Articulos

Dejemos que Dios transforme cada capítulo de nuestra historia

En los cielos está Cristo, nuestro Rey eterno, lleno de amor infinito y misericordia. Él no sólo observa desde Su trono celestial, sino que anhela ser parte activa de nuestras vidas, ministrar nuestro corazón y darnos Su paz. La invitación es clara: abramos la puerta a Dios y dejemos que transforme cada capítulo de nuestra historia.

Dios es el único que puede cambiar el rumbo de nuestras vidas. Muchas veces, cargamos con preocupaciones, heridas del pasado y situaciones que parecen no tener solución, pero cuando permitimos que Dios entre, Su luz disipa toda oscuridad y Su amor cubre todo vacío. Como dice Apocalipsis 3:20: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él y él conmigo.»

Cuando alabamos y adoramos a Dios, estamos reconociendo Su soberanía y entregando el control de nuestras vidas. La adoración no solo es un acto de gratitud, sino también de confianza. Es decirle al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza y mi guía.»

Al dejar que Dios se meta en nuestra historia. Recibimos Su amor eterno: Dios nos ama con un amor incondicional que nunca falla. Este amor nos sostiene en los momentos de debilidad y nos da fuerzas para seguir adelante.Estamos llenos de Su paz: Su paz es única, diferente de la que el mundo puede ofrecer. Es una paz que guarda nuestro corazón y nuestra mente, incluso en medio de las pruebas.Nuestra historia toma un propósito divino: Todo lo que vivimos, sea bueno o difícil, se transforma en parte de un plan más grande cuando lo ponemos en manos de Dios.

La clave está en la rendición total. Dejemos que Él sea el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Dejemos que Su Espíritu nos guíe en cada paso y confiemos en que, al final, Su plan será perfecto.

Hoy es el día para abrir nuestro corazón y permitir que Dios escriba nuestra historia con Su amor y gracia. Alabemos y adoremos a nuestro Dios con todo nuestro ser y confiemos en que saldremos llenos de Su amor y paz. Él quiere ministrarnos, transformarnos y guiarnos hacia la plenitud de Su propósito.

Señor, aquí estoy, dispuesto a entregarte mi vida. Toma mi historia en tus manos y escribe en ella Tu propósito eterno. Lléname de Tu amor y paz, y hazme un instrumento para Tu gloria. Que mi vida sea un reflejo de Tu gracia y que en cada paso pueda adorarte con todo mi corazón. Gracia y Paz.

Fuente:
TPD

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba