Para poder desatar la grandeza a la que hemos sido llamados, necesitamos despertar todas las áreas de nuestro ser. Somos un espíritu que tenemos una mente y vivimos en un cuerpo. Hasta que no se vivifique tu interior, todo tu ser, no podrás desatar tu grandeza. Un hombre, cojo de nacimiento, era llevado a la puerta de la Hermosa para pedir limosna. Toda su vida pidió limosna, y seguía cojo. Pero, un día, llegaron Pedro y Juan.
“ Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.” Hechos 3:7-9
Cuando Dios hace un milagro en tu vida, para hacer algo grande contigo, tiene que despertar todas las áreas de tu vida; Él quita todo límite natural y emocional para que haya pasión en tu vida para que realmente puedas alabarle. Una de las razones por las que no todo el mundo desata su grandeza, es porque no están saltando. Tú tienes montones de motivos por los que saltar, estar alegre; Dios está haciendo cosas grandes contigo; los límites que tú tenías antes, Dios los ha ido removiendo, pero tú todavía no estás saltando en tu interior. Cuando hay desconexión emocional, en tu parte emotiva, en tus pensamientos, no puedes disfrutar de lo que Dios está haciendo y tampoco se puede manifestar totalmente tu fe. Uno de los problemas más grandes por el que la gente no manifiesta la grandeza en su vida, es porque no han podido experimentar el verdadero amor de Dios. Y cuando no se experimenta el poder del amor, no se puede ejercitar fe.
“ Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” Efesios 3:14-21
Muchos citan el verso 20, pero no se llega al 20 sin pasar por los otros. Dios te da más abundantemente de lo que pides o entiendes, pero esto es según el poder que actúa en ti. No es el poder de Dios hacia ti lo, sino el poder que actúa a través de ti lo que te da más de lo que tú pides o entiendes. Y, para esto, tienes que vivir en el amor de Dios; porque lo que te da más de lo que tú pides o entiendes es la anchura, la profundidad del amor de Dios. Así que, tú no tienes todo el poder de Dios, pero si conoces todo el amor de Dios, entonces, el poder actúa a través de ti. Tú no puedes desatar la grandeza y Dios no puede trabajar a través de ti, hasta que tú no te sientas amado por Dios. Tú no vas a pedir ni esperar nada de Dios, si tú no entiendes que Él te ama. Tendemos a enfocarnos en una visión grande, en metas; pero, ¿qué metas vas a tener si tú no te amas? Y, si formulas metas que provienen de un pensamiento positivo, pero dentro de ti no te crees lo suficientemente bueno para tenerlas, terminas desilusionándote. Porque entonces después terminas diciendo que no tuviste fe, pero no es eso, sino que no te sientes amado por Dios para creer por eso.
Todo lo que Dios va a hacer contigo, lo tiene que hacer primero a través de ti; y para eso, tú tienes que estar cimentado en su Dios, experimentar cuánto Él te ama. Quieres tener fe, pero primero no te amas tú. Hablas del amor de Dios, pero todavía no lo has experimentado; no has aprendido a recibir Su amor, no entiendes cuánto Él te ama. Tú tienes que entender lo que no todo el mundo entiende, Juan 3:16: De tal manera amó Dios… porque el amor se demuestra de una manera. Y de tal manera te amó Dios. Fue tanto su amor, que te dio a su Hijo; no mandó un ángel, no sacrificó animal; sacrificó a su Hijo para que muriera por ti en la cruz del Calvario, y con él darte todas las cosas, y desatar en tu vida lo más grande.
El problema es que no entendemos el poder del amor de Dios; queremos que fluya a través de nosotros, sin darnos cuenta que el poder de Dios no puede fluir a través de nosotros, si no es a través de su amor. Dice la Palabra que Dios usa lo que el mundo menosprecia. Y ahí está la contradicción: ¿Cómo Dios va a usar lo que el mundo no quiere para avergonzar al mundo? Porque te ama; porque la opinión del mundo no te debe limitar; lo que desata el poder de Dios en tu vida es el amor de Dios en ti. Tú estás ocupado con la fe, cuando más poderoso es el amor. Pablo decía que todo obra para bien, para aquellos que aman a Dios. No es para los que tienen fe, sino para los que tienen amor. En Apocalipsis 2, la queja de Dios hacia los efesios es que habían perdido su primer amor; dijo: Vuelve a las primeras obras, vuelve a hacer las cosas que hacías antes por amor porque todo lo que hice contigo, por ti y a través de ti, fue a través del amor que estaba fluyendo a través de tu vida.
¿Tú quieres un buen matrimonio? ¿Cómo apareció el dinero para el depósito de la casa? ¿Para la luna de miel? ¿Los primeros muebles? Amabas tanto, luchaste tanto, amaste tanto que apareció; porque el amor hace que las cosas aparezcan, que la gente haga cosas diferentes. ¿Tienes problemas en tu matrimonio? Están tratando de mantenerse unidos teniendo fe con metas, pero no hay amor entre ustedes. Si hubiera el primer amor, de la misma manera que apareció el primer depósito, aparece el próximo para la próxima casa. Si se aman, si el amor fluye a través de ustedes, todo va a salir bien. Eso es lo que dice la Biblia. Si amas, estás dispuesto a hacer lo que sea, a correr la milla extra, y las cosas comienzan a fluir, todo comienza a cambiar. Dios está buscando gente en ese nivel, que no se descarte por sí misma; que aprendan que el amor de Dios va por encima del amor que te han tenido los hombres, el que te has tenido tú mismo. El amor de Dios te anda buscando para satisfacer la necesidad que tú has tenido toda tu vida, y llevarte a ser lo que tú nunca habías pensado, pero por causa del amor de Dios lo vas a lograr. Lo más grande que tú puedes experimentar, no se trata de comprenderlo sino de aceptarlo: Dios te ama.