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Dios quiere un pueblo realista

Prefiero reconocer mis gigantes. Me resulta más provechoso a la larga hacerme dolorosamente consciente de mis limitaciones, mis luchas personales, las circunstancias conflictivas de mi vida. Tengo que nombrar mis gigantes, darles nombre y apellido.

Es importante que nosotros entendamos lúcidamente lo que estamos viviendo, que no vivamos pensando en pajaritos en el aire, como el avestruz, con la cabeza metida en la arena, pensando que si hacemos caso omiso del problema, no tendremos que confrontarlo.Dios quiere un pueblo realista, no para obsesionarse con los problemas, pero sí para saber específicamente cómo acometerlos.

Mucha gente está viviendo una vida artificial, sin mucha relación con la realidad que verdaderamente habitan. Disfrazan sus defectos, le echan la culpa a los demás; ignoran los problemas financieros hasta que les dan con un bate en la cabeza. Ahí está la pobre mujer diciéndole al esposo, “Mira, paga la cuenta de la luz, que ya nos hemos atrasado dos meses”. Y él contesta, totalmente despreocupado: “No te apures, que todavía tenemos mucho tiempo”. Y llega un día que trata de prender la luz, y… nada sucede. ¡No! Mire lúcidamente su situación; sea específico en definir sus problemas. La especificidad es clave en la vida cristiana. El ser específico al abordar las situaciones de la vida es uno de los principios más poderosos para el éxito.

[pull_quote_center]Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; Te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti.
Salmos 32:8[/pull_quote_center]

La fe no anula la necesidad de hacer nuestra parte antes de presentar nuestros problemas al Señor. En ocasiones, Dios querrá que analicemos lúcidamente la situación que estamos viviendo, los elementos que nos han llevado al punto de crisis, los defectos de nuestra personalidad que continuamente nos llevan al borde del desastre, antes de intervenir milagrosamente a nuestro favor.

En ocasiones, querrá que agotemos primeramente los recursos naturales que tenemos a nuestra disposición, antes de intervenir sobrenaturalmente. En el relato de la multiplicación de los panes y los peces, por ejemplo, primero envía a los discípulos a explorar entre la multitud y descubrir con qué recursos cuentan (cinco panes y dos peces) antes de tomarlos en sus manos y multiplicarlos milagrosamente.

Dios se glorifica en el hombre o la mujer que reconoce su responsabilidad de vivir una vida sobria e íntegra, caminando con paso firme y seguro, haciendo su parte en vez de dejárselo todo a Dios.

Pídele a Dios sabiduría para entenderte a ti mismo y el contexto en que te mueves. Pídele que te ilumine para conocerte a ti mismo y a la gente con quien te relacionas cada día. Pídele una mirada lúcida, iluminada por su Palabra y el Espíritu Santo, para ver las cosas exactamente como son, en vez de engañarte a ti mismo disfrazándolas o dándoles un nombre equivocado.

Si comienzas a tomarte a ti mismo en serio, como Dios te toma, y te propones vivir una vida de propósito y lucidez, los recursos del cielo acudirán a tu favor, y recibirás la sabiduría que necesitas para vivir de victoria en victoria.

Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error.
Efesios 4:14

Fuente:
Apóstol Roberto Miranda

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