«»Clamo a ti, oh Dios, pero no respondes; estoy delante de ti, pero ni siquiera miras.»
Job 30:20 (NTV)
Muchas veces cuando estamos en medio de la adversidad, del fuego de la prueba, cuando sentimos que no podemos más, ¡clamamos al Señor! Sin embargo, en ocasiones no vemos una respuesta de Dios y llegamos a pensar que estamos solos. Es allí donde el enemigo quiere sembrar duda y despropósito. Es allí donde debemos ministrar nuestra alma con la poderosa Palabra de Dios que es fuente de vida. Entonces debemos desechar cada pensamiento contrario por la verdad de Dios, pues no caminamos por vista sino por fe. El silencio de Dios no es un indicador de abandono, más bien es un indicador de amor (Sofonías 3:17), de que Él está concentrado llevando a cabo la obra, la extraña obra en nosotros. Tengamos la certeza de su fidelidad y de que Él no abandona la obra de Sus manos. Él no se da por vencido, Él quiere darnos la victoria y llevarnos a un nuevo nivel de conocimiento de Él. ¡Solo cree y alaba al Señor!
Oración
Señor, gracias por Tu Palabra que me sostiene, gracias por los momentos de silencio en los cuales fortaleces mi fe, porque es allí donde trabajas mi autosuficiencia y mi dependencia de Ti. Gracias por la labor que has hecho en mi vida y la que sigues haciendo. Gracias por Tu cuidado amoroso, en el Nombre de Jesús. ¡Amén!
