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Deja que Dios te convenza

Fe no es querer convencer a Dios de algo.  Fe es dejar que Dios te convenza a ti.  ¿Por qué la gente dice que la fe no le ha funcionado?  ¿Por qué dejan de soñar, y lo que hacen es pensar?  Porque lo que la gente llama fe es producto de sus ideas positivas, y oran queriendo convencer a Dios de que les den lo que ellos están soñando.  Entonces, tratan de –con su fe – convencer a Dios.  Tú fe agrada a Dios, pero no es lo mismo.  Una cosa es que tu fe le agrade; otra, que lo convenza.  La fe no convence a Dios.  Dios te convence a ti para creer.  Dios es el que está buscando persuadirte para creer.  Es Él quien provoca en ti el querer como el hacer.  Es Dios el que está buscando que tú le creas.  Por eso, en el libro de Romanos, dice que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios.  Cada vez que tú te expones a la palabra de Dios, cada vez que tú lees la Biblia, cada vez que la estudias, es Dios convenciéndote para que tú le creas.  Cuando tú estudias la palabra, cuando lees una y otra vez, llega un día en que esa palabra te agarra el corazón.

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.”  Juan 3:16

Un verso como este, tú lo lees una vez y no pasa nada; pero sigue leyendo, deja que Dios te persuada.  Un día lo vas a leer y vas a llorar porque te vas a dar cuenta de lo que dice ese verso acerca del amor de Dios para ti, y esa palabra te va a convencer para creer como nunca antes habías creído.  Nadie niega la fe si tiene verdadera fe; aquel que piensa que tiene fe porque profesa algo, está tratando de convencer a Dios; pero aquel a quien Dios ha convencido no tiene manera de negar la fe; pero para hacer eso, tienes que buscar su palabra, tienes que amar su palabra, tienes que meterte en la palabra, tienes que dejar que Dios te convenza.

Tú no tienes que convencer a Dios para que te dé una casa.  Tu fe no convence a Dios para que te dé una casa; tú tienes que dejar que Él te convenza a ti de que Él la quiere para ti.  Pero Dios nunca te podrá convencer de lo que Él quiere para ti en esta tierra, si primero no te convence Él de su amor por ti y de lo que Él hizo por ti en la cruz del Calvario.  Por eso hay mucha gente triste en la iglesia; porque con su fe han tratado de convencer a Dios para obtener lo que con su mente y su fuerza de voluntad no consiguieron en el mundo.  Pero esto no funciona así; tu fe no convence a Dios; es Él quien te persuade y te convence para que tú creas.  Cuando tú sabes quién es Dios y quien tú eres para Él, cuando estudias su palabra, entonces te das cuenta todo lo que Él quiere para ti, te das cuenta cómo es que Él quiere que tú vivas, entonces es Él convenciéndote a ti.  Y cuando Él te convence y tú le crees, Él se agrada en que le creíste lo que Él te dijo.  Por eso es que puedes comenzar a soñar.  Tú sueñas no porque tengas fe para soñar, sino porque Dios te convenció a ti, y como Él te persuadió de su palabra, de su amor, de su misericordia, de su gracia, de su favor, por esto, ahora tu fe le agrada a Él.  Tu fe no es para convencer a Dios.  Deja que Él te convenza a ti.  Esa es verdadera fe; cuando, por su palabra, Él te convence a ti.  Esa fe se manifiesta en tu vida cuando lo conoces a Él, cuando estudias su palabra.

Cuando esa fe se provoca en ti, cuando tú estudias su palabra y comienzas a ver lo que Dios piensa de ti, lo que Él quiere para ti, lo que Él desea para ti:

  1. Te das cuenta que sin Él nada puedes hacer, y con Él lo tienes absolutamente todo.  Pablo decía: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  En los versos anteriores a este, dijo: Sé tener poco y sé tener mucho, y en todas las cosas aprendo y tengo contentamiento.  En otras palabras: Sé tener riqueza y sé tener pobreza, sé aprender de todo y de todos, y sé estar feliz en todo, tenga o no tenga.  Y entonces hace sentido: Porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  Si no tengo, no me frustro porque lo que voy a alcanzar no es por lo que tengo, sino porque todo lo puedo en Cristo.  El que ha sido convencido se da cuenta de que todo lo puede solo por Él, de que todo lo puede lograr.
  2. Comienza a levantarse anticipación en tu vida.  Sientes que algo va a pasar, que algo va a ocurrir, que algo bueno viene de camino.
  3. Comienzas a imaginar.  Tu imaginación se activa y comienzas a soñar, a visualizar lo que viene, lo que quieres, lo que Dios quiere para ti.
  4. Se levanta expectativa.  Ya no tan solo imaginas, no tan solo sueñas, sino que ahora esperas que pase, esperas que ocurra.  Esto, no por un pensamiento positivo, sino porque Dios te convenció.  Es maravilloso cuando tú puedes soñar así.

Si tú logras tener esa fe en tu vida, no hay nada que te pueda limitar.  Por eso es que puedes soñar; porque Dios te ha convencido que Él no ha terminado contigo.  Puedes soñar porque Él te ha convencido que te ha cuidado hasta hoy; porque te das cuenta cuánto te ha amado y te ama.  Cuando tú te metes en la palabra del Señor y comienzas a dejar que ella te convenza, fe se levanta en tu vida y ahora nada parece imposible.

Oro hoy por que tú dejes que Dios te convenza.  Dios hace tantas cosas para convencerte; sobre todo, su amor para contigo.  Lamentablemente, no convence a todo el mundo; no convenció al pueblo de Israel en el desierto.  Les dio maná, agua, nubes, columna de fuego, abrió el mar, y no los convenció.  Cuando tú no puedes ver a Dios en el maná, no puedes entrar a la tierra prometida.  Si no ves a Dios en que Él cambie el agua amarga en dulce, no puedes entrar a la tierra prometida.  ¿Cómo crees que vas a poder soñar con cosas grandes, si no lo puedes ver en las cosas pequeñas?  ¿Cuánto más necesita Dios hacer para convencerte?  ¿Qué más?  Deja que te convenza.  Ríndete ante Él.  Reconoce que sin Él nada puedes hacer, y que es con Él que ahora sí puedes soñar con todo lo que Él tiene para ti.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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