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Dios siempre cumple lo que promete

La historia de Abraham comienza con una promesa de parte de Dios: si estás dispuesto a dejar tu país y tu nación, yo haré de ti una gran nación. Si estás dispuesto a dejar tu pueblo donde eres conocido, donde todo el mundo te conoce por nombre y si estás dispuesto a llegar a ser un don nadie, un cero a la izquierda, entonces yo te daré un gran nombre.

Si estás dispuesto a dejar tu seguridad, tu zona de confort y vivir una vida arriesgada entonces yo voy a pelear tus batallas. Todos los que te bendicen yo los bendeciré, todos los que te deshonran yo los voy a maldecir; yo voy a pelear tus batallas, yo voy a guardar tu espalda, pero tienes que estar dispuesto a dejarlo todo. Si estás dispuesto a dejar el sueño de tu vida, tal vez la carrera, el plan que tú tenías para tu vida y perderlo todo y vagar en una tierra desconocida, entonces yo te voy a dar un nuevo plan para tu vida, un destino nuevo. En ti todas las naciones de la tierra serán bendecidas.

Abram, te puedes quedar con tu plan pequeño y perderlo todo, o dejar que Yo cumpla un plan grande en tu vida, pero si no lo pones todo sobre la mesa nada sucederá. Tienes que dar el paso de fe.

Y gracias a Dios Abram fue fiel y él tomó el riesgo. Salió el día siguiente en la mañana. No esperó mucho tiempo. La Biblia dice que Abram dejó todo y siguió a Jehová sin saber adónde iba. Qué interesante, ¿no? Algunos decimos: Señor enséñame qué quieres de mí y yo te sigo y Dios dice: Mira, sígueme, y yo te enseño lo que quiero de ti ¿no? Pero tienes que cerrar los ojos y tomar mi mano y confiar que yo lo voy a arreglar todo en el camino. Yo te voy a enseñar qué quiero de ti, pero tienes que confiar en mí aun cuando no sepas para dónde vas. Y Abram lo hizo.

Y cuando él llegó a Canaán, que después sería la tierra que él habría de a heredar, Israel, él llegó allí, y Dios le dice: aquí estás, estás en la tierra donde te voy a bendecir, y así Abraham, dice la Palabra, que le creyó a Dios, edificó un altar, invocó el Nombre de Jehová y caminaba por la tierra sabiendo: Dios me va a dar esta tierra.

Si confías en Dios, no importa qué, y pones tu mano en la suya, Él se mostrará fiel una y otra vez. Nunca te defraudará. Aunque vengan las pruebas, y surjan situaciones que parezcan contradecir sus promesas, si mantienes tu mirada puesta en Él, confirmarás que Él es fiel, y recibirás lo que Él te ha prometido.

Para profundizar la reflexión le recomendo estudiar el sermón de Gregory Bishop: Un viaje de crecimiento espiritual

Fuente:
Predicas

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