Mientras se debatía entre la vida y la muerte en el hospital, en 1979, Irwing Sánchez, en ese entonces de 18 años, tuvo una visión: un bosque con un río del otro lado del cual una pesona vestida de blanco le pedía “Irwing, atraviesa el río, sígueme”. “No, no lo voy a atravesar”, le contestó, “en mi casa me esperan”.
“Entonces vas a vivir para demostrar que hay un Dios que vive”, le dijo el personaje. “Dios me regaló un pedacito de cielo en esa ocasión”, recuerda el ahora pastor, conferencista y escritor venezolano.
Irwing Sánchez, escritor y conferencista venezolano, no se dejó vencer por las adversidades y su testimonio inspira a muchas personas. (Foto Prensa Libre, Brenda Martínez)
Todo comenzó cuando hace 36 años sufrió un accidente automovilístico, luego del cual resultó con quemaduras en el 80 por ciento del cuerpo. Pasó por 80 cirugías, 120 injertos y tres años en el hospital. Le daban solo dos horas de vida. Pero sobrevivió, aunque le dijeron que no volvería a ver. Tampoco fue así: recobró la vista en el hospital.
Esa tragedia la vio como una oportunidad para luchar por vivir; ahora transmite su mensaje de fortaleza y fe.
Durante su visita a Guatemala, la semana pasada, habló con Prensa Libre sobre su misión de motivación y evangelización.
¿Cómo fue aquel momento en que nació su deseo de compartir su testimonio?
No ha sido fácil enfrentarme a la sociedad, pero el amor de Dios está al lado mío. Cuando salí del hospital me tocó lavar pisos y automóviles, porque nadie le daba empleo a un hombre que tenía quemaduras como las mías. Conocí a mi esposa en el hospital, me casé con ella y quedó embarazada poco después. No iba a sentarme en una esquina a pedir dinero, eso es algo que no acepto. Yo decía, “a mí nadie me va a dar dinero, me lo voy a ganar”.
Hay personas que vivimos situaciones difíciles, pero hay muchas maneras de poder ganarse la vida. Está escrito en el libro de instrucciones, que yo llamo la Biblia, “esfuérzate y sé valiente”. Veía a personas quejándose por tonterías, pero yo les decía “mira tus manos, mira tu cuerpo, estás completo, puedes ver, caminar y oír”. No cambiaría mi vida por nada del mundo.
“Hay personas que tienen quemaduras por fuera, pero hay otras que las tienen por dentro; esas duelen más, porque no se ven”.Irwing Sánchez, pastor y conferencista
¿Cómo reconocer los planes que Dios tiene para nuestras vidas?
Hay un propósito en la vida de cada uno, nada es casualidad. Al principio, no entendía mucho y me preguntaba, ¿por qué a mí? Cuando estaba en la tina y me sumergían en agua con bicarbonato y sal para retirarme la piel, la enfermera me dejaba en reposo, y yo escuchaba una voz detrás de mí que me decía: “Donde quiera que tú vayas yo estaré allí contigo”.
¿Qué le diría a quienes por accidente o enfermedad han caído en depresión y hasta piensan en quitarse la vida?
Dios nos dio la vida y Él se encarga de quitárnosla. Dios te da un paseo por esta tierra, y si alguien perdió alguna extremidad, por ejemplo, y está deprimido, debe salir de ese hueco, buscar qué hacer y no conformarse.
Salgan, esfuércense, busquen trabajo, estudien, hagan manualidades, pinten y vendan sus cuadros o escriban un libro. Tengo un amigo quien no tiene piernas, pero maneja un ascensor en un edificio. No podemos quedarnos a esperar que caigan del cielo las cosas. Yo tenía dos alternativas, dejarme morir o salir adelante.
¿Cuáles son sus claves para ser feliz?
Ser honesto y transparente; respetar para que te respeten; amar lo que tienes, a tus hijos y a tu familia; dar gracias a Dios por cada nuevo día; quererse y aceptarse, ser feliz y regalarle una sonrisa a la gente. La amargura no es sana y hace mucho daño.
Hay que ponerse metas y no conformarse con migajas, y cuida tu cuerpo, aléjate de lo que te contamina y destruye: no bebas alcohol, no fumes y no te drogues.
Brenda Martínez / Venezuela