Uno de los versos clásicos para hablar en contra de las finanzas y en contra de lo que le llaman el Evangelio de prosperidad o cualquier enseñanza como esta de hoy, es 1 Timoteo 6:10; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Este verso, malinterpretado, se utiliza para dejarnos saber de la importancia de no depender de las riquezas -lo cual es cierto – lo utilizan para dejarnos saber de la importancia de no darle prioridad al dinero en nuestra vida -lo cual también es cierto; pero tenemos que verlo en el contexto correcto, y saber realmente lo que implica el amar o no el dinero.
Hay unos peligros en el corazón de todo ser humano cuando recibe riquezas, abundancia. Pero tú tienes que entender que, aun aquellos que buscamos prosperar correctamente, a la manera de Dios, definitivamente, tenemos que cuidarnos de no caer en grandes errores que pueden dañar nuestro corazón por causa del dinero y de las finanzas. Aquellos que buscamos prosperar honradamente, que buscamos hacer las cosas de manera correcta, también corremos peligro. La persona que genera finanzas de manera ilícita, sabe que su final es uno complicado, que va a tener consecuencias negativas en su vida, que puede incluso perderla; pero tenemos que sabes que también aquellos que prosperamos honradamente, a la manera de Dios, se requiere que cuidemos nuestros corazones porque corremos el peligro de lo que puede provocar el dinero en nuestros corazones.
4 cosas de las que debes cuidarte cuando prosperes de manera honesta:
Cuando una persona comienza a prosperar, puede cometer el error de cambiar su sistema de pensamiento y comenzar a depender del sistema del mundo, de la sociedad, de lo que el mundo ha provisto como solución a todas las cosas.
Esto es a lo que se refería nuestro Señor Jesucristo cuando dijo, en Mateo 6:24, “24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” En esta ocasión, el Señor no está hablando meramente de riquezas tangibles, naturales, del dinero que tienes en la cuenta, sino de que no puedes depender del sistema económico, financiero establecido. Tú tienes que saber que tu dependencia y tu alianza están únicamente dirigidas hacia Dios.
Cuando tú comienzas a prosperar a la manera de Dios, la tendencia es volverte sofisticado en todo lo que haces. Entonces, comienzas a llegar a ciertos niveles donde comienzas a depender de las estrategias y de los sistemas naturales para avanzar en tus finanzas. Si una persona comienza desde cero, comienza a avanzar, primero hace cien, luego hace mil, luego diez mil, y comienza a complicarse el asunto para muchos. Hay quienes levantan un pequeño negocio poco a poco, pero cuando necesitan una propiedad mucho más grande, por ejemplo, piensa en los años que le tomó acumular las finanzas para financiarla, y piensa que para llegar al próximo nivel, le va a tomar muchos años más, así que piensa que debe tomar un préstamo. Así que comenzó operando de una manera, y ahora se ha vuelto víctima, esclavo del sistema, y estás convencido que la única manera de ir a la otra dimensión es sujetándote al sistema del mundo, a como el mundo hace las cosas. Pero el Señor te dice hoy: no le puedes servir a dos Señores. El día que comienzas a entrar en ese pensamiento, en esa mentalidad, vas a rendir tu libertad al sistema del mundo, te vas a atar, te vas a paralizar; y tienes que tener cuidado porque solo debes servir a Dios.
Cuando comiences a prosperar, nunca cambies tu alianza con Dios por una alianza con el sistema del mundo. Tú no prosperas a la manera que prospera el mundo, usando el sistema que el mundo utiliza. Tú prosperas a la manera de Dios, y Él es quien se encargará de cuidar de tu vida.
Cuando una persona comienza a prosperar, aunque sea de la manera correcta, puede comenzar a romper relaciones importantes y vitales en su vida, y comenzar a abandonar las lealtades que debe tener con aquellos que están a su alrededor.
Esto lo vemos mucho; personas que, cuando prosperan, aumentan y crecen, lamentablemente, comienzan a entregar y a ceder, a buscar nuevos amigos, y se olvidan y abandonan a aquellos que Dios ha usado para prosperarles, para bendecirles, y comienzan a romper lealtades. Es impresionante y doloroso.
Hay personas que, cuando no tenían nada, les diste la mano, les ayudaste, y de repente ahora, cuando prosperan y progresan, sus lealtades cambian hacia otro lugar, y simplemente se olvidan de ti, de quien tú eres; te abandonan y caminan en otra dirección. Es triste y doloroso. Pero hoy es día que entiendas que, cuando tú prosperas, no quiere decir que mantengas todas tus relaciones para siempre; la gente y las relaciones cambian; pero no puedes permitir que el dinero y las riquezas te hagan una persona infiel y desleal.
“10 No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.” Salmos 62:10
Esta es una referencia a tener cuidado de no poner tu corazón en las riquezas de manera tal que te lleven a ser desleal, infiel y olvidarte de aquellos que han estado contigo dándote la mano durante todo este tiempo. Tu vida no sería la misma si tú no hubieses tenido ese grupo de personas a tu alrededor.
Hay personas que, mientras más prosperan, más insatisfechos se vuelven. Es impresionante. Mientras más tienen, menos satisfacción encuentran; mientras más alcanzan, menos satisfacción tienen. Santiago nos dice claramente lo que pasa en el corazón de muchos.
“2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” Santiago 4:2-3
Llega un momento donde la gente comienza a sentir una insatisfacción tal en todo lo que hacen y lo que tienen, que no hay nada que llene ese vacío en su vida. Muchos se vuelven compradores compulsivos, por ejemplo, pero por supuesto, eso no les llena. Hay quienes toman unas vacaciones y ya están pensando en las próximas; no sienten satisfacción en lo que están viviendo. Su vida se vuelve una montaña rusa de emociones, de total insatisfacción; tratan de llenar esos huecos vacíos, día tras día, sin darse cuenta que solo Dios puede llenar esos vacíos en el corazón de cada uno de nosotros.
Es muy triste, pero vemos tanta gente próspera amargada, sin capacidad de disfrutar y gozar de lo que Dios les ha dado, que entonces no se cumple en ellos lo que dice la palabra: que Dios le da al hombre la capacidad de disfrutar del fruto de su trabajo.
No permitas que tu vida se vuelva en un ciclo de compras, de adquisición, donde solo halles insatisfacción en todo lo que tienes.
Cuida tu corazón de no caer en la ansiedad por la provisión futura. Llega el momento donde pensamos cómo vamos a tener provisión mañana, cómo vamos a suplir esta necesidad mañana; no ha pasado todavía el día de hoy, y ya estás preocupado por el día de mañana. Eso es lo que nos habla Mateo 6, donde nos habla que no podemos tener ansiedad por qué vamos a comer o a vestir. La Biblia dice que cada día trae su propio afán. Ten calma, confía en Dios. El mismo Dios que suplió hoy, suplirá para mañana, para el futuro, para darte la victoria, prosperarte, bendecirte, darte las riquezas que necesitas durante todo este tiempo.
Hoy es día de poder comprender que hay una nueva temporada para ti, y que debes saber que Dios suplirá cada día lo que tú necesitas.
Es bien interesante que, mientras más tienen, más insatisfecha y más ansiosa está la gente. Hoy, tú, rompe con eso. Prospera a la manera de Dios, y permite que Él cuide y guarde tu corazón.