Verdaderamente la navidad es algo sobre lo cual se habla mucho, sobre lo cual se dicen muchas cosas. LUCAS 2-25-33-
No podemos negar que muchas personas hablan mal de la navidad llamándola una celebración pagana, una fiesta mundana, etc.
Y verdaderamente al ver la forma como el mundo celebra la navidad, enfocados en lo material, en los regalos, en la comida, en estrenar ropa, etc parecería que lo que dicen las personas sobre la navidad tienen razón.
Pero en el texto que hemos leido vemos las palabras maravillosas que un anciano llamado Simeón habló sobre ese niño que había nacido en Belén, esas palabras que declaran que Jesús vino a nacer en este mundo con dos propósitos: Para ser luz a los gentiles y gloria de Israel.
El texto nos dice que Maria y Jose se maravillaron de todo lo que se decía de Jesús, y seguramente hoy en día también se maravillarian de todo lo que se dice sobre el nacimiento de su hijo, es por eso que este día no vamos a enfocarnos sobre lo que se dice de la navidad sino al contrario, vamos a reflexionar sobre lo que la navidad nos dice a nosotros, vamos a responder por medio de la palabra de Dios ¿De que nos habla la navidad?
I) LA NAVIDAD NOS HABLA DEL AMOR DEL PADRE CELESTIAL (JUAN 3:16)
- Como lo hemos dicho en otros mensajes y es una realidad: La navidad es una historia de amor. Una historia del amor incondicional de Dios para nosotros los pecadores, un amor tan grande que fue capaz de enviar a este mundo lleno de pecado y de maldad a su único hijo para salvarnos de la condenación.
- Lastimosamente muchas personas no comprenden esto y en esta época se sentirán tristes y deprimidos pensando que nadie los ama pues no recibirán un regalo o porque nadie los visitara, o porque otros pueden comprar juguetes y ropa nueva para sus hijos y ellos no. Pues no comprenden que la máxima muestra del amor de Dios para ellos no es la cena, no es el estreno, no es el dinero, sino JESÚS.
II) LA NAVIDAD NOS HABLA DEL AMOR DE JESÚS (2 CORINTIOS 8:9)
- La navidad no solamente nos habla del amor del Padre Celestial para nosotros, sino también del gran amor del hijo, de nuestro Señor Jesucristo, para cada uno de nosotros.
- Generalmente en esta época siempre se habla del pesebre en el cual fue puesto Jesús cuando nació, ese pesebre que es símbolo de pobreza y de humildad, pero se nos olvida hablar del trono de gloria y majestad que el hijo de Dios tuvo que dejar para cumplir el propósito redentor.
- Jesús siendo rico se hizo pobre para enriquecernos a nosotros haciéndonos hijos de Dios por medio de la salvación que él vino a darnos.
- Es por eso que toda persona no importa cual sea su condición social, económica, académica, que quiera ser parte del Reino de los Cielos tiene que volverse pobre de espíritu para reconocer su condición y poder recibir la salvación (Mateo 5:3)
- Para cada uno de nosotros este también es un llamado a reflexionar en todo lo que nuestro Señor Jesucristo dejó por amor a nosotros y preguntarnos ¿qué estoy dispuesto yo a dejar por amor al Señor?
III) LA NAVIDAD NOS HABLA DEL EJEMPLO DE HUMILDAD, OBEDIENCIA Y SOMETIMIENTO DE JOSÉ Y MARÍA (MATEO 1:19-24 / LUCAS 1:34-38)
- José y María eran dos jóvenes que tenían planes para su vida, tenían planes para su próxima boda, tenían planes para su vida juntos y seguramente ya habían hablado de los hijos que querían tener, lo que ellos no sabían era que Dios tenía otros planes para ellos: convertirse en los padres terrenales del hijo de Dios.
- A pesar de que la voluntad de Dios para ellos cambiaba por completo sus planes y proyectos, ellos no se enojaron contra Dios, ellos no se resintieron, ellos no murmuraron, sino que ellos obedecieron la voluntad de Dios, ellos se sometieron con humildad y obediencia a los planes del Señor.
- María reconoció que ella era una sierva que debía obedecer al Señor, y José reconoció que aunque muchas veces no comprendamos los planes de nuestro Dios nosotros siempre debemos someternos a ellos para que sus propósitos se puedan cumplir en nuestra vida. Al igual que en la vida de José y María, nosotros también tenemos que comprender que Dios puede cambiar nuestros planes, pues nuestra vida le pertenece a él y porque el siempre tiene planes mejores para nosotros(Salmo 139:17)