Confiar en Dios nos brinda una seguridad incomparable, como se nos revela en Salmos 27:5, donde se expresa que en el día del mal, Dios nos esconderá en su tabernáculo y nos colocará en lo reservado de su morada, elevándose sobre la roca. Esta promesa se une a la poderosa imagen de protección pintada en el Salmo 91-4-7, donde se nos asegura que al confiar en Dios, estamos bajo la sombra de sus plumas y resguardados debajo de sus alas. Su verdad actúa como escudo y adarga, ofreciéndonos una defensa impenetrable.
Esta confianza en Dios elimina el temor del terror nocturno y de cualquier amenaza diurna, ya que ninguna saeta, pestilencia ni mortandad pueden alcanzarnos cuando estamos bajo su protección.
La promesa es clara. aunque caigan mil a nuestro lado y diez mil a nuestra diestra, nosotros permaneceremos indemnes. Esta seguridad va más allá de las circunstancias adversas, recordándonos que en Dios encontramos un refugio inexpugnable.
Al confiar en Dios, experimentamos una paz que sobrepasa todo entendimiento y una certeza de que, sin importar las dificultades que enfrentemos, estamos firmemente sostenidos por el Todopoderoso. Su fidelidad es nuestra fortaleza, y su amor es el fundamento sobre el cual descansa nuestra confianza. En momentos de incertidumbre, recordamos las bendiciones de confiar en Dios, sabiendo que en Él estamos verdaderamente protegidos.Que hoy recibes en tu vida esa profunda promesa de Dios en el poderoso nombre de Jesús, Gracia y Paz.
