Hay muchas maneras en que Dios responde a nuestras oraciones. Lo que tenemos que hacer es dejar esa parte al Señor y hacer nuestra parte que es orar a Él, clamar a Él y presentar nuestras necesidades.
En el último segmento estuvimos hablando acerca de que el Señor nos invita a dejar conocer nuestras necesidades al Señor en toda oración y ruego dice el apóstol Pablo. En vez de ponernos ansiosos y temer lo que tenemos que hacer es descargar nuestras necesidades al Señor y Él promete responder y contestar a nuestras peticiones.
Y por eso vemos que Marta y María le piden al Señor: ayúdanos, socórrenos en vez de quedarse ellas ahí en su crisis apelan a esa relación de amistad como nosotros debemos apelar a esa relación que tenemos preferencial en un sentido con Jesús por medio de Su sangre, por medio de que lo amamos a Él y creemos en Él, y lo adoramos y le servimos, y tenemos una relación sostenida con Él.
Nosotros debemos aprovechar eso no desperdiciarlo, sino pedir porque el Señor nos dice pedid y se os dará, es el Señor, la Palabra misma quien nos invita a pedir al Señor y orar a Él, y no desperdiciar ese recurso que tenemos en toda situación. Dice en toda oración y ruego, así dice el apóstol Pablo. Es decir en cualquier situación siempre la oración debe ser un recurso.
Nosotros debemos orar como respiramos siempre: en el carro, en el supermercado mientras estamos haciendo la compra, antes de comer, antes de acostarnos, cuando nos despertamos, en la mañana antes de salir al trabajo, cuando tenemos un problema grande, un problema pequeño nuestra vida debe ser un contínuo respirar en oración y presentar al Señor contínuamente toda necesidad y sazonar, y saturar todo aspecto de la vida con esa relación de diálogo contínuo con el Señor.
Entonces yo decía en el último programa: nuestra parte es someter nuestras peticiones al Señor y entonces descansar, y dejarlo a Él que responda como Él mejor quiere. Porque muchas veces Él tiene un plan que nosotros no entendemos, entonces muchas veces Él va a responder con silencio, con espera. Puede que sea con una luz roja diciendo no. Puede que sea con una luz amarilla diciendo: hey, poco a poco Yo voy a ir respondiendo tu necesidad. Puede que sea con una luz verde diciendo: ¿sabes qué? antes de que tú me pidieras ya Yo había comenzado a responder a esa oración que Yo sabía que tú me ibas a hacer.
Porque fíjense lo que pasa en esta parte. Dice que: «Oyéndolo Jesús» es decir que la oración de Marta y María llega al Trono de la Gracia, «Oyéndolo Jesús dijo: esta enfermedad no es para muerte sino para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Dice que llamaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro, pero aquí está algo interesante en el versículo 6 del capítulo 11 de Juan dice: «Cuando oyó que Lázaro estaba muerto se quedó dos días más donde estaba.»
Qué raro esto. El Señor escucha la petición de Marta y María donde le dicen que Lázaro está muy enfermo, que corra a verlo y entonces ese señor que se nos dice que ama a Lázaro, a Marta y a María, Jesús, en vez de correr inmediatamente a la ayuda de ellos dice que decidió quedarse dos días más en el lugar donde estaba como si no le importara en un sentido lo que le estaba sucediendo a Lázaro.
Yo creo que por eso es que Juan aclara y dice que amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. En otras palabras lo que Juan está diciendo aquí es: Jesús tenía un gran amor para estos hermanos y sin embargo antes de eso decidió quedarse 2 días más antes de acceder a la apremiante petición que ellos le estaban haciendo de socorro inmediato. ¿Qué está pasando en la mente de Jesús en este momento?.
Podemos ver esto tras bastidores a la luz de la Palabra. El Señor está como montando en el escenario para un gran milagro. Él quiere que mucha gente crea en Él, que la fé de muchos incluyendo nosotros dos mil años después leyendo este pasaje, la nuestra y de incontables generaciones que habrían de leer acerca de este incidente, nuestra fé creciera. Nuestro conocimiento teológico se ampliara, nuestro entendimiento de Él, Su poder, Su Gloria, Su amor, Su Señorío, Su forma compleja de obrar en los eventos humanos se enriqueciera.
Todo esto está en la mente de Jesús cuando Él decide quedarse dos días más. ¿Por qué dos días más?. Porque ese era el tiempo que se requería para que Lázaro muriera, que el proceso de descomposición del cuerpo en el calor del Medio Oriente tuviera su lugar, que pareciera como que ya no había ninguna esperanza y para que entonces el Señor pudiera efectuar un milagro de proporciones increíbles, la resurrección de un muerto y que Su Gloria, Su Señorío, Su poder, Su deidad entonces estuvieran en plena manifestación a todos los que fueran testigos de este gran milagro.
¿Qué está pasando aquí?. El Señor está estableciendo el escenario para demostrar Su Gloria. Y lo hace en un sentido, no voy a decir jugando porque esa palabra es muy leve pero sí permitiéndose ciertas libertades con los sentimientos de Marta y María y aún Lázaro que están diciendo: ven inmediatamente, coge el primer avión y llega lo más rápido que Tú puedas ¿no?.
¿No pasa así a veces en nuestras vidas?, que nosotros le pedimos al Señor algo y queremos una respuesta ¡ya!. Sin embargo el Señor se toma más tiempo de lo que nosotros esperábamos y uno entonces tiende a dudar de Él, tiende a cuestionar Su amor, tiende a cuestionar Su misericordia. Pero si nosotros pudiéramos ver tras bastidores como podemos nosotros en este caso porque tenemos beneficio el beneficio de la Escritura ¿qué podríamos ver quizás?, a Dios montando el escenario para algo mayor en nuestras vidas.
Y a veces lo que creemos que es una pérdida sin redención alguna es el escenario necesario para que nosotros podamos ver la Gloria de Dios manifestada en una forma mayor y entonces crecer espiritualmente y que Él pueda ser glorificado a través de nuestra necesidad y nuestra prueba. Dios es soberano, confiemos en Él y nunca dudemos de Su amor o Su misericordia.