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Dios no está tarde

En Génesis 15, cuando Dios le dice a Abraham que le va a dar un hijo, le añade: Tus generaciones van a estar en esclavitud en Egipto por cuatrocientos años, y yo los voy a liberar. Pero, en Éxodo 12:40, dice: 40 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años. Dios había dicho cuatrocientos, pero le tomó cuatrocientos treinta. La pregunta es si Dios lo hizo más lento, o si fue el hombre quien se atrasó. Tenemos la percepción de que Dios es lento, de que Él no está trabajando en lo que nos prometió, pero ¿qué fue lo que pasó?

“11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. 12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? 14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. 15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.” Éxodo 2:11-15

Moisés tenía que tener una presión emocional terrible; nació en un momento de crisis, donde estaban matando a los niños varones, nace en casa hebrea, su mamá lo entrega a la hija de Faraón, quien la contrata para que lo críe; pero, aunque lo cría su madre hebrea, lo cría en casa egipcia, así que le enseña la cultura hebrea, pero en la universidad le enseñan que es egipcio. Moisés tenía un conflicto de lealtad. Estaba tomando en aquel momento una decisión: No soy egipcio, soy hebreo, y tengo que defender a mi pueblo. Pero lo hizo fuera del tiempo que Dios había determinado. Había tanta confusión en su mente, que se dejó llevar por la emoción del momento. Él sabía para qué Dios lo había llamado, pero todavía no había entendido cómo Dios lo iba a hacer. Dio un primer paso tratando de provocar la manifestación de su destino, y esto lo manda cuarenta años al desierto. Ahí vemos los treinta años extra; esto pasó a los trescientos noventa años de esclavitud, y Moisés pasó cuarenta en el desierto, lo que suma cuatrocientos treinta años. En el reloj de Dios, la liberación de Israel debía haber pasado treinta años antes, pero había un hombre fuera de su destino, y toda una nación se atrasó en la manifestación de la promesa.

Todo lo que hace falta en una casa es que uno se salga del destino de Dios para su vida, para atrasar lo que Dios quiere hacer con el resto. Entra en el tiempo de aceleración en tu vida, porque hay cosas que no van a pasar en la vida de otros hasta que tú entres en lo que Dios tiene contigo, de la misma manera que hay cosas que no van a pasar en tu vida hasta que otros entren en todo lo que Dios tiene para ellos. Cuando Dios te conectó a este ministerio, conectó nuestros propósitos. Si prosperamos, tú tienes que prosperar, y viceversa. Si se atrasa la promesa de Dios para tu vida, se atrasa también lo que Dios quiere hacer con nosotros. Dios nos puede dar un grande sueño de hacer algo nuevo, pero si tú no has entrado en la nueva etapa de prosperidad que Dios quiere para ti, y todavía estás en el desierto dando vueltas, Dios tiene que sacarte a ti del desierto, tienes que dejar de estar dando vueltas y perdiendo el tiempo por una mala decisión, porque hay gente esperando; se ha atrasado el destino de toda una nación porque hay un hombre perdido.

Dios te va a usar a ti para libertar a una nación entera, pero tienes que salir del desierto, de la oscuridad, de lo oculto, y entrar en el plan de Dios para tu vida; Dios ha estado llamando tu atención, ha puesto una zarza ardiendo ante ti, y te ha dicho: Vuelve y entra porque ya mi reloj se pasó, quien me está atrasando eres tú. Fue un error de Moisés lo que atrasó la promesa de Dios; y hasta que él no entrara en lo que Dios quería hacer con él, aquello no se podía completar. Imagina que Dios hubiera tenido que levantar a otro más; pero el que Dios escogió fue a Moisés; lo cuidó, lo preparó. Todo lo que Dios ha invertido contigo, Él no lo va a desperdiciar porque tú no entres a tu lugar. Él va a insistir e insistir, hasta que tú entres. Dios no va a empezar otra vez con otro.

Dios no ha invertido tanto en tu vida para dejarte perdido en el desierto porque Él sabe, no tan solo el valor de su inversión en ti, sino lo que Él puede hacer a través de ti para libertar a un montón de gente. Hay gente que necesita trabajo, y la empresa que Dios te va a dar no es por ti, sino por un montón de personas que en ningún otro lado va a conseguir trabajo sino hasta que tú tengas tu empresa. Hay cosas que están esperando que tú te levantes y hagas lo que tienes que hacer. El reloj de Dios está pasado de hora, pero han sido tus errores los que te han sacado de ese tiempo. Hoy Dios te llama desde la zarza para que entres en tu propósito divino; Él va a ir contigo dondequiera que tú vayas, y vas a ver completado todo lo que Él destinó para tu vida.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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