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Cuando la Abundancia Apaga la Gratitud. Una Lección del Corazón Humilde

En tiempos de necesidad, el corazón se vuelve más sensible a la presencia y provisión de Dios. Es más fácil reconocer que todo lo que tenemos viene de Él. Pero cuando llega la abundancia, cuando todo va bien, cuando no falta nada… es allí donde muchas veces olvidamos al Dador de los dones.

La Biblia nos advierte sobre esta frase. “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios… no sea que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios.”

Deuteronomio 8-11-14
La abundancia puede ser una bendición, pero también puede convertirse en una prueba silenciosa. En medio de la comodidad, el alma corre el riesgo de enfriarse. La gratitud comienza a desvanecerse y la autosuficiencia toma su lugar.

Por eso, el corazón humilde es aquel que, incluso en la prosperidad, reconoce su necesidad constante de Dios. Aquel que dice como el sabio en Proverbios:

“No me des pobreza ni riquezas; dame solo el pan necesario. Porque si tengo mucho, podría decir: ‘¿Y quién es el Señor?’”

Proverbios 30-8-9
Es importante recordar que la vida no se mide por lo que poseemos, sino por lo que somos delante de Dios. La gratitud genuina nace de un corazón que reconoce que cada día, cada respiro, cada bendición… viene de Él.

“Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”

Lucas 12-15
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces.Santiago 1-17-

No permitas que la abundancia apague tu gratitud. Que tu corazón se mantenga humilde y agradecido, no por la cantidad de lo que tienes, sino por la presencia del Dios que nunca te ha dejado.

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