Cuando Pedro negó al Maestro, el gallo cantó, tal como Jesús había dicho. Quizás tú llevas tiempo en los caminos del Señor, y necesitas el cantar del gallo. Pedro llevaba tiempo con Jesús; No era un cristiano de hoy, no se había convertido ayer; Llevaba tres años y medio con el Maestro. Sin embargo, esta historia la vemos en los cuatro Evangelios, y en Marcos y en Mateo se nos explica que la primera y la segunda vez, lo negó, pero la tercera, lo que hizo fue maldecir para demostrar que él no era de Jesús. ¿Cómo un hombre que llegó a reconocer que Jesucristo era el Hijo de Dios, llegó a ese punto? Podemos imaginar que el fracaso carcomía la mente de Pedro. La Biblia dice que lloró amargamente; Porque nuestros errores, mientras no sabemos que son errores, no nos duelen, pero la amargura viene cuando el gallo canta y tus ojos se abren y sabes lo que hiciste.
En Juan 15, acusan a Pedro de ser uno de los de Cristo, y él responde: No soy. Lo curioso es que, en otra ocasión, Jesús vino en medio de la tormenta y, desde lejos, les dijo: Tranquilos, no teman; Yo soy. Porque, si algo debe calmarte en medio de problemas, es saber que, cerca de ti, está la gente que tú amas. No hay mejor sonido que cuando entran a tu casa y te dicen desde lejos: Soy yo, llegué. Te calma porque no es cualquier persona la que entró. Imagina cuando es Jesús quien, en medio de su peor tormenta, le dice a Pedro: Tranquilo; Yo soy. Pero, cuando Jesús está viviendo su peor momento, lo que oye de Pedro es: No soy. Aquello tenía que atormentar a Pedro; Le falló al Maestro; Llevaba tiempo caminando con él, pero ¿qué pasó en la vida de Pedro que lo llevó a ese lugar?
En Mateo 26, cuando Jesús dice lo que tenía que pasar, Pedro dijo: Yo voy contigo. De forma arrogante, dijo: Eso no te va a pasar, yo te voy a seguir, te voy a ayudar. Lo peor que le pasa a un cristiano es pensar que por sus fuerzas puede llevar los problemas que vienen por delante. El primer error de Pedro fue confiar que podía por sus fuerzas seguir este camino. Los que servimos a Dios, sabemos algo: Que nunca es por nuestras fuerzas, por lo que tú puedes o no hacer, que no se trata de tus intenciones, sino del poder del Espíritu Santo, quien te da la fortaleza para continuar hacia adelante. El peor error que tú puedes cometer es llegar a creer que tú puedes hacer lo que solo Dios puede hacer contigo.
En Mateo 26, dice que Jesús llevó a Pedro consigo a orar, y Pedro no pudo orar ni por una hora. Cuando crees que puedes por tus fuerzas, tu próximo error es dejar de hacer las cosas que te dan las fuerzas necesarias para poder vencer. Lo segundo que la gente hace es dejar de orar, de ir a la iglesia, cosas vitales para su vida. Y entonces llega lo tercero.
En Mateo 26, dice que Pedro comenzó a seguir a Jesús desde lejos. Seguir a Jesús desde lejos, es cuando oyes palabra, pero no te quieres comprometer; Sigues a Jesús, pero de lejos. Es fácil ver desde lejos, pero también es un peligro porque, cuando estás cerca, tú tienes confianza que no tienes de otra manera. Con Jesús a su lado, Pedro se atrevía a sacar espada; Ahora tenía que huir. Porque hay una gran diferencia entre seguir a distancia, y seguir de cerca. Muchos siguen a Jesús de lejos. Esto les lleva al cuarto error.
Dice la Biblia que los soldados hicieron una hoguera, y Pedro fue a calentarse; Hacía frío aquella noche, y allí Pedro fue también a calentarse con ellos. Cuando tú comienzas a calentarte con la gente incorrecta, terminas hablando igual que ellos, y negando al Maestro, aunque lo amas. Todo lo que hace falta para que tu familia se divida es que tus hijos oigan la conversación incorrecta, que tu cónyuge oiga la conversación incorrecta, que se calienten en el mundo en que vivimos. Porque la verdad es que es un mundo frío, y el mundo te ofrece cómo calentarte; Pero, cuando tú te calientas con la gente incorrecta, terminas negando al Maestro, terminas por el camino de la amargura y el dolor.
Y el quinto error de Pedro fue maldecir; Decir contrario a lo que él creía. Cuando le dijeron: Tú hablas igual que ellos, Pedro comenzó a hablar todo lo contario. Comenzó a hablar como habla el mundo, para tratar de ser parte del mundo, para que el mundo no lo acusara.
Dios te ha dado una manera de hablar, un lenguaje diferente al del mundo; Y, en medio de tu peor crisis, nunca puedes dejar de hablar lo que Dios ha dicho que tienes que hablar. Puede que hoy tú estés confiando en tus fuerzas, que no estés orando como deberías, que estés siguiendo a Jesús desde lejos, que estés calentándote con la gente incorrecta, y que estés hablando contrario a lo que deberías. Y el gallo canta para ti hoy, anunciándote un nuevo tiempo, un nuevo día; La pregunta es: ¿Vas a cometer el mismo error? Porque el dolor del error no es cometerlo, sino repetirlo en un nuevo día. Aquello hizo que Pedro llorara amargamente. Cuando tú te alejas de las cosas del Señor, cuando permites que tu corazón se enfríe, eventualmente, vas a sentir verdadero vacío.
Este mensaje no llega como ruiseñor a entretenerte, sino como gallo que te predica y te dice: ¡Despierta! Quizás no es el mensaje bonito que esperabas, pero es el que tú tienes que leer porque tú no sabes cómo vas a terminar, si como Judas, acabando con tu vida, pero Dios te hace llegar este mensaje hoy para que oigas el sonido del gallo que te dice: ¡Despierta! Despierta a cómo estás con Dios. ¿Le sirves de lejos? ¿Te calientas con gente incorrecta? Eres tú quien debe influenciar a tus amigos, y no al revés; Porque la hoguera que tú tienes les puede calentar, pero la de ellos no te puede calentar a ti. Lo más triste es no darte cuenta lo mal que estás, sino hasta que sucede una tragedia; Una de dos: O llega una tragedia para despertarte, o escuchas al gallo cantar. Y hoy el gallo ha cantado en tu vida a través de este mensaje para dejarte saber que ninguno estamos exentos de fallar. Este mensaje no es para el pecador que está en el mundo; Pedro no era cualquier persona, sino un discípulo; Pero aun los discípulos pueden estar cometiendo errores sin darse cuenta.
Que tu corazón despierte a la realidad de quien es Dios, y que hoy tú tomes una nueva decisión: Que nunca más le seguirás de lejos ni te calentarás con la gente incorrecta ni dejarás de orar ni confiarás en tus fuerzas ni hablarás contrario a lo que sabes que tienes que decir. Comprométete con Dios que cada vez que Él te dé una nueva oportunidad, cada mañana tú harás lo que tienes que hacer para seguirle hasta alcanzar tu máximo potencial. Oramos que recibas este mensaje y Dios tome tu corazón y lo transforme, liberando tus pensamientos, dándote pasión y fortaleza, en el nombre poderoso de Jesús.