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Cuando tú Estás Solo

Como creyente, tú tienes que saber y enseñar a tus hijos que la única manera de vivir es por fe.  Y esa fe se muestra en los momentos donde nos quedamos solos.  Seguir a la multitud es fácil, pero es cuando tú te quedas solo, que muestras tu fe.  Aprender a vivir por fe es lo único que te asegurará una herencia en esta tierra y en la venidera.

27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.”  Génesis 11:27

Génesis 11 nos habla de la torre de Babel, aquella que se quería construir, pero Dios confundió las lenguas para que no se construyera porque aquella gente quería llegar al cielo de la manera incorrecta:  haciendo, y no siendo.  Querían llegar al cielo trabajando, y no por fe.  Y en medio de toda esa confusión, hay un hombre que se llama Taré.  Cada uno estaba hablando algo diferente; y hoy también hay ese reguero de que uno dice una cosa y otro dice otra.  Y de repente, en esa confusión, a Taré se le muere su hijo.  Habían muerto varios padres; este capítulo te muestra que uno engendró al otro y luego el padre muere, y así sucesivamente, hasta llegar al verso 27.  En este verso, se cambia el orden, y ahora muere el hijo antes que el padre.  Taré estaba confundido, en un lugar en el que había un reguero, y para colmo le pasa algo que a él es al primero que le pasa en esas generaciones.

29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.”  Génesis 11:29-30

A taré se le muere el hijo, estaba en un tiempo de confusión, y ahora su hijo se casa con una mujer que no le puede dar hijos.  Imagina lo que hace eso en la cabeza de una persona.

31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.”  Genesis 11:31

Salieron para ir a la tierra de Canaán, pero se quedaron en Harán.  Qué pena cuando sales a un lugar, pero te quedas a mitad de camino.  Por supuesto, para muchos, la mitad del camino es mejor que donde estaban.  Quizás Harán era el lugar de comodidad para Taré porque salir de un lugar de confusión donde murió su hijo, pudo contribuir en que se acomodara en aquel lugar, pero aquel no era el lugar que Dios quería.  Dios dijo: vayan a Canaán.

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.”  Génesis 12:1-2

Pudiera parecer que Abraham esperó a que su papá muriera en Harán para entonces salir, pero no es así.  A quien Dios le habló fue a Abraham, y su familia salió con él.  Taré salió con él, pero mientras iban de camino a Canaán, Taré se queda en Harán.

No todo el que sale contigo, va contigo todo el camino.  Y la fe se prueba cuando te quedas solo, y sigues caminando.

Podemos ver la historia de Taré como una triste.  Se le muere un hijo, el otro se casa y no tiene esperanza de tener nietos en ese momento; hay un lugar de confusión, y se quedó allí.  Y podemos pensar que eso era lo mejor que podía hacer, que allí estaba mejor que en Ur de los caldeos.  Pero había un hombre en esa familia que se llamaba Abraham, que su historia era más difícil que la de Taré.  A Abraham, se le muere su hermano, se le muere su papá, su esposa no le puede dar hijos y, a mitad de camino, el único pariente que tenía lo que empieza es a fastidiarle la vida; Lot.  Y él tuvo que decirle a Lot: ve a la derecha o la izquierda, yo voy al lado contrario.  Cuando Lot escogió y se fue, Abraham se quedó solo; y si hay algo que dice la Biblia en Génesis, comenzando, es que no es bueno que el hombre esté solo.  Y Abraham se quedó solo.  No tiene hijos; estaba casado, pero para un hombre, eso es estar todavía solo porque no tiene a su padre ni a sus hermanos y no tiene hijos; y su único amigo lo que hacía era molestarle.  Y cuando quedó solo, Dios le dice: mira a los cielos; todo eso te lo voy a dar.

La fe se prueba cuando tú estás solo.

La fe se prueba cuando estás solo y sigues caminando.  La fe se prueba cuando te sientes solo, pero dices: a la mitad, yo no me quedo.  Con lo que unos se conformaron, tú no te quedes.

El hombre se desespera, y busca cualquier amigo.  Por eso los hombres siempre necesitan una ganga, un grupito, necesitan estar unidos con alguien, y algunos se juntan con malas amistades; se juntan el hambre y la necesidad.  Y se juntan entre ellos y se cuentan las penas y se ayudan; pero si tú no te juntas con la persona correcta, terminas mal.  Los verdaderos hombres aprenden a caminar solos, y no se conforman con quedarse a mitad del camino.

Tenía que haber una tensión bien grande entre Abraham y Sarai durante todo ese tiempo; ellos dos solitos, caminando juntos; sin familiares.  Imagina esa parejita, por veinticinco años, creyendo que Dios haría algo con ellos.

No tengas miedo nunca a quedarte solo.  Y aunque estés acompañado, no tienes que dejar a tu esposa y lo que tienes; esa mujer que tienes, sigue con ella.  Algún día, si caminas todo el camino con ella, te vas a dar cuenta que lo que Dios te prometió junto a ella, lo vas a lograr, lo vas a alcanzar, aunque a veces ella no te entienda, no te comprenda, aunque camines un poco más lento con ella, aunque quizás no te ayude en este momento; trata de seguir caminando con ella, hasta que la promesa se dé.  Van a pasar años donde no produzcan nada, donde no pase nada y parezca una locura, donde se pregunten para dónde van, si todo el mundo se fue; van a cometer errores, pero sigan juntos hasta que la promesa se dé, hasta que se alcance lo que Dios les ha prometido.  Si son fieles y siguen caminando y no se quedan a mitad del camino, lo que Dios les prometió, se va a cumplir.

Y si no tienes pareja, el mensaje para ti es el mismo: a lo mejor tu pareja se quedó en Harán y allí murió; a lo mejor, aquellos que te acompañaban murieron en Harán, se quedaron allí, se conformaron con el pasado porque estaban mejor que el lugar de donde salieron.  Qué triste es la gente que, porque llegaron a un lugar mejor que donde salieron, se quedan estancados.  Sé de los que quiere, no un mejor lugar de donde saliste, sino todo lo que Dios te prometido.  Sigue caminando por fe hasta que llegues.

Si tienes que ir solo, ve solo.  No todo el mundo va a seguir contigo, y aquellos que siguen contigo, a veces, vas a tener que decirles: ve para un lado, que yo voy para el otro porque no cabemos.  Hay gente que sigue contigo pero crean un ambiente tan hostil, que es mejor que se vayan.

Lot era bendecido porque caminaba con Abraham.  El problema es la gente que no reconoce esto.  Y a ti te toca decirles que escojan para qué lado ir, e irte para el contrario; pero no has querido hacerlo porque no quieres quedarte solo.  Pero el día que no están tus padres, no están tus hermanos y no tienes hijo, y Lot se va de tu vida, ese día, Dios te abre los ojos y te dice: si sigues caminando, eso que está ahí, yo te lo voy a dar.

Eso es súper fe.  No es bueno que el hombre esté solo, pero cuando tú estás solo, es cuando Dios puede hacer cosas contigo cosas más grandes.

Abraham y Sarah, como matrimonio, estaban solos; mientras estuviera Agar en la casa, Sarah nunca iba a quedar embarazada porque, cuando hay “opción b”, nunca necesitamos a Dios.  Pero el día cuando no hay nada, solo tú y Dios, es que todo lo que Él te prometió se culmina porque te atreves a seguir caminando.  Y si algo debe aprender esta generación es que tú no necesitas la aprobación de muchos likes en Facebook para tú saber que vas por buen camino.  Es más, muchas veces, la minoría es la que está en lo correcto, y no la mayoría; y lo que tenemos es que seguir por fe, caminando.  Y si algo tenemos que decirles a nuestros hijos es: nunca dejes que el mundo te convenza de lo que Dios te ha convencido; camina, te va a costar, pero camina; si sigues caminando a lo que Dios te prometió, algún día lo vas a ver.

Atrévete a caminar en tu país, aunque no veas nada, aunque la gente te deje, aunque te abandonen, aunque Taré no esté contigo, sigue caminando; lo que Dios te prometió, Él te lo va a dar.  Nos da pena con los que se quedaron en Harán, los que se quedaron atrás, pero este mensaje es para ti, que no te vas a conformar con la mitad, sino que vas a seguir caminando a todo lo que Dios te prometió porque sabes que Dios es fiel para cumplir.

Sigue caminando, no te quedes a la mitad, sigue hasta Canaán; saliste para Canaán, y Canaán vas a llegar.  Dios te dio una promesa.  No te quedes a mitad de camino.  Llega a todo lo que Dios te prometió.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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