Nuestra relación con Dios va de la mano del temor reverente hacia él. El temor de Dios es tan crítico como necesario. Sin temor de Dios no parece existir una verdadera comunión con nuestro creador. La sabiduría del hombre espiritual es un don del Todopoderoso basado en el conocimiento de su Palabra y de la revelación de su hijo Jesucristo. El principio de la sabiduría del hombre natural (sin Dios) comienza cuando el hombre afirma que todo parte del conocimiento de sí mismo para enfrentar la vida desechando el conocimiento de Dios. Amar la sabiduría en el temor de Dios es reconocer nuestra pequeñez delante de su majestad y poderío y entronarlo definitivamente en el corazón. ¿Por qué? Porque Cristo es la sabiduría de Dios. “Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio…” (1 Co 1.30 NTV)
Conocer a Dios no es saber literalmente sus atributos, sino perseverar en el temor reverente porque él es nuestro Padre y le debemos el respeto de hijos que no en pocas ocasiones, se descarrían desestimando su Palabra y haciendo nuestra propia voluntad Reverencia es obediencia incondicional mientras edificamos cada día una comunión con él hasta hacernos uno con él. Dice Santiago que aquél que quiera obtener sabiduría puede solicitarla al Padre y él la proveerá (Stg 1.5).
El sabio busca el consejo de Dios porque sabe que es este el único oponente poderoso contra el libre albedrío y las maquinaciones del maligno. En el intento de modelar la vida conforme a la mente y voluntad de Dios el hombre espiritual que ama la sabiduría y el consejo de Dios comienza a parecerse cada día más a Cristo considerando lo que es terrenal en la perspectiva eternal. La sabiduría divina procede de la fe en Jesús, comienza y termina en ella; es un don sobrenatural que se sustenta en la obediencia, la reverencia, y en la perseverancia en hacer lo recto a los ojos de Dios. El Espíritu Santo es el proveedor de ese don sobrenatural y la buena noticia es que Ud. y yo lo tenemos.
Dios bendice al que ama su sabiduría y busca, en primer lugar, su consejo. La iglesia de Cristo debe multiplicar sus oraciones para que Dios levante y capacite a mentores y consejeros llenos del Espíritu Santo que asistan a la iglesia en tiempos de crisis y de “dolores de parto”, sin olvidar que Dios en su Palabra nos insta a buscar su sabiduría para conocerlo más y mejor y para que nos consuma el gozo de una vida espiritual dependiendo de su consejo. Pablo decía a los efesios: “…y le pido a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría espiritual y percepción, para que crezcan en el conocimiento de Dios” (Ef 1.17)
Estoy seguro que Ud., tanto como yo, hemos tenido el privilegio de conocer personalmente a necios que se volvieron sabios por la locura de la predicación y la comprensión del misterio de la sabiduría de Dios, Jesucristo, la encarnación del que lo llena todo y es en todo. Vivamos como sabios hombres y mujeres espirituales (Ef 5.15) porque esa es la voluntad de Dios.
¡Dios bendiga su Palabra
El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR, y el conocimiento del Santo es inteligencia. Proverbios 9:10