En Éxodo 33, Dios le dice a Moisés: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Esto, porque en Éxodo 23 Dios le promete que un ángel irá con él; le dice: Enviaré mi ángel delante de ti; y añadió: 21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Los ángeles no viven en la gracia. Los ángeles vienen con instrucciones específicas, a servir, a ministrar; pero no perdonan rebelión. Por eso, Moisés sabía que era mejor andar con Dios que andar con ángeles. Cuando un ángel ve pecado, acaba contigo; pero, si andas con Dios, su gracia está sobre tu vida, te cubre, a pesar de tus errores. Moisés no quería el ángel porque él sabía el pueblo que tenía. Los ángeles no iban a soportar el becerro de oro; Dios los iba a perdonar, pero el ángel habría acabado con ellos.
Si seguimos leyendo, en el capítulo 23, Dios le dice que enviaría a su ángel para que conquistara junto al pueblo. Pero, en Éxodo 33, Moisés le dice: No es suficiente que tu ángel vaya para que me ayude a conquistar porque, si tú no vas conmigo, de nada sirve entrar en aquel lugar. ¿Por qué? Dios le dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. El ángel siempre va a la guerra, el único que trae descanso es Dios.
Uno de los problemas que tiene la iglesia es que no ha aprendido a vivir en el descanso. El único que trae descanso a tu vida es la presencia de Dios, aun en medio de tus angustiadores. Siempre la gente quiere ver al Dios que pelea, pero el Dios al que tú le sirves es el que, en medio de la crisis, te da paz. Cuando tú sabes que Él está, no hay nada que temer. Cuando el profeta estaba rodeado de caballos, el sirviente salió corriendo, pero el profeta le dijo que abriera los ojos, y cuando pudo ver el ejército de Dios que estaba en aquel lugar, dijo: Más son los que están con nosotros que los que están en contra. El ejército contrario seguía en aquel lugar, pero había un descanso, a pesar del ejército.
El descanso de Dios es lo que te da la capacidad de, en medio de tus crisis, tener descanso, y poder entrar y disfrutar de lo que Dios te ha prometido. ¿De qué te sirve conquistar algo, y no poderlo disfrutar? Cuando el pueblo de Israel iba a pasar a la tierra prometida, todo iba a cambiar; la manera de hacer las cosas; y ellos necesitaban saber que Dios estaba allí con ellos y poder disfrutar de su presencia, para aprender a vivir en esas temporadas. En Deuteronomio 11, Dios le dice: La tierra a la que te paso no es como Egipto; la tierra a la que te llevo es una que bebe las lluvias desde el cielo, es diferente; vas a sembrar y vas a cosechar, vas a vivir las temporadas. Dios dice: Yo tengo mis ojos puestos en esa tierra, y yo voy a enviar la lluvia a su tiempo; así que el pueblo tenía que llegar a aquella tierra y disfrutar de la presencia de Dios, para poder disfrutar de aquella tierra que Dios había creado para ellos; porque era algo totalmente diferente, no era la esclavitud que tenían antes, no era la experiencia del desierto, sino una experiencia que requería madurez.
Dios estuvo con el pueblo, en medio de las inclemencias del desierto; aun así, el pueblo tuvo que lidiar con el calor, comió lo mismo, fue perseguido por el enemigo. Israel se mantuvo en modo de conquista, de incomodidad. Para entrar a la tierra prometida, era necesario que el pueblo aprendiera a disfrutar de la presencia de Dios porque tú no disfrutas de todo lo que Dios te está permitiendo conquistar, si Dios no está allí.
Vives ajorado; pero tu tierra prometida requiere de ti una nueva consciencia, requiere el aprender a depender de Dios, tener las prioridades correctas. Tú debes conquistar todo lo que Dios tiene para ti; vas a tener enemigos; pero de nada te sirve seguir conquistando, y tener ese espíritu conquistador dentro de ti, si nunca conquistas tener una relación con Dios. Lo que tiene la gente muchas veces es un excesivo de la fe, donde nunca nada les complace, nunca pueden disfrutar nada. El único que puede hacer que, sin importar dónde tú estés, tú puedas tener ese descanso, es la presencia de Dios. Dios no tiene que sacarte del horno de fuego; Él se mete contigo en el horno de fuego. Esa es la diferencia; cuando estás en el horno de fuego, todos te dejan; Dios se mete contigo. Dios se mete contigo en la fosa de los leones, se mete contigo en el desierto, en Egipto; dondequiera que tú estés.
Toda la Biblia se trata, no del intento del hombre de tener una relación con Dios, sino del intento de Dios de tener una relación con el hombre. En Génesis, lo que vemos es a Dios creando un lugar para Él tener una relación con el hombre. Lo que tú estás sintiendo de querer tener una relación con Dios, apenas te está empezando, pero Dios siempre ha querido perseguir una relación con el hombre; de eso se trata Génesis hasta Apocalipsis; es Dios queriendo tener una relación con el hombre, y ha buscado cuanta manera ha podido inventar, para dejarte saber que la única manera que tú vas a poder tener el descanso que necesitas y el disfrute que Él tiene para ti, es teniendo una relación con Él; es conscientemente buscar tener una relación con Él.