La paciencia de Dios será nuestro octavo mensaje de la serie acerca de los atributos divinos. La paciencia, como el resto de los otros atributos de Dios, está en perfecto balance con todos ellos. Ella es tan importante como lo es su ira o santidad. Dios es 100% paciente y 100% justo.
Pero de todos los atributos de Dios, la paciencia es el atributo más demandante para nosotros. ¿Por qué decimos esto? El autor Arthur Pink parece darnos una excelente respuesta cuando dice: “Que maravillosa es la paciencia de Dios con el mundo de hoy. Por todos lados, la gente está pecando a manos llenas.
La ley divina es pisoteada y Dios mismo es despreciado abiertamente. Es realmente asombroso que Él no mate al instante a aquellos que lo desafían con tanto descaro. ¿Por qué no aparta repentinamente al arrogante infiel y al blasfemo descarado como hizo con Ananías y Safira?
¿Por qué no hace que la tierra abra su boca y devore a los perseguidores de su pueblo para que, como Datán y Abiram desciendan vivos al Seol? ¿Y qué hay de la cristiandad apóstata donde ahora se toleran y practican cada forma posible de pecado al amparo del santo nombre de Cristo? ¿Por qué la Justa ira del Cielo no pone fin a tales abominaciones?”. La respuesta a estas preguntas ya Pablo las había dado en (Romanos 9:22-23).
Los hombres se equivocan al pensar que Dios nunca va a actuar y que todo seguirá igual. Dios está a punto de derramar su ira; eso significa que su paciencia también está a punto de agotarse. Esto lo afirmamos porque hay un menosprecio constante al llamado de arrepentimiento de parte de Dios.
Los burladores del cual Pedro nos habla en este pasaje aumentan cada día, y menosprecian, como previamente lo había dicho Pablo, las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad (Romanos 2:4). Los hombres ignoran lo que significa: “! ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31). Estudiemos pues la paciencia de Dios como él donde está anclada nuestra esperanza de salvación. He aquí su significado.
LA PACIENCIA DE DIOS MANIFIESTA
“Por Lo Cual El Mundo De Entonces Pereció Anegado En Agua…” V. 6.
La paciencia de Dios no actúa de inmediato ante una situación que lo amerite. Dios tiene el poder y la capacidad de ejecutar su voluntad en cualquier instante, sin embargo, no lo hace, sino que espera. ¿Por qué Dios espera tanto? ¿Por qué no ejecuta el ardor de su ira cuando obramos mal? ¿Se da cuenta cuán impaciente somos al comparar nuestra paciencia con la de Dios? Con frecuencia la inquietud y la ansiedad nos abruma por querer cumplir con nuestras tareas. La mejor palabra para definir la paciencia de Dios es “longanimidad”.
Esta palabra es una referencia a alguien que posee la serenidad y paciencia de esperar, y si alguien tiene perfectamente eso es Dios. La paciencia de Dios la vemos con el tiempo previo al diluvio. Dios le dio muchos años a la humanidad antes de enviar el diluvio. Fue durante ese tiempo cuando Noé predicó su “evangelio” de arrepentimiento, pero solo 8 personas se salvaron. Dios soportó con paciencia, hasta 6 peticiones de parte de Abraham, antes de destruir a Sodoma.
Dios esperó cuatro generaciones antes de limpiar Canaán de su idolatría, recordando lo dicho a Abraham, “hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos” (Génesis 15:15). Dios aguardó con paciencia soportando la arrogancia de Faraón, enviándole una plaga tras otra como advertencia de la destrucción de Egipto. Fueron un total de 9 plagas antes de enviar al ángel destructor de los primogénitos (Éxodo 11:4-8).
Hace más de 2000 mil años Dios ha manifestado su paciencia, pero el fin de su paciencia está por llegar. Después de eso la paciencia de Dios ya no existirá más, porque su plan eterno habrá concluido con el hombre. Dios ha revelado su paciencia como su ira.
LA PACIENCIA DE DIOS RETENIDA
“Pero Los Cielos Y La Tierra… Están Reservados Por La Misma Palabra…” V. 7.
Cuando tocamos este tema nos enfrentamos al pensamiento moderno que la paciencia de Dios va a continuar para siempre. Sin embargo, esta manera de pensar a menudo olvida aquellos textos donde se habla de la justicia y venganza de Dios. Este mismo texto habla de eso. La advertencia de Hebreos 10:26-39 y Romanos 12:19 es muy clara en la Biblia.
Ciertamente Dios es elástico en su paciencia, pero también su paciencia tiene un límite, sobre todo cuanto estos textos nos revelan a Dios vengador. Entonces, la pregunta que pronto nos hacemos es ¿por qué tarda en llegar el juicio completo, incluyendo la venganza de Dios, sino que sigue llegando su misericordia? Otra vez, para dar una respuesta a esto debemos ir lo expresado en textos como el de Éxodo 34:7.
Interesante que quien habla en este versículo es Dios mismo, al decirnos que Dios es “lento para la ira”. La ira de acuerdo con este texto llega cuando no hay arrepentimiento. Y mientras su ira es lenta, como si estuviera dirigida por el atributo de su paciencia, su misericordia está lista para correr.
Dios odia el pecado, y ha descargado toda su ira contra él al permitir la muerte de Cristo, y es por nuestro pecado y nuestra constante lucha contra él, cuando la paciencia de Dios se alarga para ayudarnos.
Sin embargo, aunque Dios sea paciente en relación con nuestra condición, no significa que Él espere mucho tiempo, sino que Dios sigue siendo longánime, agregando a esa longanimidad la riqueza de su bondad y la riqueza de su paciencia hacia los pecadores, según lo expresado por Pablo en Romanos 2:4. La paciencia generosa de Dios debería motivarnos a corresponder a ella por medio de una vida llena de un temor reverente por Él.
LA PACIENCIA DE DIOS CON SUS ENEMIGOS
“¿Dónde Está La Promesa De Su Advenimiento?” V. 4.
Una de las cosas sorprendentes de este atributo es su aplicación, no solo para quienes somos sus hijos y su pueblo, sino también su marcada lentitud para aquellos quienes lo aborrecen y hasta se oponen a Él. Hay una provocación continua de los hombres como los días previos al diluvio contra Dios y su Palabra. Y esa paciencia de Dios con sus enemigos sigue el mismo principio cuando Él envía su lluvia para justos e injustos (Mateo 5:43-48).
La paciencia de Dios se extiende hacia sus enemigos porque cuando llegue el juicio final ninguno de ellos hablará de un Dios injusto por no haber concedido el tiempo y a oportunidad para un arrepentimiento. Si Dios no quiere que nadie se pierda según la aseveración de Pedro, entonces debemos pensar que su paciencia es extensiva para sus enemigos.
El “crujir de dientes” dicho por Jesús en el infierno será de quienes rechazaron su invitación terrenal, y estando en tan terrible lugar no llorarán como otros quienes aceptaran la justicia de Dios, y su paciencia, sino crujiran de rabia y de ira blasfemando a Dios por haberlos lanzado a ese lugar como lo hará con Satanás, el anticristo y el falso profeta. Los burladores de Dios, como los del tiempo de Pedro, tuvieron la oportunidad de arrepentirse y no lo hicieron.
Antes de inflamarse la ira de Dios, y el tiempo del juicio, Él advierte e invita previamente. La paciencia de Dios hacia Sus enemigos se extiende tanto, que su mismo pueblo hasta grita, perplejo: “Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? (Apocalipsis 6:10), y también el Salmo 94:3, nos dicen: “¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos? Pero frente a esto, el reloj de la paciencia de Dios marcará pronto su hora.
LA PACIENCIA DE DIOS CON SU PUEBLO
“Mas, Oh Amados, No Ignoréis Esto…” V. 8.
Este texto nos habla de un Dios moviéndose en el tiempo con su paciencia milenaria para con su pueblo. Si bien para Él un “día es como mil años” todo ese tiempo ha tenido que soportar a su pueblo. El tema de la paciencia de Dios nos hace verlo como un “alfarero paciente”, quien está soportando el barro rebelde de los vasos de la ira de su creación, con mucha paciencia según Romanos 9:22.
Entonces, si Dios ha soportado a sus enemigos, a quienes los considera los “vasos de ira” ¿cuánto más tratará con paciencia a los vasos de misericordia? En este sentido podemos pensar que, si Dios fue lento en su ira para con su pueblo, de igual manera ahora lo es para con nosotros. Y si alguien sabía de la paciencia de Dios era Pedro. Él supo cómo Dios ejerció su trabajo de alfarero para hacer de él apóstol y pastor que ahora escribe.
Cada creyente tiene un testimonio de la paciencia de Dios en su vida. Cada uno sabe cómo Dios ha venido hablando y tocando sus corazones con su infinita paciencia y no dejarnos en el camino. Y cuando revisamos esa paciencia divina, nos damos cuenta cuán necesitados estamos de ella cada día. El salmista previamente había dicho: “No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados” (Salmos 103:10).
Como hijos de Dios le damos tantas razones para habernos consumidos (Lamentaciones 3:22). Nos gusta recitar siempre: las misericordias de Dios “son nuevas cada mañana”, pero ese texto está enmarcado dentro de la declaración anterior del v. 23.
V. LA PACIENCIA DE DIOS ENCARNADA
“Pero El Día Del Señor Vendrá Como Ladrón En La Noche…” V. 10.
Alguien ha dicho que “en Jesús, el Dios-hombre, el canto de la lentitud de la ira de Dios alcanza su clímax”. ¿Por qué aseveramos que Jesucristo es la encarnación de la paciencia de Dios? Porque toda su vida fue una expresión de paciencia, soportando la actitud de los hombres. Uno de los casos más notable de su queja y paciencia fue aguantar a sus discípulos según Lucas 9:41.
Observe los casos donde él aguantó a Pedro, Juan, Jacobo, Tomás y a los otros que desconocemos sus impertinencias contra el Hijo de Dios. La exclamación “Oh generación incrédula y perversa ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarnos?” Es una revelación de sus emociones frente al comportamiento humano. La paciencia de Jesús la vemos cuando le tocó vivir en medio de las tinieblas, siendo luz, llevando una vida sin pecado.
Jesús tuvo que soportar con paciencia a sus enemigos cuando le calumniaban. Tuvo que soportar con paciencia el rechazo de su propia familia.
Al final de sus días, cuando estaba para ofrendar su vida en sacrificio, y pudiendo tener legiones de ángeles para que lo ayudaran (Mateo 26:53), soportó con paciencia los latigazos, las espinas, los clavos, y las burlas de la multitud insensible, pronunciando bajo el dolor de los clavos la cruz, palabras de perdón para todos los presentes (Lucas 23:34).
Y ahora, al final de los tiempos, Jesús espera el día cuando su Padre, quien sigue con su paciencia, le dirá: “Hijo, llegó la hora, desciende y busca a tu pueblo”. Bendita sea su paciencia, porque es para salvación.
Alguien escribió, diciendo: “la paciencia de Dios es una mano que llama, una puerta abierta y un camino a casa”. Y eso es el sentido completo de nuestro texto del mensaje, que dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” v. 9.
Pedro, al hablarnos de la paciencia de Dios, nos deja estas recomendaciones finales: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis andar en santa y piadosa manera de vivir…” v. 11. Y también añade: “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” v. 14. La mejor manera de ser agradecidos con Dios por su paciencia es vivir y esperar a su Hijo de esta manera. Amen.
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