al ser humano. El mensaje central es claro: nuestra esperanza debe estar puesta en el Señor, tal como concluye el Salmo 27.
Recomiendo esta obra corta y edificante porque es una excelente herramienta para todo creyente que desee vivir la vida cristiana con coraje y audacia para la gloria del Señor, en humildad y confianza ante Él. Sin duda, al leerla, nuestros corazones serán movidos a vivir con valentía la fe que profesamos.