2 REYES 5:1-8 Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. 2 y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. 3 está dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. 4 entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. 5 Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. 6 tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. 7 luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. 8 cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
En esta historia tan conocida podemos ver cómo un hombre llamado Naamán a pesar de todos los recursos que tenía a su disposición no podía cambiar su realidad, no podía ser sanado de la lepra que estaba afectando su vida.
Naamán tenía muchas de las cosas que hoy las personas anhelan tener, pero nada de ello fue útil en el momento de crisis en su vida.
Naamán tenía muchas de las cosas en las cuales el mundo de hoy confía, muchas de las cosas en las cuales el mundo pone su esperanza, pero vemos que nada de ello le fue útil cuando la enfermedad llegó a su vida.
Veamos en el texto por medio de la vida de Naamán como hay situaciones en la vida en las cuales todo falla, y lo único que nos queda es confiar en el poder de nuestro Dios.
VEAMOS TODO LO QUE NAAMAN TENÍA PERO QUE NO LE SIRVIÓ DE NADA PARA VENCER SU ENFERMEDAD:
I) NAAMÁN TENÍA FAMA Y RECONOCIMIENTO EN LA SOCIEDAD (1 REYES 5:1A) Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima,
Naamán tenía un alto rango en el ejército, tenía autoridad y tenía poder y por sus victorias había logrado mucho reconocimiento, era un hombre famoso, era un hombre al que seguramente todos conocían y al que todos admiraban.
Hoy en día sería un hombre con muchos seguidores en redes sociales, sería un hombre con mucha influencia en la sociedad, con mucho poder y seguramente con mucho dinero.
Pero vemos que nada de eso le ayudó para ser sanado de la lepra, no hubo títulos, ni reconocimiento ,ni fama, ni autoridad ni poder terrenal dada por los hombres que le pudieran quitar la lepra de su cuerpo.
II) NAAMÁN TENÍA MUCHA VALENTÍA PARA ENFRENTAR LAS BATALLAS (1 REYES 5:1B) Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.
Naaman era un hombre valiente, su valentía había sido probada en muchas batallas, era un hombre que no le temía a nada ni a nadie, pues la palabra de Dios nos dice que no solamente era un hombre valiente, sino valeroso en extremo.
La palabra VALEROSO significa: Alguien que actúa con valor y determinación ante situaciones arriesgadas o difíciles
En la actualidad Naamán sería un hombre luchador, esforzado, que no se rinde, que tiene metas y las alcanza, que no tiene miedo de los retos, es decir sería un hombre como muchos en nuestros países, que no se desaniman ante la dificultad.
Pero lastimosamente ni toda su valentía le fue útil para pelear una batalla en el campo de batalla más difícil que hay: NUESTRA PROPIA VIDA.
Naamán por primera vez estaba enfrentando un enemigo con el cual no era suficiente ser valiente para poder vencerlo.
III) NAAMAN ERA UN HOMBRE QUE TENIA AMISTADES CON MUCHO PODER Y RIQUEZAS (2 REYES 5:4-7) Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. 5 Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. 6 Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. 7 Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.
Naamán tenía acceso directamente al rey de Siria, uno de los imperios más grandes y poderosos de aquella época.
El rey de Siria inmediatamente que supo el problema de Naamán escribió cartas directamente al rey de Israel, y le envió una gran cantidad de dinero “diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro” lo cual se calcula que en la actualidad sería un aproximado de un millón y medio de dólares.
Como vemos Naaman tenía amistades y contactos sociales muy importantes, muy influyentes y de mucha capacidad económica, pero nada de eso le fue útil para poder ser sanado de su enfermedad.
Naamán tenía algo que las personas en el mundo anhelan siempre tener: Amigos poderosos, amigos famosos, amigos ricos, es decir, políticos, empresarios, líderes religiosos y aún pastores de renombre.
Pero lastimosamente muchos no comprenden que ante las situaciones más críticas de la vida no hay otro nombre más poderoso y con más autoridad que nuestro Dios. (Filipenses 2:9-11) Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
IV) NAAMÁN TENÍA UN CORAZÓN LLENO DE SOBERBIA Y UN CARÁCTER EXPLOSIVO (2 REYES 5:8-12) Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. 9 Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
Cuando Naamán llegó frente a la casa de Eliseo el profeta de Dios y recibió el mensaje de lo que tenía que hacer para ser sanado de la lepra, es decir, lavarse siete veces en el Jordán, se enojó, se sintió menospreciado, como él siendo un general del ejército de Siria se iba a humillar lavándose en un río de Israel.
Naaman se fue enojado, muy molesto, PERO LEPROSO, ni su carácter, ni su soberbia, ni su prepotencia, le sirvieron de NADA para cambiar su situación, para ser sanado de su enfermedad.
En la actualidad hay muchos hombres y mujeres como Naamán que piensan que, con su soberbia, con su prepotencia, con sus berrinches infantiles van a poder arreglar los problemas de la vida, creen que enojándose lo van a resolver todo, y no se dan cuenta que no solucionan nada.
Son personas que no comprenden que sus enojos, sus actitudes llenas de soberbia, pueden impresionar a muchos, MENOS A NUESTRO DIOS (Jeremías 48:30) Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán.
V) PERO CUANDO NAAMAN OBEDECIÓ LA VOZ DEL SEÑOR, OCURRIÓ LO QUE NADA NI NADIE PUDO HACER: SU LEPRA FUE SANADA (2 REYES 5:13-14) Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
Todo lo que Naamán tenía y todo en lo que él confiaba fallo, no le pudieron ayudar en los momentos más difíciles de su vida. Pero cuando todo falló nuestro Dios hizo maravillas en la vida de Naamán.
Y esto nos debe hacer recordar las maravillosas palabras de nuestro Señor Jesucristo, esas palabras que NUNCA DEBEMOS OLVIDAR: (Marcos 10:27) Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. Cuando todo falla…. DIOS SIEMPRE PUEDE.