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De la Promesa a la Bendición

Aun grandes creyentes comenten grandes errores en momentos de desesperación. Pasan un periodo de tiempo esperando algo grande departe de Dios para su vida, han estado esperando una grande promesa y, de repente, todo parece derrumbarse. Es en esos momentos que podemos volvernos irracionales, podemos tomar decisiones incorrectas, podemos dañar y empeorar la situación, las circunstancias en las que hemos estado viviendo.

En Isaías 40, dice que son los que esperan a Jehová los que tendrán nuevas fuerzas. Tú vas a tener nuevas fuerzas, cuando aprendas a tener relación con nuestro Padre celestial y, en esos procesos de la vida por los cuales atraviesas, no vivirás momentos de debilidades, sino momentos de fortaleza que te permitirán alcanzar el final de lo que Dios te ha prometido.

“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:29-31.

Uno de los momentos más difíciles de la vida de un creyente, es ese tiempo entre la promesa y su cumplimiento. Pablo escribió que vamos de gloria en gloria; el problema es que no sabemos cuánto dura ese en, ese periodo de crecimiento. Y, como no podemos entender lo que Dios está haciendo, cuestionamos a Dios.

Uno de los mayores retos que tiene el cristiano en ese proceso es poder vencer la mentalidad de sufrimiento que llega a nuestras vidas. Se nos ha predicado demasiado acerca del sufrimiento, del dolor, de los momentos de transición, de los desiertos, de las dificultades, de las angustias. Definitivamente, hay un proceso para llegar de la promesa a la bendición, pero es necesario que erradiquemos el sufrimiento de nuestra mente, porque la mente lo que quiere es llevarte a un grado de sufrimiento en tu corazón y en tus pensamientos y, si tú aceptas el pensamiento del sufrimiento en ese proceso, comienzas a cometer muchos errores en tu vida.

En la iglesia, lamentablemente, se ha glorificado el sufrimiento; y la sociedad ha comprado la glorificación del sufrimiento. Es por esto que la gente piensa que, para ser un buen cristiano, hay que sufrir. Efectivamente, para ser un buen cristiano hay que pasar el proceso, hay que pagar un precio. Para ser un buen creyente, hay que pasar por ciertas etapas, pero una cosa es el proceso que tenemos que pasar, otra, el sufrimiento en medio de ese proceso. Y no hay santificación a través del sufrimiento. Hay santificación, glorificación, a través del proceso, que no es lo mismo.

Podemos pensar que Cristo sufrió, pero la Biblia dice que, puesto el gozo delante de él, estuvo dispuesto a ir a la cruz. Cristo padeció, pero, en su mente, no había sufrimiento. El sufrimiento él lo entregó en el Getsemaní. En aquel momento, quiso rendirse; dijo: Padre, si es posible, pasa de mí esta copa; pero, cuando entendió el proceso, la promesa de Dios Padre se hizo real en su vida, y ahora ese padecimiento que se podía convertir en sufrimiento, se convirtió en gozo, porque entendió que aquel padecimiento produciría algo grande.

No te posiciones tú mismo en el peligro, en el dolor, en un emocional y mentalmente lugar incorrecto. Para poder renovar tus fuerzas como las águilas, tienes que borrar de tu mente toda idea y todo pensamiento que te lleve a glorificar el sufrimiento.

 

Pastor Otoniel Font

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