Para ser más semejante a Cristo hay que conocer la Palabra de Dios. Hay que saber cómo Cristo vivió cuando estuvo en la tierra, y el único lugar donde aprender eso es en las Escrituras, que son la revelación de Cristo. El Antiguo Testamento prepara la escena para Él, crea la necesidad de Él y predice su venida. Los Evangelios relatan su llegada. El libro de Hechos describe el inmediato efecto de su ministerio. Las epístolas describen la importancia a largo plazo de su vida y ministerio. Y Apocalipsis da detalles de su futura venida y de su juicio de la tierra.
Cristo es el punto central de toda la Biblia, y hay que estudiarla para saber cómo es Él. Muy a menudo estudiamos la Biblia en busca de argumentos teológicos o para responder preguntas. Esas cosas son importantes, pero lo más importante del estudio bíblico es saber más de Cristo para que podamos ser como Él.