Voz del Tabernáculo

Dios es el Dueño de la Calma

El tiempo final no está lejos. Las señales de los últimos tiempos están ante nuestros ojos: guerras, pestes, crisis económicas, corazones fríos y una humanidad que corre sin rumbo, buscando respuestas donde no las hay. Pero en medio del caos y la incertidumbre, hay una verdad inquebrantable: Dios sigue teniendo el control.

Jesús nos dejó una promesa en Juan 14-27:
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.»

El mundo ofrece una paz pasajera, frágil y dependiente de las circunstancias. Pero la paz que Dios da es eterna, firme e inquebrantable, pues proviene de Su Espíritu y no de los hombres.

Dios tiene el control de toda tormenta
En Marcos 4-35-41, los discípulos estaban en una barca cuando una gran tempestad amenazaba con hundirlos. Ellos, asustados, despertaron a Jesús, quien dormía en paz. Con solo una palabra, el Maestro calmó el mar y el viento.

Jesús les preguntó: ¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe?
Hoy esa misma pregunta resuena en nuestros corazones: ¿Dónde está nuestra fe en medio de las tormentas de la vida?

Los tiempos finales traerán más pruebas, pero el pueblo de Dios no puede temer. Debemos estar firmes, confiados en que Él es el dueño de la calma y de nuestro destino.

Cómo mantener la calma en estos tiempos difíciles
Confiando en Su soberanía: Nada de lo que sucede está fuera del plan de Dios. Él gobierna sobre la historia y tiene todo bajo control.

Permaneciendo en oración: La comunión con Dios nos llena de Su paz y nos fortalece para los tiempos venideros.

Refugiándose en Su Palabra: Las Escrituras son nuestro ancla en medio de la tormenta. La fe viene por el oír Su Palabra (Romanos 10:17).

Esperando en Sus promesas: Jesús dijo: «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Él nunca nos dejará.

Predicando el Evangelio: En estos tiempos de confusión, el mundo necesita escuchar el mensaje de salvación. No podemos quedarnos callados.

Cristo viene pronto. ¡Estamos listos! El final de los tiempos no es una amenaza para los que han puesto su confianza en Cristo, sino una esperanza gloriosa. Él viene a establecer su reino de paz y justicia.El mundo puede temblar, las naciones pueden caer, pero nuestro Dios sigue sentado en Su trono. Si Cristo está en nuestra vida, no hay nada que temer.
Hoy es el tiempo de buscarle con todo el corazón. El tiempo final no está lejos, pero el dueño de la calma sigue siendo Dios.

«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.» (Salmo 46-10). Gloria a Dios!!

Fuente:
Margarita García | Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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