Nosotros siempre nos estamos quejando de que estamos mal, que estamos sumidos en la pobreza, quebrándonos la cabeza de cómo salir de las deudas, de cómo pudiéramos ser sanados, de cómo pudiéramos ser felices.
Cuando pasó el tsunami en Japón, todo había quedado en ruinas, la gente no tenía a donde ir, pero… había algo que les podía ayudar, era que Japón es un país muy próspero, tenían una esperanza, de que el estado no los iba a dejar abandonados. Como la mayoría no son cristianos, tenían la fe en un ser superior, en su gobierno, en los países amigos, etc. Que los iban a rescatar.
Así que te encuentras en la calle, sin tener a donde ir, ¿cómo nos viene la desgracia? y ¿por qué?
1 Pedro 5:10 “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.
Puede haber varias razones:
Para probarnos. Por nuestras malas decisiones. Para que Dios pueda ser glorificado. Para que nos arrepintamos y busquemos a Dios. Para ser más dóciles con el Señor. Para ser mejores personas. Para que podamos comprender al que sufre. Para que salgamos fortalecidos de la prueba
Vamos a estudia las primeras tres:
El caso de Job. Job 1:13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 14 y vino un mensajero a Job, y le: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. 16 Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 18 Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; 19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia.
Por nuestras malas decisiones
Lucas 15:15 “Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Para glorificar a Dios
Juan 11:3 Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
¿Es esta la voluntad de Dios, de que suframos?
No, Dios quiere que seamos felices, el no quiere que suframos, él quiere que tengamos madurez.
Hebreos 5:12 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido”.
El problema está en nuestra toma de decisiones, de nuestros errores, o en el caso de Job y Lázaro, son dos situaciones diferentes.
En el caso de Job, Dios quería demostrar que Job era un verdadero hijo, que podía soportar la prueba y que no renunciaría a Dios.
En el caso de Lázaro, es bien claro que simplemente sucedió, para que Dios fuera glorificado
Pero en el caso de Hijo Pródigo es diferente, Dios se lo permitió para que cambiara.
Veamos cómo reaccionó Job, el hijo prodigo y los discípulos de Jesús y las hermanas de Lázaro, y cómo podríamos hacerlo nosotros.
Job “Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”.
Job no acusó a Dios, ni se rebeló a él.
Veamos el caso de Job, por qué estaba en esta situación? ¿Había hecho algo mal, estaba pagando por un pecado? No, esto era únicamente el propósito de Dios de demostrar a Satanás que Job era un verdadero hijo de Dios.
El hijo Prodigo en la prueba reflexionó y se arrepintió y decidió volver a su padre (en esta caso nuestro padre es Dios). El Hijo Pródigo si había pecado, pero se volvió de su mal camino.
En el caso de los discípulos y de los familiares y amigos de Lázaro
Juan 11:21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Más también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. 28 Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.
Y cierre. Podemos concluir que el propósito de Dios no es que suframos, a Él le interesa que seamos perfeccionados, afirmados, fortalecidos y establecidos” como dice 1 Pedro 5:10
¿Cómo sacó Dios a Job de las ruinas y como te sacará a ti?¿Que es lo que tienes que hacer?
Juan 11:29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Así tenemos que hacer nosotros, arrepentirnos, levantarnos de prisa y venir a Jesús.
Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:
Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.