“Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. 2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Deuteronomio 8:1-3
Esta fue la palabra que usó Jesús ante una de las tentaciones por el enemigo en el desierto. En Deuteronomio, cuando Dios dio esta palabra, Dios le está advirtiendo algo al pueblo; le está diciendo: Te saqué de Egipto, te pasé por este desierto, y lo único que yo quiero saber es dónde está tu corazón; cuando este proceso termine, ¿dónde quedamos tú y yo? ¿Has aprendido tu lección realmente?
“4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. 5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. 6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. 7 Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9 tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. 10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. 11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios,” Deuteronomio 8:4-11a
Dios te bendice, aunque sabe que se corre el riesgo que te olvides de Él. Lo que Dios prometió hacer contigo y por ti, Él lo va a hacer. Pero hay un periodo donde Él quiere enseñarte porque Él quiere que tú veas dónde está tu corazón -no el de Él; el de Él siempre está en el mismo sitio. El corazón de Dios es sacarte de maldición, de problemas, de dificultades; bendecirte, transformarte, estar contigo en todo lugar y momento. La pregunta es si Dios sabe dónde está tu corazón. Dios sabe dónde está tu corazón, en Egipto; porque en Egipto por cuatrocientos años clamaron a Dios. En Egipto, siempre la gente clama; en el desierto, la gente no lo ve; y en la tierra prometida, muchos se olvidan.
No te enfoques tanto en por qué atraviesas esa prueba. Mira al Dios que cambia el agua amarga en dulce, el que te da el maná todos los días, el que te alimenta. Pero en el desierto, estás tan enfocado en la prueba, en la dificultad, la tentación, que no lo puedes ver. Puede que tú no estés viendo a Dios, pero aunque tú no lo puedas ver, Él está ahí, y la pregunta es, cuando llegues a la tierra prometida, ¿dónde estará tu corazón? Porque la tentación más grande es cuando avanzas porque se te olvida que el que te llevó a avanzar fue Dios. A muchos, la prosperidad les da amnesia. Por eso, el Dios Todopoderoso te dice: Yo no estoy tan seguro de estar en tu corazón como tú estás en el mío, pero comoquiera te voy a bendecir; lo que te pido es que no te olvides de mí, que no te olvides que yo te prosperé; que te acuerdes.
Esta gente iba a entrar en una tierra donde había libertad, rodeados de personas que servían a otros dioses. Cuando estás preso en Egipto, solo a un Dios puedes orar; en el desierto, no lo ves; pero en la tierra prometida hay tantas opciones que te olvidas de Aquel que te sacó y te llevó en el desierto; porque aunque tú siempre has estado en el corazón de Él, la verdad es que Él no siempre ha estado en el tuyo. Ha estado en tu mente y en tus pensamientos, pero Él quiere saber si está en tu corazón.
“11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. 20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.” Deuteronomio 8:11-20
No te vuelvas orgulloso pensando que lo lograste por tu mano. Reconoce que estás donde estás por una sola cosa: La gracia de Dios que te ha hecho caminar por todos esos desiertos. Dios es quien te libra de todas las cosas. Siempre ha sido la mano de Dios la que te ha llevado al otro lado. Que tu corazón no se enorgullezca porque lo que has logrado no ha sido por tu fuerza, por tus habilidades, sino porque Dios ha estado contigo. Tú puedes prosperar todo lo que tú quieras, mientras no se te olvide de donde viene. El día que se te olvida, pereces igual que el mundo. Dios le dice al pueblo de Israel: Fui yo quien te sacó de Egipto y te dio libertad. De la misma manera, fue Dios quien te sacó de la muerte; fue Dios, no fue la suerte. Fue Dios quien te libró de terminar igual que otros.
“8 He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré; 9 Si muestra su poder al norte, yo no lo veré; al sur se esconderá, y no lo veré. 10 Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.” Job 23:8-10
Quizás has estado en esa posición: Miras para atrás y no sabes cómo fue que perdiste el empleo, dónde estaba Dios ahí. Puede que tú no lo veas pero ten por seguro que Dios conoce tu camino, está probando tu corazón, y saldrás como oro. La pregunta es si cuando salgas como oro te vas a olvidar de Él.