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Cuando el caos abunda

Existen temporadas en nuestras vidas que no deseamos tener. Son los días en los cuales no encontramos solución, respuesta inmediata o salida. Tiempos de desorden donde hay inestabilidad, falta de paz y de gozo. En el ministerio, los pastores y líderes recibimos constantemente peticiones de oración por parte de los miembros de nuestras iglesias o de personas que ellos nos refieren. Estas peticiones incluyen orar por enfermedad, accidente laboral, rebeldía de hijos, problemas laborales, pérdida de bienes, de un ser querido, deudas, caos en el matrimonio, problemas interpersonales, legales, etcétera.

Es cierto que es más fácil encontrar felicidad y gozo en tiempos en los que todo marcha bien en nuestras vidas, pero en los tiempos de caos ¿qué hacemos? ¿cómo actuamos? ¿qué decimos? ¿nos quejamos? ¿tiramos la toalla? ¿huimos? ¿nos escondemos debajo de la mesa? ¿nos enojamos? ¿caemos en depresión? ¿sentimos ansiedad? ¿nos impacientamos? ¿frustración? El escritor Salomón describe los contrastes de la vida en Eclesiastés 3:1-8. Estos contrastes son definidos como tiempos o temporadas en la vida. Muchas de ellas no solo tienen que ver con la condición física, espiritual, y emocional de cada persona, sino también tienen que ver con el caos que existe en nuestra cultura y sociedad. El caos tenemos que entenderlo porque hay un propósito que Dios tiene y que nosotros no sabemos, que no conocemos, pero que Dios quiere que tú y yo entendamos.

Existen dos realidades, la visible y la invisible. La visible es la realidad en la que vivimos. Hay tiempos en los cuales hay que trabajar mucho, pero luego viene el verano, y es tiempo de vacaciones. Algunos están enfermos y quizás mañana estarán sanos. Y sabemos que la vida da vueltas constantes ¿verdad?. Algunas personas están marcadas por el éxito, y están en el tope de sus vidas. Pero quizás habrá temporadas en las cuales estarán al nivel del suelo y experimentarán el caos.

Salomón se pregunta en el versículo 9 ¿qué podemos hacer?. El tiempo se mueve constantemente hacia delante, pero ¿qué hacer cuando el caos abunda?. Y responde en el versículo 10 concluyendo: “No se puede hacer mucho. No hay nada que hacer cuando el tiempo se va”. Hoy estamos viviendo en una realidad visible y sabes el tiempo en el que vives. Pero Salomón al escribir estas palabras descubre que también hay una realidad invisible.

La realidad invisible es lo que no podemos percibir, pero es una realidad que existe. Por ejemplo, el tiempo perfecto de Dios. En este sentido, Dios ha determinado el orden de los tiempos y el lugar dónde debemos estar y vivir. ¿No es fascinante?. Piensa por un momento la etapa en la cual estás viviendo. Algunos no tienen trabajo, pero otros acaban de ser promovidos. Algunos tienen una relación muy buena con sus hijos y otros no. Algunos acaban de recibir la noticia que tienen una enfermedad. No hay error, todo es de acuerdo al tiempo perfecto de Dios. También debemos entender que el plan de Dios es perfecto. Y aunque exista el caos, tenemos a Dios que está en control. Dios nunca se equivoca en Sus planes. Y por último, Dios tiene un destino perfecto para nuestras vidas. Dios nos ha permitido entender que aunque exista un caos, ese caos es parte de un plan que el soberano está llevando a cabo, desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura.

¿Qué hacemos cuando el caos abunda?
1) Mide bien los días
Efesios 5:15 dice: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.

2) No temas
Salmo 46:2-3 dice: “Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”.

3) Confía en Dios
Salmo 23:1: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”.

4) Alégrate
Eclesiastés 3:12-13 dice: “Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y
hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el
bien de toda su labor”.

5) Mira hacia adelante
Eclesiastés 3:14–15: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no
se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de Él teman los hombres.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya y Dios restaura lo que pasó”.

Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, vida en abundancia”.

Fuente:
Pastor Humberto González/Texas

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