Articulos

Dejemos de ser una familia de lamentos

LAMENTACIONES 3:39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

No podemos negar que lastimosamente muchas familia cristianas son en realidad una familia de lamentos, viven lamentándose por todo, por la economía, que el dinero no alcanza, por los pleitos que tienen como matrimonio, por los malos caminos de sus hijos, por no tener un buen empleo, etc.

Y tenemos que comprender que esa actitud de vivir quejándonos de solamente vivir lamentandonos hace que al igual que el pueblo de Israel no avancemos sino que sigamos  estancados en el desierto de una vida sin gozo y sin paz (Números 14:26-30) Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 27 ¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan? 28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. 30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.

  1. I) VEAMOS PRIMERAMENTE LA VERDAD ESPIRITUAL QUE NOS DECLARA EL TEXTO QUE HEMOS LEÍDO PARA COMENZAR (LAMENTACIONES 3:39) ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado

Este texto nos declara una VERDAD INCÓMODA dura o difícil de reconocer y aceptar: De muchas cosas de las que hoy nos estamos lamentando en realidad los responsables somos nosotros mismos.

Nos lamentamos por lo que estamos viviendo pero no reconocemos los errores que hemos cometido y que nos están afectando en nuestra vida.

  • Muchos se quejan que no pueden conseguir un buen empleo con un buen salario pero no reconocen que no quisieron aprovechar las oportunidades para prepararse académicamente que desperdiciaron, no reconocen el tiempo que perdieron en cosas que no valían la pena.
  • Otros se quejan de los problemas que hay en sus matrimonios, de la falta de paz, de los problemas en la intimidad matrimonial, pero no reconocen las malas actitudes que han tenido con su cónyuge, no reconocen la indiferencia, las palabras hirientes, las infidelidades, y los maltratos.
  • Otras familias viven quejándose de los malos caminos y de la rebeldía de sus hijos e hijas, de las malas amistades en las que están enredados, en los vicios que han caído, etc Pero no reconocen su falta de autoridad, no reconocen su falta de disciplina, no reconocen que no les dieron un verdadero ejemplo de vida cristiana, no reconocen el abandono en el que sus hijos vivieron
  • Otras familias se quejan que no hay paz, que nada les sale bien, que solo problemas tienen, que no salen de una para entrar a otra, pero no reconocen que se han apartado de los caminos de Dios, no reconocen que se han enfriado espiritualmente, no reconocen que se viven quejando pero no se acercan al Señor.
  1. II) ¿QUÉ NECESITAMOS HACER ENTONCES PARA DEJAR DE SER UNA FAMILIA DE LAMENTOS?
  • Lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestros pecados, reconocer nuestros errores y tener una actitud de arrepentimiento (Hechos 3:19) Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
  • Tenemos que buscar la ayuda de Dios con un corazón sincero, tenemos que reconocer que necesitamos la ayuda del Señor, que nosotros solos no podemos transformar la realidad de nuestra vida (Salmos 111:2) Grandes son las obras de Jehová, Buscadas de todos los que las quieren.
  • Necesitamos cambiar nuestra actitud de queja y lamentos por una actitud de agradecimiento y contentamiento (Proverbios 15:15) Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.(1 Timoteo 6:8) Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
  • Dejar atrás el pasado y todas aquellas cosas que no podemos cambiar y enfocarnos en lo que con la ayuda de nuestro Dios si podemos cambiar y alcanzar (Filipenses 3:13) Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
  • Tenemos que estar dispuestos a permitir que el Señor modifique nuestras costumbres, nuestras prioridades,  y nuestras actitudes para ya dejar de ser de una vez por todas una familia de lamentos y nos convirtamos en una familia de agradecimiento  (Salmo 51:7-8) Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido
Fuente:
Pastor Oscar Flores | EL SALVADOR

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba