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Dios es Dios de Valles

28 Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.”  1 Reyes 20:28

En la nación de Israel, en la historia bíblica, el lugar geográfico era demasiado importante.  Cada cosa que se hacía, dondequiera que el pueblo se posicionaba, tenía que ver con su seguridad, con su protección, con su provisión.  En el desierto, se toma agua de la roca y se come maná; en la tierra prometida, se nos promete disfrutar del fruto de la tierra.  Posiciónate mentalmente por un momento en aquellas épocas, en aquellos tiempos.  ¿Cuán importante era estar al lado de un monte, de un río?  Era vital, necesario.  La geografía determinaba la protección, el cuidado, el desarrollo familiar, lo que se iba a comer, la protección contra los enemigos.

En estos lugares geográficos, ocurrieron cosas interesantes y poderosas de las que podemos extraer principios espirituales que marquen nuestra vida.  En los valles, en los lugares más bajos, Dios puede obrar en tu favor y darte grandes victorias.  Y en los lugares más sencillos, más simples, en las planicies de tu vida, tú puedes ver la mano de Dios obrar en ti y hacer cosas sobrenaturales.  Por otro lado, los montes son lugares bonitos, elevados, donde podemos ver a Dios y tener experiencias distintas.  Pero lo grande de todo esto es que Dios es Dios de montes y Dios de valles.

Quizás te encuentras en una etapa de frustración, de tristeza.  Quizás estás en un monte, en un lugar alto, pero no estás teniendo las experiencias que sabes que deberías vivir en ese lugar tan prominente donde Dios te ha posicionado.  O puede que te encuentres en un lugar bajo, en un valle, tal vez como el valle de sombra de muerte, o como el valle de los huesos secos, o quizás te encuentras en el valle de Escol, que es el valle de las uvas de la tierra prometida, pero también donde se mete la duda en el corazón del pueblo y, eventualmente, desisten de entrar en todo lo que Dios les había prometido.  Quizás estás en el valle donde Sansón entregó su vida, donde cometió el error de darle a Dalila su corazón, y luego vemos cómo su vida se complica día tras día.  Puede que te encuentres en el valle de las lágrimas.  Ese lugar donde hay llanto y dolor, donde mientras caminas, lo que sientes es el sufrimiento, el dolor, la tristeza de lo duro y lo difícil de tu caminar durante esta temporada.  Pero hay promesas de Dios para ti, a pesar de las circunstancias que estás viviendo.

El pueblo sirio había comenzado a acosar al pueblo de Israel, justificando la derrota que ellos habían tenido ante Israel, diciéndoles: me ganaste porque tienes una ventaja: estás en un monte.  Les decían: ¿por qué no bajan acá al valle, acá abajo?  Alegaban que no fue Dios quien los protegió, sino el monte y la estrategia que utilizaron para protegerse en ese lugar.  En aquellos tiempos, cuando el pueblo de Israel buscaba protección, lo hacía rodeándose de montes; de esa manera, era difícil que la gente lo atacara, que llegaran donde ellos otros ejércitos.  El salmista decía: alzaré mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro?  Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.  Así que los sirios estaban diciendo al pueblo de Israel: la estrategia les funcionó, se rodearon de montes, y por esa razón tu reclamas que Dios te dio la victoria, cuando la realidad es que fue el monte el que te cuidó.  Y Dios le dice al pueblo: les vamos a demostrar que yo no tan solo soy Dios de los montes, que la protección de ustedes viene de parte mía, que no es únicamente la estrategia del monte, del lugar en que se encuentran, sino que yo soy capaz de protegerlos y cuidarlos en los lugares altos, en los lugares bajos, en los lugares pequeños, en los lugares grandes.  Les dice: vamos a demostrarles que yo soy Dios de montes y Dios de valles.

La experiencia de los montes es maravillosa.  En la Biblia, vemos cómo Dios le da experiencias sobrenaturales al pueblo en los montes.  Es en un monte donde Dios le da las tablas a Moisés; dice la Biblia que el monte ardía, que la presencia de Dios se manifestaba tangiblemente delante del pueblo.  Fue en un monte donde Dios le dio la revelación a Abraham de que Jehová Jireh, de que Él iba a suplir todas sus necesidades.  Así que, los montes, esos lugares altos, son lugares maravillosos.  Y todos quisiéramos tener la experiencia de un monte, pero cuando estamos en los lugares bajos, en los valles, es cuando más tenemos que depender de nuestro Señor.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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