
«Y busqué entre ellos hombre que hiciera vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; y no lo hallé. Ezequiel 22-30
Hoy el Señor despierta nuestro espíritu con un llamado urgente: no podemos continuar dormidos mientras el enemigo roba la paz, destruye hogares y debilita la fe de muchos. No es tiempo de indiferencia, es tiempo de vigilancia y acción espiritual.
El Señor busca corazones dispuestos, hombres y mujeres que se pongan en la brecha, intercediendo, defendiendo, sanando y restaurando. No basta con mirar desde lejos o lamentarse en silencio. Este es un llamado a ser centinelas del espíritu, a orar con pasión, a hablar con verdad y a actuar con amor.
Pidamos al Espíritu Santo que nos despierte del letargo, que sacuda toda apatía y nos llene de discernimiento. Que podamos ver con claridad dónde hace falta Su luz, Su poder y Su consuelo. Que tengamos la valentía de entrar donde hay oscuridad y proclamar vida.
Señor, danos una fe viva, que no se esconde, que no teme, que sostiene a los débiles y levanta al caído. Haznos canales de tu poder y tu misericordia. Que donde haya dolor, llegue tu sanidad a través de nuestras manos. Que donde haya confusión, hablemos tu Palabra con claridad.
Hoy, más que nunca, Dios nos llama a estar despiertos, vigilantes, y disponibles. Que podamos responder como Isaías: «Heme aquí, envíame a mí»