“9 Salieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá, y el rey de Edom; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias que los seguían. 10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas. 11 Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías.” 2 Reyes 3:9-11
Estos 3 reyes se encontraban en un momento crucial de sus vidas. Tres cosas hicieron, que son las mismas que tú tienes que hacer para recibir tu milagro:
“15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo,” 2 Reyes 3:15
El profeta mandó buscar un músico. El profeta había estado viviendo momentos muy tensos; su mente no estaba en el lugar correcto. Así que comienza a adorar a Dios, y es entonces que recibe la palabra que necesita dar. Cuando vas al servicio, en ese momento de adoración, tienes que entender que lo haces para preparar el camino para la palabra que Él tiene que darte. Es un error pensar que la adoración es la parte más importante. Jesús dijo: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Y no se trata de provocar a Dios con tu adoración para que te dé una palabra, sino de prepararte tú para recibir lo que Él te tiene que decir. El profeta comenzó a prepararse en aquel lugar, comenzó a adorar a Dios, a preparar el ambiente para recibir lo que Dios le estaba pidiendo que hiciera. Así que lo primero es que tu adoración debe ser una con significado y con sentido.
“16 quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques.” 2 Reyes 3:16
El profeta da la instrucción de hacer estanques. Debían hacer estanques en aquel valle. No verían viento ni lluvias, pero debían hacer estanques, huecos donde pudieran recibir lo que Dios tenía para ellos. Tú no puedes hacer que agua caiga, pero puedes hacer el roto donde Dios la va a echar, y creer que Él lo va a llenar. Haz pequeñas acciones de fe con expectativas de que algo grande Dios va a hacer. Eso es lo sobrenatural. Sobrenatural no es esperar cosas gigantescas que Dios haga, sino que haciendo algo sencillo, Dios pueda hacer algo grande. El problema de la gente que cree en lo sobrenatural es que pone la carga toda en Dios porque lo que están esperando es que Dios haga lo grande. Y Dios está dispuesto a hacer lo grande, si tú haces lo pequeño y te atreves a creer que algo grande va a pasar. Dios no te ha pedido que tú suplas dinero para tu negocio, pero abre la corporación. Estás esperando que Dios te bendiga con finanzas, pero no tienes ni cuenta de banco. Hay cosas que se supone que tú hubieras hecho pero las viste tan simples, sencillas, y estás esperando que Dios haga algo; oras y oras, y Dios te dice: En medio de tu sed, coge una pala y haz un hueco, y acuéstate a dormir, y espera que yo lo llene. Cada pequeña acción que tú hagas, lo poco que tú puedas hacer, lo sencillo va a provocar que algo grande venga sobre tu vida. Tú vas a hacer las pequeñas acciones que tengas que hacer, sabiendo que Dios va a llenar el estanque. La lluvia viene sobre tu casa, no vas a morir en el lugar donde estás; tú vas a comenzar a sacar tu vida fuera de la deuda, vas a comenzar a hacer las pequeñas cosas, vas a enviar una vez más tu hoja de vida, y vas a creer que, del cielo, viene algo grande para tu vida. Tú le vas a creer a Dios y algo grande va a pasar. Cada pequeña acción de fe, Dios la va a retribuir con algo sobrenatural sobre tu vida. tú vas a ver la gloria de Dios y lo que era tu punto muerto, será el comienzo de algo más grande para tu vida.
“20 Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.” 2 Reyes 3:20
Ofrecieron holocausto a Dios. La ecuación no se completa sino hasta que tú ofreces a Dios holocausto. No es tan solo hacer, sino también presentarte con una ofrenda que muestre la fe que tienes de que Dios te va a dar ese futuro diferente por el que le estás creyendo. La gente que ofrenda, que siembra, que da, es aquella que sabe que tiene futuro en su vida, que sabe que lo que tiene hoy no es lo último que va a tener. Hicieron holocausto y se acostaron tranquilos. Aquel que ha ofrecido holocausto, ha adorado y ha hecho estanques, se puede acostar tranquilo y saber que mañana algo Dios va a hacer. Aquel que ha adorado, ha oído la palabra y se ha atrevido a hacer lo poco que puede hacer, se puede acostar tranquilo, sabiendo que ya hizo todo lo que podía, y ahora le toca a Dios hacer el resto; porque tú no puedes hacer que lluvia caiga del cielo, pero puedes hacer el estanque donde Dios va a hacer caer su lluvia; y Dios lo va a llenar.
Cuando adores, que sea con expectativa de que vas a escuchar de parte de Dios. Preséntate ante Dios con tu mejor ofrenda, creyendo que Él va a recibirla como olor grato. Cava un pozo, haz lo sencillo, y acuéstate tranquilo. No vas a ver viento ni lluvia; eso es lo grande de Dios; no hace fanfarria para dejarte saber que está ahí, pero cuando abres tus ojos, de repente se comienzan a llenar los lugares vacíos. Cada hueco que tú abras, se va a llenar, en el nombre poderoso de Jesús.
Tú vas a salir de tu depresión, de tu tristeza, y cada estanque se va a llenar, en el nombre de Jesús. Pídele a Dios que te revele cuál es el estanque que tú tienes que hacer en tu vida; hazlo, ten expectativa, y Él lo va a llenar. Créele a Dios que algo simple que tú hagas, va a traer grandes resultados en tu vida. Atrévete a hacer las cosas más inusuales, las más simples, y acuéstate tranquilo creyendo que mañana verás aguas en tus estanques.